Dentro de dos años el mercado externo solo aceptará frutas producidas en régimen de producción con un certificado de calidad que garantice los estándares mínimos exigidos mundialmente, como ya está ocurriendo hace ya algún tiempo con la uva y el mango. Ahora le llegó el turno a las naranjas. La Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) está iniciando el Proyecto Estratégico de Producción Integrada de Cítricos de Brasil (PIFCitros), preparado con el objetivo de apoyar y revitalizar el negocio brasileño de cítricos para exportación, que gira anualmente en torno a 1,5 mil millones de dólares. Su implementación va a beneficiar directamente, en una primera fase, a 30 mil citricultores de los estado de São Paulo, Sergipe y Bahía, responsables por el 70% de la producción del país. El proyecto abarcará un área equivalente a 10 mil hectáreas en los tres estados. La Embrapa evalúa que, en un futuro próximo, la actividad presentará riesgo de pérdida de mercado, en razón de la creciente exigencia del consumidor internacional por certificados que acrediten la garantía de calidad ambiental. El PIFCitros prevé una inversión total de 6,7 millones de reales, siendo de estos 4,7 millones provenientes del Ministerio de Agricultura y Abastecimiento, en forma de becas, y 2 millones de reales de contrapartida de la iniciativa privada. Aderaldo de Souza Silva, investigador de la Embrapa Medio Ambiente y líder en el proyecto por la estatal, dice que el trabajo servirá de apoyo para los productores de naranjas en la obtención de estándares de producción ambientalmente correctos. “El sistema de Manejo de la Producción Integrada es la garantía de una producción de alimentos segura para la salud de los consumidores y asociada a la elevación de la competitividad de las empresas”, afirma. Además de equipos de la Embrapa y de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), el proyecto cuenta con la participación de la Coopercitrus, Fundecitrus y de la Estación Experimental de Citricultura de Bebedouro, entre otros.
Republicar