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Informática

Negocio oportuno

Empresas crean centros en Brasil para desarrollar software y aplicativos destinados al mercado mundial

Mano de obra calificada, flexibilidad para trabajar en equipo y huso horario compatible con el mercado estadounidense, el principal del mundo, son algunas características que han atraído a Brasil centros de competencia, unidades regionales de multinacionales responsables del desarrollo de software y otros aplicativos que son distribuidos a toda la corporación. Las grandes empresas están enviando masivamente proyectos a los países en desarrollo, lo que crea una enorme oportunidad para lugares como Brasil, poseedor de buena mano de obra en tecnología e ingeniería, dice Cesar Gon, presidente de la Ci&T Software. La empresa de Campinas, en el interior paulista, actúa en el área de consultoría y desarrollo de aplicaciones y tiene una estructura global de prestación de servicios que incluye seis unidades en Brasil, una subsidiaria en Estados Unidos y una oficina en Londres, en Inglaterra.

En abril, la Ci&T fue escogida por la revista estadounidense Fortune entre las diez empresas rising stars, o aquellas compañías que están en ascenso en el mercado mundial de outsourcing, actividad del área de tecnología de la información (TI) que produce soluciones de software para otras empresas. La investigación The Global Outsourcing 100 fue realizada en alianza con la Asociación Internacional de Profesionales en Outsourcing (IAOP en la sigla en inglés).

Las perspectivas brasileñas en el mercado de software internacional es conseguir 5 mil millones de dólares en ventas externas en el 2010, generando 100 mil nuevos empleos, en un mercado mundial estimado en 100 mil millones de dólares, según la Asociación Brasileña de las Empresas de Software y Servicios para Exportación (Brasscom), con sede en Río de Janeiro. Un salto significativo en relación a los 800 millones de dólares contabilizados como exportaciones brasileñas de software el año pasado. La India debe quedar con 60 mil millones de dólares del total en 2010 y los otros 40 mil millones de dólares restantes serán distribuidos entre países como China, Rusia, Malasia, México y Brasil, dice Ricardo Saur, director de la Brasscom. En la peor de las hipótesis, conseguiremos quedar con 5%, completa.

Capacitación continua
En la evaluación de Geraldo Gomes, gerente mayor del Centro de Desarrollo de Software de la Dell, Porto Alegre, Río Grande do Sul, para alcanzar esa meta es necesario primero decidir algunos obstáculos, como el dominio del inglés entre analistas y técnicos, además del entrenamiento continuo para acompañar los cambios tecnológicos.

Una investigación hecha por la Ci&T Software sobre los centros de competencia en tecnología de la información en Brasil señaló otro problema más serio, que dificulta la venta de la TI nacional para las matrices de las multinacionales: el no cumplimiento de los plazos. Ese factor fue citado repetidamente como negativo por la matriz de las corporaciones. El análisis fue realizado  con ejecutivos del primer escalón del área de tecnología de la información, representantes de 46 empresas estadounidenses y europeas, todas con presencia significativa en Brasil. De esas, 20 tienen centros de competencia en TI en Estados Unidos, nueve en Brasil, mientras Francia, Inglaterra, Alemania e India poseen, cada uno, siete centros.

Tenemos que buscar nuestro espacio, porque hoy los indios ya no consiguen atender al mercado mundial, dice Gomes. La India lidera ese mercado desde la mitad de la década de 1990, cuando las empresas comenzaron a disminuir las áreas de TI y a pasar para las compañías especialistas toda la parte de desarrollo, mantenimiento y soporte de aplicaciones. Inicialmente, esa actividad realizada por terceros, llamada como outsourcing, quedaba circunscripta al propio país donde las empresas tenían las sedes. Con el pasar del tiempo, la tercerización sobrepasó las fronteras entre los países, apalancada por el movimiento indiano, y quedó conocida como offshoring. Los principales atractivos para que eso ocurriese fueron la capacitación técnica y la mano de obra mucho más barata de lo que en los países desarrollados, dice Gon, de la Ci&T.

