El mundo corre contrarreloj para alcanzar en 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el conjunto de metas globales establecido en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de erradicar la pobreza y promover la calidad de vida, dentro de las condiciones que ofrece el planeta y sin comprometer el futuro de las próximas generaciones. Y las ciencias básicas son esenciales para alcanzar estos objetivos según el francés Michel Spiro, de 76 años, presidente de la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (Iupap), organización que congrega a varias sociedades de física del mundo en aras del desarrollo del área y la cooperación entre científicos de diferentes países.
“Las investigaciones mediadas por la curiosidad constituyen la base de grandes avances tecnológicos que promueven la innovación en diversas áreas”, subraya, a la vez que menciona la producción de insulina humana sintética, fundamental para el tratamiento de las personas con diabetes, las vacunas contra el nuevo coronavirus y el descubrimiento del grafeno, que puede ser incorporado a otros materiales para hacerlos más resistentes. “Todas estas innovaciones surgieron de investigaciones sin finalidad inmediata”, sostiene.
Spiro se graduó como físico teórico en la Escuela Politécnica de París, en 1969. A lo largo de su carrera ha pasado por algunas de las principales instituciones de investigación de su país, entre ellas la Comisión Francesa de Energía Atómica y Energías Renovables (CEA) y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS). Fue presidente de la Sociedad Francesa de Física (SFP) y tuvo una participación importante en los estudios que condujeron al descubrimiento de los bosones vectoriales intermedios W y Z en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (Cern), que alberga el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo.
Desde el mes de junio, busca estimular a los científicos dedicados a la investigación básica para que muestren sus trabajos y expongan cómo pueden ayudar a alcanzar los ODS. Este esfuerzo forma parte del Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible, concebido por el propio físico y coordinado en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Esta iniciativa fue presentada en junio de 2022 y se extenderá hasta finales de 2023. El objetivo es promover encuentros entre investigadores, dirigentes políticos, responsables de políticas públicas, representantes de la sociedad civil y del sector privado para debatir la importancia de la ciencia basada en la curiosidad en la sostenibilidad del mundo y para apoyar su desarrollo. En la siguiente entrevista concedida a Pesquisa FAPESP, Spiro efectúa un balance de los debates celebrados en las reuniones realizadas hasta la fecha.
¿Tenemos suficiente ciencia básica para alcanzar los ODS?
No. Necesitamos invertir más. Es cierto que muchos países se han comprometido a destinar entre el 1 % y el 3 % de su Producto Interno Bruto [PIB] a la ciencia y la tecnología, pero, por lo visto, mucho siguen teniendo dificultades para cumplir sus propias metas de inversión en el área. Además, los gobiernos, en general, tienden a favorecer las actividades de investigación que ofrecen un beneficio tangible e inmediato, y consideran extravagantes los recursos destinados a las ciencias. No creo que esta sea una actitud muy sensata, sobre todo porque sabemos por experiencia que las investigaciones impulsadas por la curiosidad intelectual de los científicos constituyen la fuente del conocimiento que las futuras generaciones utilizarán para hacer frente a sus problemas.
¿Dónde están las principales deficiencias?
En todos los ODS, ya que están profundamente conectados entre sí. Por ejemplo, una de las metas consiste en garantizar modelos de producción y consumo sostenibles en todo el mundo para 2030. Esto significa que tenemos que desarrollar estrategias que nos permitan plasmar una gestión sostenible y un uso eficiente de los recursos naturales, para reducir la generación y el descarte de residuos. Nótese que, para ello, tenemos que aumentar sustancialmente la participación de las energías renovables en la matriz energética global. En otras palabras, las metas dependen unas de la otras.
¿Y de qué manera dependen de las ciencias básicas?
Una de las ideas subyacentes a los objetivos de desarrollo sostenible es lograr un modelo de economía circular, basado en la reutilización de los recursos naturales y en la reducción de los residuos. Para ello habrá que echar mano de estrategias que permitan eliminar la generación de carbono al máximo en el sector eléctrico. Esto depende de muchas innovaciones y esas innovaciones dependen de los conceptos y conocimientos producidos por las ciencias básicas, que no solo pueden ayudar a mejorar el rendimiento de las baterías y supercapacitores, sino también generar ideas completamente nuevas, capaces de ir más allá, creando nuevos paradigmas.
