El año pasado, Bárbara Gomes, alumna del último año de ingeniería de la producción en la Universidad Federal de São João del-Rei (UFSJ), en el estado de Minas Gerais, creó junto a sus compañeras el proyecto Mujeres en Ingeniería, que involucró a más de 100 alumnas de una escuela estadual de enseñanza media de esa ciudad en la construcción del prototipo de un coche para competir en la fórmula SAE, una competencia de vehículos eléctricos desarrollados por estudiantes universitarios y promovida por la Sociedad de Ingenieros de la Movilidad (SAE). “Cuando era niña, no me gustaban demasiado las muñecas y siempre me interesó la matemática. La decantación por ingeniería resultó inevitable”, relata Bárbara Gomes. A los 23 años, la universitaria está convencida de que la escasa participación de mujeres en carreras científicas y tecnológicas ocurre por falta de estímulos desde la educación básica. “Crecemos escuchando aquél cliché que plantea que las nenas no son buenas en razonamiento lógico”, comenta.
El proyecto de São João del-Rei fue uno de los contemplados para el concurso Ellas en Exactas, un llamado a la presentación de propuestas lanzado en 2015 por el Instituto Unibanco, el Fondo ELAS y la Fundación Carlos Chagas, con el objetivo de financiar iniciativas que reduzcan el impacto de la desigualdad de género en las elecciones profesionales de las estudiantes. Los 10 proyectos elegidos entre más de 170 inscriptos ya están terminados y se hicieron acreedores, cada uno, a una subvención de 30 mil reales.
Las propuestas fueron remitidas por grupos de mujeres, colectivos feministas, grupos de investigación, asociaciones de padres y maestros y otras organizaciones, en colaboración con escuelas públicas de enseñanza media. Una de las exigencias del concurso era que los proyectos involucrasen a la comunidad escolar. “En la educación pública hay una enorme diferencia entre chicos y chicas cuando se trata de ciencias exactas”, dice la politóloga Kelly Kotlinski Verdade, conocida como K. K. Verdade, coordinadora ejecutiva del Fondo Elas, patrocinado por empresas como Chevron, y fundaciones de Brasil y del exterior, como es el caso de la Fundación Ford. Ella menciona como ejemplo la última edición del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (Pisa), según el cual, las chicas presentaron un desempeño peor que los chicos en asignaturas tales como química, física y matemática. “Esto se ve reflejado en la investigación científica. En esas áreas, el porcentaje de mujeres ya es bajo en las carreras universitarias de grado y tiende a caer aún más durante el posgrado y la carrera docente”, dice K. K. Verdade.
Datos divulgados a principio de año por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) revelan que la participación de las mujeres no pasa del 30% de las becas financiadas por el organismo en las áreas de ciencias exactas y de la Tierra, ingenierías y computación. En São Paulo, un estudio de la FAPESP apunta que, aunque la cantidad de remisiones de proyectos de investigadoras casi se duplicó entre 2000 y 2016, el menor índice de participación femenina se registra en las ciencias exactas y en las ingenierías.
El 24 de octubre se lanzó un nuevo llamado a concurso del Ellas en Exactas, que recibirá proyectos hasta el 28 de noviembre. “Con esto no pretendemos presionar para que todas las muchachas elijan estudiar ciencias exactas, sino tan sólo que ellas sepan que las mismas son una opción viable”, aclara la politóloga. De acuerdo con los organizadores, los proyectos involucraron a más de mil alumnas de la enseñanza media. Aunque esa cifra es limitada, la organización estima que más de 12 mil personas, entre familiares y amigos, se vieron implicados en forma indirecta en las iniciativas fomentadas por el concurso.
En São João del-Rei, la intención del proyecto Mujeres en Ingeniería fue dar a conocer el ambiente de investigación a las alumnas de la enseñanza media. Los 30 mil reales que reparte el concurso se destinaron a la compra de materiales, tales como cilindros de acero, fibra de vidrio y gas para soldadura. Las actividades prácticas ayudaron a desmitificar el universo de la ingeniería. “Las chicas aprenden a soldar aleaciones metálicas, además de estudiar las etapas de montaje de un automóvil”, relata Bárbara Gomes. El trabajo en el taller de la UFSJ animó a las alumnas a conversar sobre temas tales como el acoso sexual y la igualdad de género en el ámbito académico. “Notamos que muchas adolescentes le temen al acoso. Y ese miedo a no ser respetadas puede conducir a que muchas de ellas eviten las profesiones predominantemente masculinas”, analiza.
Otro de los proyectos patrocinados por Ellas en Exactas buceó en el pasado de la ciencia para discutir el rol de las mujeres en la construcción del conocimiento. En las aulas del Instituto Estadual de Educación de Santa Catarina, en Florianópolis, se les pidió a las alumnas de segundo año de la enseñanza media que citaran nombres de científicos destacados en la historia de la ciencia. El físico alemán Albert Einstein (1879-1955), el matemático inglés Isaac Newton (1643-1727) y el astrónomo italiano Galileo Galilei (1564-1642) fueron algunos de los personajes recordados. Cuando se les preguntó si también conocían mujeres científicas, ellas no mencionaron a nadie. Las alumnas participaron de una puesta en escena interactiva a cargo de la (Em)Companhia de Mulheres, un colectivo feminista de investigación teatral. Durante una hora y media, las actrices e investigadoras Rosimeire Silva, Drica Santos y Priscila Mesquita interpretan a mujeres que se destacaron en la ciencia en diferentes épocas, entre ellas la matemática inglesa Ada Lovelace (1815-1852), la química polaca Marie Curie (1867-1934) y la astronauta estadounidense Mae Carol Jemison. La idea es visibilizar a las científicas eminentes en ciencias exactas.
