De acuerdo con un estudio ecabezado por el sociólogo Jacob Foster, docente de la Universidad de California en Los Ángeles, la presión para que publiquen artículos científicos permanentemente podría desalentar en los científicos la búsqueda de avances innovadores en cuanto al conocimiento. Él y sus colaboradores generaron un banco de datos con más de 6,4 millones de artículos científicos de las áreas de química y biomedicina publicados entre 1934 y 2008. En primer lugar, analizaron si esas comunicaciones versaban sobre tópicos de investigación consagrados o si planteaban conexiones originales. Luego, relacionaron las publicaciones con retribuciones tales como citas en otros artículos y evaluaron si sus autores recibieron reconocimiento mediante galardones académicos. Y constataron que el 60% de los artículos no creaban nuevas conexiones, una señal de que generaron poca innovación. Con base en su análisis de las retribuciones, el grupo se percató de que los investigadores que solamente respondieron a planteos preestablecidos se congraciaron al ver sus resultados publicados, un requisito para progresar en su carrera. En tanto, los científicos que formularon planteos originales e intentaron instaurar nuevos eslabones en la producción de conocimiento afrontaron dificultades para publicar un gran volumen de artículos. No obstante, cuando lo consiguieron, obtuvieron mayor recompensa en cuanto a citas. Los autores sugieren que las universidades deben estimular a sus investigadores para que asuman más riesgos, disociando la seguridad del empleo de los indicadores de productividad. Y notaron que un abordaje similar resultó muy exitoso a mediados del siglo XX en Bell Labs, donde los científicos podían trabajar sin tener que ser evaluados en un mismo proyecto durante varios años.
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