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Ciencia

Mordeduras de madre

Las pirañas no son tan agresivas como se creía hasta ahora y en general atacan en defensa de su prole

Luego de ver Piraña, una película de terror estadounidense lanzada en 1978, resulta fácil dejarse dominar por el miedo de nadar, aun en las tranquilas aguas del Tietê, el mayor río paulista, que a menos de 200 kilómetros de la capital de estado de São Paulo deja de estar contaminado y vuelve a ser habitando por peces. En el cine, las voraces pirañas, con sus dientes triangulares y puntiagudos, devoran a los desprevenidos bañistas, y en cuestión de minutos el agua se tiñe de sangre. Es imposible no pensar en el riesgo de ser la siguiente víctima, tan pronto como metamos nuestros pies en el río.

Sin embargo, estudios recientes muestran que esa imagen de devoradora sanguinaria es a todas luces infundada. Vidal Haddad Junior, médico dermatólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Botucatú, analizó los ataques de pirañas a bañistas del interior de São Paulo, y en colaboración con el zoólogo Ivan Sazima, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), arribó a algunas conclusiones que echan por tierra los prejuicios contra esos peces carnívoros de cuerpo oval y achatado, que viven únicamente en Sudamérica.

Y, pese a que se están propagando por los ríos del estado paulista, debe saberse que generalmente atacan para defender a su prole (huevos y larvas), y sus mordeduras no causan grandes heridas. Los casos estudiados hasta ahora dan muestras de que asestan tan solo una mordedura en la pierna o en el pie -la herida sangra, pero la extremidad continúa entera. Hasta ahora no ha habido registros confiables que atestigüen la muerte de alguna persona ocasionada por un ataque de pirañas. De cualquier manera, siempre es bueno permanecer apartado de ellas.

Una fama injusta
El interés de Haddad por los accidentes provocados por animales acuáticos se suscitó hace diez años, cuando se dio cuenta de que poco era lo que se sabía acerca de cómo cuidar las heridas que estos contratiempos provocaban. Recién después de publicar el Atlas de animais aquáticos perigosos do Brasil: Guia médico de identificação e tratamento [Atlas de los animales acuáticos peligrosos de Brasil: Guía médica de identificación y tratamiento] (160 páginas, Editora Roca) en 2000, en donde se caracterizan principalmente a las especies marítimas, como los erizos y aguas vivas, Haddad empezó a dedicarse a las de agua dulce y logró demostrar que las embestidas de las pirañas eran menos graves de lo que se suponía hasta entonces.

En marzo y abril de 2002, Haddad fue a Santa Cruz da Conceição, un pueblo de 3.500 habitantes ubicado a 200 kilómetros de la capital paulista, para investigar los ataques de las pirañas a bañistas que aprovechaban los domingos para divertirse en las playas de aguas calmas y poco profundas a orillas del río Mogi-Guaçu. Durante cinco domingos, en un puesto de salud lindante a la playa, Haddad atendió a 38 personas que habían sido mordidas por estos peces mientras nadaban.

En general, quienes llegaban al centro de salud lo hacían con una sola herida de unos 2 centímetros de diámetro -el mismo de la mandíbula de la piraña-, en forma de cráter. Sangraba bastante y por tal motivo los bañistas se impresionaban, lo que con seguridad ha contribuido a alimentar el mito de la ferocidad de estos peces. Pero no hubo un solo caso fatal. La mitad de las personas heridas sufrió ataques en las piernas, y otro 40% en el pie, cerca del talón.

Tan solo un bañista fue herido en el brazo y otros tres en la mano. De las 38 personas mordidas, cinco debieron ser trasladadas a Leme, la localidad vecina, pues presentaban hemorragias más intensas, y solamente a una hubo que amputarle un dedo. El mayor número de accidentes (16) ocurrió precisamente durante el fin de semana que más bañistas se metieron al agua. En general, el tratamiento prescrito es bastante sencillo e incluye la limpieza de la herida durante diez minutos aproximadamente con agua y jabón para eliminar la posibilidad de contaminación con bacterias. En caso de mordeduras más profundas, se recomienda aplicar la vacuna antitetánica.

La señal de alerta
“Las heridas causadas por pirañas son de menor gravedad que las picaduras provocadas por el aguijón de peces como el mandi o la raya”, dice Haddad. El investigador también es biólogo, y ha logrado identificar a la especie que rondaba las aguas de Santa Cruz da Conceição: la piraña pequeña, piraña dulce o palometa (Serrasalmus spilopleuraSerrasalmus maculatus). Común en todo Brasil, esta especie, cuando es joven, tiene la cola amarilla con una raya negra, el torso entre plateado y dorado y el vientre amarillento, cubierto de manchas oscuras. A la edad adulta su cuerpo se vuelve gris oscuro, y llega a medir hasta 26 centímetros de longitud. Pero restaba saber por qué la Serrasalmus spilopleura -hoy en día común en las playas que se formaron a lo largo del río Tietê luego de la construcción de represas- estaba atacando a la gente.