¿Puede darnos un ejemplo de una contribución importante de las ciencias básicas?
Uno de los ejemplos más destacados de los vínculos entre la investigación básica y los cambios socioeconómicos fue el transistor. El primer transistor apareció en el mercado a principios de la década de 1950, tras casi medio siglo de investigaciones básicas en laboratorios públicos. Esto abrió el camino para el desarrollo de los primeros chips. Desde entonces, la miniaturización de los circuitos integrados ha hecho posible la fabricación de dispositivos cada vez más pequeños, muchos de los cuales hoy en día se utilizan en la producción de alimentos, en la generación de energía limpia, en el desarrollo de medicamentos, vacunas, etc. Este es el tipo de contribución al que necesitamos apuntar.
¿Hay países más avanzados en ese sentido?
Corea del Sur, Israel, Estados Unidos, Japón y las naciones europeas están desempeñando un papel importante.
¿Qué están haciendo?
Parece que han comprendido la importancia estratégica de las ciencias básicas para el desarrollo y la competitividad de sus economías, el fortalecimiento de la defensa nacional y el mantenimiento de la salud y el bienestar de su población, y han incrementado la financiación destinada a los proyectos de esa naturaleza. Ahora pretendemos ir más allá y resaltar también la importancia de las ciencias básicas para el desarrollo sostenible. Es importante entender que estas investigaciones apuntan a responder preguntas fundamentales, que nos permiten avanzar y enfrentarnos a problemas concretos, aunque en parte solo servirán para ampliar el umbral del conocimiento. En cualquier caso, las ideas realmente revolucionarias requieren un largo tiempo de maduración. En los países en desarrollo parece que aún existen ciertas resistencias a este tipo de investigación, algo comprensible. Ante la escasez de recursos, es natural que los gobiernos pretendan favorecer los estudios que produzcan beneficios inmediatos y tangibles. Pero como ya lo he dicho, no me parece una decisión inteligente.
¿Cuáles son los objetivos del Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible?
A grandes rasgos, pretendemos destacar los vínculos existentes entre las ciencias y el desarrollo sostenible. Las ciencias básicas son impulsadas por la curiosidad y la investigación. Son la base de la educación y fuente de ideas y descubrimientos que pueden cambiar radicalmente nuestra comprensión de los conceptos científicos y generar paradigmas. Por lo tanto, son esenciales para el desarrollo sostenible inclusivo, capaz de reducir las desigualdades mundiales y promover el bienestar en un planeta saludable. Nos hemos propuesto convencer de esta visión a los líderes políticos, a los empresarios y a la sociedad en general.
¿Cuáles han sido hasta ahora los principales resultados obtenidos?
Hemos realizado conferencias en varios países tratando de promover el intercambio de ideas entre los científicos y el público interesado, para generar conciencia acerca del papel de las ciencias básicas en los esfuerzos para lograr las metas de desarrollo sostenible. La primera fue la ceremonia de apertura en la sede de la Unesco en París, en junio de 2022. Hubo varias rondas de debates en las que participaron científicos, jefes de Estado y representantes de gobiernos y del sector privado. También celebramos un gran evento en Vietnam y en Serbia, al que asistieron científicos de Europa Oriental, entre ellos, rusos y ucranianos. Tenemos previstas nuevas conferencias que se desarrollarán en Honduras y en Ruanda, aunque aún no se han definido las fechas.
Uno de los objetivos del Año Internacional es promover la educación y la formación científica. ¿Por qué son tan importantes para alcanzar los ODS?
Porque constituyen la base del progreso científico. No hay ciencia básica sin individuos capacitados y curiosos. Por eso es importante garantizar que los jóvenes y los niños tengan acceso a una educación científica de calidad tempranamente. Ello puede despertarles el apetito por la investigación y las carreras académicas. El aprendizaje del método científico en la escuela les enseñará la importancia del ensayo y error, de probar hipótesis y revisar sus certezas cuando surjan nuevas evidencias. Los niños aprenden a valorar la búsqueda de la verdad, lo que refuerza la lucha contra la propagación de la desinformación. Cualquiera sea la carrera que elijan seguir, pueden aplicar las competencias adquiridas en muchos aspectos de su vida.
¿Qué pueden hacer los científicos para colaborar en ese sentido?