Que la India va a continuar liderando el mercado por muchos años es el consenso entre los especialistas consultados. Pero existe un movimiento, aún tímido, que cuenta con la participación del gobierno, de entidades representativas de los exportadores y productores de software y de empresas para que Brasil alcance un otro nivel en el sector de tecnología de la información. Existe una demanda en Estados Unidos aunque no atendida y, a nuestro favor, tenemos ventajas culturales y de  huso horario en relación a la India y al restante del Asia, dice Gomes. La Ley de Informática es citada por el ejecutivo como uno de los atractivos para que las grandes empresas creen los centros de desarrollo de software en Brasil. Por la ley, la empresa tiene beneficios fiscales con la producción local, pero debe invertir cerca del 2,5% de su ingreso bruto en investigación y desarrollo en el país. Él destaca sin embargo,  que sin mano de obra calificada el emprendimiento no se mantiene. Cuando las empresas descubren que el país tiene mano de obra de punta, y ese es uno de los puntos fuertes de aquí, acaban invirtiendo más de lo que pensaban inicialmente?, dice.

El centro de la Dell comenzó con proyectos piloto de desarrollo de softwares en alianza con la Pontificia Universidad Católica (PUC) en Porto Alegre, en Río Grande do Sul. Fuimos la primera empresa en instalarse en el Parque Científico y Tecnológico de la universidad en 2002, dice el ejecutivo. Hoy el TecnoPUC cuenta con 31 empresas y entidades instaladas. Además de la Dell, son empresas anclas la HP, la Sonae y la Microsoft. El centro brasileño produce software para uso global de la Dell. Es un gran exportador de software y acaba trayendo problemas bien complejos para la universidad, dic Gomes. Entre los aplicativos desarrollados en el centro de la Dell se encuentran los de soporte para el área financiera y aquellos para los procesos de venta, como la tienda en -línea de la América Latina, desarrollada y mantenida en Porto Alegre, y los call centers, además del soporte para las herramientas exigidas en la ingeniería de productos. El centro del Brasil fue el primero de la Dell en operar fuera de Estados Unidos. Después de ese grupo operacional, otros dos fueron instalados en la India, en Bangalore y Hyderabad, en Rusia, en São Petersburgo, y el más reciente en Malasia. Nuestro foco son los sistemas globales, como un software para recursos humanos que involucra 80 mil usuarios, dice Gomes.

Mercado estratégico
La gigante estadounidense de computadoras se instaló en Brasil en 1999, en Eldorado del Sur (RS). El 14 de mayo de este año inauguró una segunda fábrica en Hortolandia, en el interior paulista, que va a concentrar las líneas de montaje de la empresa, reduciendo sus costos de logística. La Dell genera 1.200 empleos directos y 600 indirectos en Brasil, un mercado considerado estratégico para la empresa, al lado de la India y de la China. Cerca del 95% del mercado de TI brasileño y de desarrollo interno, dice Gomes. Mientras que el mercado internacional crece un 6% al año, Brasileño aumenta de 18% a 20%. Eso ocurre porque es una economía bastante activa, que aún está en proceso de informatización, dice José Antonio Antonioni, coordinador-general de la Asociación para la Promoción de la Excelencia del Software Brasileño (Softex), entidad con sede en Campinas.

El Brasil es un mercado de 12 mil millones de dólares, muy atractivo para las empresas multinacionales, destaca Antonioni. Por cuenta de eso, muchas de ellas acaban estableciendo centros de desarrollo en el país para atender tanto el mercado interno como el externo. El grupo portugués Sonae, uno de los mayores del sector de distribución y de supermercados y tiendas de Europa, creó la Tlantic Sistemas de Información, también instalada en el TecnoPUC de Porto Alegre, para desarrollar softwares para empresas del grupo diseminadas por Europa.

La estrategia de las multinacionales al instalar esos centros en las filiales es la búsqueda por la mejora de los servicios de TI. Ocurre que, como la gestión de tecnología no es la actividad central de esas empresas, parte del servicio acaba siendo tercerizado por suministradores locales. Johnson& Johnson, que escogió Brasil, dentro de la América Latina, para desarrollar productos con calidad y precios más competitivos destinados al mercado estadounidense y canadiense, es una de las empresas que recurren a aliados como la Ci&T Software. Inaugurado en enero de 2005, el centro brasileño de São José dos Campos, en el interior paulista, llamado captive center (centro cautivo), cuenta con 128 funcionarios, 44 contratados y 84 prestadores de servicios para desarrollo y mantenimiento de aplicaciones utilizadas por las filiales y matriz..