La respuesta llegó poco tiempo después, cuando Haddad conoció a Ivan Sazima, experto en comportamiento de los peces, quien desde la década de 1980 estudia los hábitos de las pirañas como parte de un proyecto temático coordinado por Marcio Roberto Costa Martins, del Instituto de Biociencias da Universidad de São Paulo (USP). Sazima había investigado anteriormente la fama de devoradores de gente atribuida a estos peces por los relatos de tres casos que daban cuenta de que cuerpos humanos habían sido encontrados con mordeduras e incluso enteramente descarnados por pirañas. Sin embargo, en todos ellos las personas había muerto ahogadas o por infarto antes de ser atacadas por los peces.

Luego de un año de visitas a Santa Cruz da Conceição, los investigadores lograron asociar las características de las heridas con las del ambiente en que ocurrieron. La playa de la localidad, de apenas 300 metros de extensión, está ubicada en un tramo de aguas calmas del río Mogi-Guaçu donde proliferan los jacintos de agua o “aguapés” (Eichhornia crassipes), plantas acuáticas flotantes de hojas redondeadas de color verde oscuro y flores lilas.

No fue difícil establecer la relación. En 1985, Sazima había descubierto que la Serrasalmus spilopleura deposita sus huevos cerca o en medio de las raíces de los jacintos, que más tarde servirán de guarida y de alimento para las crías. Otros estudios también mostraban que, para proteger a la prole, el macho o la hembra de esa especie atacan a los posibles predadores de las crías con una mordedura de advertencia. “Es solo un recado de alerta”, dice Sazima, coautor con Haddad del artículo sobre los ataques de Santa Cruz da Conceição, publicado al final del año pasado en la revista Wilderness and Environmental Medicine. “Las pirañas están advirtiéndole al predador: apártese del nido”, afirma el zoólogo del Unicamp.

La S. spilopleura es poco agresiva y en general es un animal solitario, que se alimenta de pequeños fragmentos de aletas y músculos de otros peces. Al margen de comer insectos, crustáceos y estos de aves, ranas y serpientes, las palometas suelen robarles las carnadas a los pescadores, en ocasiones llevándose consigo la línea, el anzuelo y la carnada de una sola mordida. De acuerdo con Sazima, solamente en casos extremos una persona correría riesgo de ser devorada -por ejemplo, si entrase con una herida sangrante en un tramo de río aislado por la sequía y con cardúmenes de pirañas, o en una fracción de un río en la cual se arrojan residuos provenientes de mataderos. De cualquier modo, lo más probable es que el ataque fatal fuese provocado por otra especie, que es mayor y más robusta: la Pygocentrus nattereri o piraña roja, cuyo vientre rojizo le ha valido también el nombre de piraña cajú, y que nada en cardúmenes mayores.

Los ataques de palometas contra los bañistas, antes poco comunes en el estado de São Paulo, se han vuelto frecuentes en los últimos cinco años. Los investigadores atribuyen estos episodios a la suma de una serie de factores. Uno de los más importantes tiene que ver con las represas construidas sobre los ríos paulistas para la navegación, la producción de energía eléctrica y el suministro hídrico de las ciudades, que originan remansos -lugares favorables a la procreación de peces y a la proliferación de jacintos, donde las pirañas depositan sus huevos-, y playas. Asimismo, el ciclo de reproducción de las pirañas coincide con el verano, estación en que aumenta la frecuencia de bañistas en las playas de río.

Las rayas en los ríos
Luego de los ataques registrados en Santa Cruz da Conceição, Haddad constató en forma personal aproximadamente otros cien accidentes ocasionados por mordeduras de palometas en los municipios de Iacanga e Itapuí, cerca de Baurú, en la región noroeste de São Paulo. En cada una de esas localidades, bañadas por las aguas del río Tietê, el investigador de la Unesp observó 50 ataques contra bañistas en tan solo dos fines de semana. Haddad y Sazima advierten sobre el riesgo de otro tipo de accidentes, mucho más grave: se refieren a las picaduras provocadas por el aguijón de rayas de agua dulce del género Potamotrygon. Las rayas, peces cartilaginosos emparentados con los tiburones, tienen cuerpo en forma un disco, y pueden medir hasta 50 centímetros de diámetro. Su cola tiene un aguijón óseo en forma de sierra, rodeado de glándulas productoras de un potente veneno que provoca la muerte de los tejidos.

Las rayas migraron hace 20 millones de años desde la región Amazónica hacia los ríos del interior del país. Los investigadores creen que la construcción de diques y represas, como la de Itaipú, favoreció la proliferación y la migración de rayas, lo que permitió que llegasen al río Paraná. Haddad, que el año pasado detalló el tratamiento de heridas provocadas por rayas en el libro Animais peçonhentos no Brasil: Biologia, clínica e terapêutica dos acidentes [Animales ponzoñosos de Brasil: Biología, clínica y tratamiento en caso de accidentes] (468 páginas, Editora Sarvier), ha escuchado relatos de pescadores sobre la captura de rayas en Ilha Solteira, cerca de la región en que el río Tietê vierte sus aguas en el Paraná. “En pocos años”, dice Haddad, “las rayas pueden volverse comunes en los ríos paulistas.”

El Proyecto
Historia Natural, Ecología y Evolución de Vertebrados Brasileños
Modalidad
Proyecto Temático
Coordinador
Marcio Roberto Costa Martins – Universidad de São Paulo
Inversión
R$ 851.027,74

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