Pueden participar en actividades educativas en las escuelas, por ejemplo, explicándoles a los niños y a los adolescentes lo que ellos estudian, la importancia de sus investigaciones, los impactos que estas pueden tener en la sociedad, incitando su curiosidad por el trabajo científico.
Es fácil identificar el rol de las ciencias básicas en la lucha contra el cambio climático, en el estímulo a la industrialización y el fomento de las innovaciones, pero ¿cómo se las puede utilizar para alcanzar objetivos tales como la promoción de la paz y la profundización de los vínculos entre los países?
Mediante las colaboraciones en investigación y la diplomacia científica. Hemos hecho hincapié en la importancia del apoyo a la investigación inclusiva, que implica la participación efectiva de mujeres científicas y otras minorías, así como las iniciativas que promuevan el intercambio de investigadores. Es fundamental que la ciencia cuente con un financiamiento adecuado y que los investigadores tengan la oportunidad de colaborar con colegas de otras instituciones y países, para estimular el diálogo intercultural y la cooperación pacífica entre los pueblos.
¿Y cómo pueden ayudar las ciencias básicas a promover sociedades más inclusivas y la igualdad de género?
La inclusión femenina en los esfuerzos de investigación básica es uno de los mensajes principales que intentamos transmitir en las conferencias que venimos realizando en todo el mundo en los últimos meses. La propia Iupap lleva algunos años esforzándose para estimular la participación de las mujeres en la física. Creo que conectar las ciencias básicas con el desarrollo sostenible es una forma de hacerla más inclusiva, y viceversa. Más diversidad en la ciencia significa que haya más personas pensando los problemas que tenemos y cómo enfrentarlos.
¿La pandemia ha conseguido alertar a los líderes políticos sobre los riesgos de priorizar la financiación de la ciencia aplicada en detrimento de la ciencia básica?
Las ciencias básicas han sido y siguen siendo claves en la lucha contra el nuevo coronavirus. Poca gente se da cuenta de esto, pero han sido las ciencias básicas las que nos permitieron entender los mecanismos de acción de este patógeno y desarrollar inmunógenos en un tiempo récord. Pero no creo que esto haya logrado cambiar la percepción de algunos líderes políticos al respecto de la importancia de las ciencias básicas para hacer frente a problemas globales complejos, especialmente en el contexto actual de crisis económica y guerras.
¿Qué están haciendo los científicos que trabajan en disciplinas básicas y qué podrían hacer mejor para que sus trabajos puedan desempeñar un papel más relevante en los esfuerzos por lograr un futuro sostenible?
El modelo business as usual ya no es una opción. Es decir, ya no alcanza con investigar y publicar artículos científicos. Todo investigador, a través de la institución en la que se desempeña, especialmente cuando cuenta con financiación pública, debe esforzarse para conectarse con la sociedad y participar en iniciativas educativas, en la promoción de la equidad de género, en la defensa del medio ambiente. Tienen que comprometerse más con los procesos de decisión globales y ayudar a los responsables de tomar decisiones a elaborar políticas más eficaces.
¿Cómo puede mejorar el uso de las ciencias básicas la adopción de prácticas de ciencia abierta para alcanzar los ODS?El conocimiento científico debe entenderse como un bien universal, esencial para que el mundo pueda hacer frente a los problemas en común. En este sentido, la ciencia abierta es fundamental para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, ya que es de suma importancia para divulgar los resultados de la ciencia básica. Está claro que esta perspectiva puede contraponerse a los intereses particulares de algunos países, que consideran a esta información como algo estratégico para su desarrollo y competitividad, sobre todo en un contexto de crecimiento de las tendencias nacionalistas y proteccionistas. Lo cierto es que el mundo se enfrenta a problemas urgentes y complejos y, para enfrentarlos, necesitamos promover la colaboración y el intercambio de datos. En este sentido, la ciencia abierta le aporta mayor transparencia a la investigación y puede ayudar a reducir la brecha de conocimiento entre las naciones y promover la colaboración científica internacional.
¿Cuál es la postura al respecto de los países en desarrollo, como Brasil?
Brasil tiene una larga trayectoria de investigación en ciencia básica. Espero que esto siga así y que el nuevo gobierno electo vuelva a enfocarse en el desarrollo sostenible.