De ocho sistemas en 2005, el centro administra 35 aplicaciones actualmente. De los 46 portales iniciales en internet, llegó a 180 administrados por aquí. Del volumen que producimos mensualmente, 2% va para Latinoamérica  y 98% tiene como destino la Johnson en Estados Unidos y en Canadá, dice Argemiro Leite, el CIO, o chief information officer, que es el profesional responsable por el captive center  de la J&J. Además de la unidad de servicios de TI del Brasil, la empresa trabaja para la implementación de otras unidades, siendo la próxima en Asia, posiblemente en la India. Desde mi punto de vista, el centro brasileño es el más fuerte de todos, analiza Leite.

Base industrial
Anticipándose al movimiento de las multinacionales de instalar centros de competencia en sus filiales, Motorola, empresa de hardware y software para comunicación, suministradora de productos y soluciones de movilidad en las áreas de banda ancha, sistemas integrados y redes sin hilo, con ventas de 42,9 mil millones de dólares en 2006, inició en 1997 su Programa de Desarrollo Tecnológico en Brasil. Un año antes, en 1996, la empresa decidió hacer del Brasil su base industrial en la América del Sur. Para eso, construyó el campus industrial y tecnológico en el municipio de Jaguariúna, en el interior paulista, donde son producidos celulares, equipamientos digitales de comunicación móvil y radios bi-direccionales. Hoy, la empresa, que cuenta con cerca de 900 ingenieros trabajando en el área de investigación y desarrollo en la propia Motorola e instituciones aliadas, es la mayor exportadora de bienes de tecnología de la información del país, totalizando más de 5 mil millones de dólares desde el inicio de las operaciones en 1997. Brasil está entre los cuatro países de interés para la compañía en el mundo, conjuntamente con Rusia, la India y China.

Además de las exportaciones hechas por los centros de las multinacionales, existen varias empresas brasileñas que están emprendiendo acciones para exportar software, dice Antonioni, de Softex. En el rastro de las grandes compañías están, principalmente, pequeñas empresas de consultoría y de desarrollo de aplicaciones que crecieron en ese mercado en los últimos años, como es el caso de la Ci&T Software. La empresa obtuvo 8,8 millones de reales de su facturación de 40 millones de reales registrados el año pasado con el desarrollo de soluciones tecnológicas exportadas para diez clientes de Estados Unidos. Creada por tres jóvenes graduados en ingeniería de la computación en la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), la empresa revela una trayectoria de crecimiento de cerca de 40% al año desde  su fundación  hace 12 años.  El primer contrato, por valor de 50 mil reales, fue cerrado con la IBM en 1995 para administrar redes de telecomunicaciones. Hoy la empresa cuenta con 500 profesionales.

El detalle sorprendente en ese caso es que la Ci&T sólo comenzó a exportar hace tres años, cuando alcanzó, en una escala de 5, el nivel 3, de madurez CMMI (capability maturity model integration), el más respetado patrón de calidad de software en el mundo. En abril de este año obtuvo la certificación en el nivel 5 para toda la empresa, resultado de una inversión de 1 millón de dólares en entrenamiento de personal y la adecuación de procesos durante cuatro años. La certificación es uno de los caminos señalados por Cesar Gon, presidente y uno de los socios de la empresa, para las empresas que quieren participar en los procesos internacionales de venta de soluciones de tecnología de la información. Es necesario también tener unidades fuera del Brasil, próximas del mercado que va a comprar ese tipo de oferta, principalmente en Estados Unidos, en Europa y en el Japón, los tres grandes mercados internacionales, dice Gon.

Vender al mercado externo era la meta de la empresa desde el inicio. Por más insensato que pareciese en aquella época, esa era nuestra ambición, y trabajamos mucho para que ella se convirtiese en realidad, dice Gon. La oportunidad concreta surgió con el movimiento de tercerización internacional de servicios de TI en el final de la década de 1990. La estrategia de exportación comenzó con un aporte de capital del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social Participaciones (BNDESPar). Hoy los tres socios originales poseen un 85% de las acciones de capital cerrado, y el banco gubernamental, los 15% restantes. Ser una empresa exportadora de TI es muy diferente de ser una fabricante de equipamientos, dice Gon. Lo que nos da una ventaja competitiva en la exportación son nuestros profesionales, con una sólida formación académica. Profesionales en sintonía con las novedades del área de TI serán necesarios para que el país consiga crecer en el ritmo imaginado por los especialistas del sector. Para alcanzar la meta de exportar 5 mil millones de dólares en 2010, ellos estiman la creación de cerca de 100 mil nuevos empleos.

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