“Se trata de una oportunidad para promover esa reflexión, recurriendo a la potencia del lenguaje lúdico del teatro, para mostrarles a las jóvenes que ellas pueden ser lo que quieran”, dice Silva. Los recursos asignados por el concurso fueron empleados por el equipo de (Em)Companhia de Mulheres para realizar la investigación, producir el vestuario de las actrices y adquirir material escénico. En un año, se realizaron 12 presentaciones para más de 600 alumnos del Instituto Estadual de Educación de Santa Catarina. Actualmente, la obra estuvo en cartel en el Sesc Prainha, un teatro en el centro de Florianópolis. “Entre el público también hay chicos. Es importante que todos se sumen al debate”, sostiene Silva.
En Río de Janeiro, Ellas en Exactas ayudó a impulsar el proyecto Tem Menina no Circuito [Hay chicas en el circuito], un convenio entre un grupo de docentes del Instituto de Física de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Escuela Estadual Alfredo Neves, en Nova Iguaçu (Río de Janeiro). Alrededor de 20 alumnas de enseñanza media participaron en talleres de electrónica y programación. “Las adolescentes aprendieron a montar circuitos eléctricos y algunos conceptos de mecatrónica”, relata Thereza Cristina Lacerda Paiva, docente de la UFRJ y coordinadora del proyecto. En esos talleres, explica, las alumnas llegaron a desarrollar sistemas más complejos, como un motor cuyos movimientos, programados por software, se activan mediante el uso de sensores.
Las actividades se desarrollaron en la escuela y en laboratorios de la UFRJ. “Fue importante llevar a las muchachas a conocer la universidad y que vean de cerca algunos de los dispositivos que se usan en las investigaciones”, resalta Lacerda Paiva, haciendo hincapié en que la escuela está ubicada en una zona pobre de Nova Iguaçu. “Entre los alumnos de la Escuela Estadual Alfredo Neves, la tendencia es terminar la enseñanza media y no continuar estudiando”. Las alumnas incluso visitaron el Museo de Astronomía y Ciencias Afines (Mast) y también fueron a la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) para asistir a una conferencia sobre genómica.
Las actividades prácticas ayudan a desmitificar el universo de las ingenierías entre las mujeres
Diferencias marcadas
Entre los meses de febrero y junio de 2016, los proyectos seleccionados en el concurso recibieron la visita de investigadoras de la Fundación Carlos Chagas, que evaluaron el perfil de los alumnos de las escuelas involucradas. Respondieron cuestionarios 2.569 estudiantes. Del total de chicas que lo completaron, la mayoría (un 29%) apuntó a medicina como la primera opción de carrera. Entre los muchachos, la mayor parte (un 24,8%) de ellos elegiría la carrera militar. También se incitó a los entrevistados a indicar cuáles eran las disciplinas que más les gustaban. Entre los chicos, las favoritas fueron educación física, matemática e historia. En tanto, entre las chicas lo más citado fue biología, y a continuación, educación física y portugués.
De acuerdo con la socióloga Sandra Unbehaun, investigadora de la Fundación Carlos Chagas, se planteó el interés por distinguir los resultados según el género. “En la mayoría de los casos, los datos sobre el desempeño escolar por sexo no llegan a las escuelas. Por eso es que muchos docentes no reparan en las diferencias de género presentes en las relaciones en el aula y en la escuela como ámbito general”, apunta Unbehaum. “Se reproducen estereotipos incluso sin darse cuenta, tales como desmerecer la capacidad femenina para la matemática”.
La evaluación indicó que el 64% de los niños que respondieron el cuestionario eran negros. En el caso de las adolescentes, el porcentaje fue del 62%. La socióloga llama la atención sobre la necesidad de incluir en el debate sobre mujeres en la ciencia la cuestión racial. “Cuando hablamos de la participación de la mujer negra en la ciencia, la situación es aún más alarmante”, afirma. Uno de los proyectos promovidos abordó ese tema. En São Paulo, el grupo Empoderadas desarrolló un proyecto de serie web con alumnas de enseñanza media sobre las historias de vida de mujeres negras en la ciencia y la tecnología. El proyecto también incluye charlas y exhibición de videos.
Para cambiar la mentalidad en las escuelas y también en la sociedad en general, Sandra Unbehaum sugiere que iniciativas como Ellas en Exactas incluyan mayor participación docente. “Su inclusión genera oportunidades de aprendizaje de género y amplía las posibilidades de generar una cultura escolar sensible para detectar los cánones y discriminaciones. De esa forma, puede contribuirse para romper con los sesgos de género en la pedagogía”, dice.
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