Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), que constituyen la principal organización de apoyo a la investigación médica de Estados Unidos, anunciaron que invertirán 5,7 millones de dólares para patrocinar un estudio sobre los efectos del retraso de la pubertad en los adolescentes transgénero. Para aliviar los posibles traumas en jóvenes que poseen una identidad divergente a su género de nacimiento, los médicos han adoptado un tratamiento controvertido. Se les administra a los púberes ciertos medicamentos que bloquean el avance de la pubertad hasta que madure la capacidad de tomar decisiones, iniciando un tratamiento hormonal recién a partir de los 16 años de edad. El problema radica en que los efectos colaterales, psicológicos y fisiológicos de ese tipo de terapia aún son poco conocidos. Robert Garofalo, investigador del Hospital de Chicago y coordinador del estudio, declaró a la revista Nature que el objetivo de la investigación consiste en hallar una mejor forma de brindarles ayuda médica a los adolescentes transgénero. El mes que viene se comenzarán a reclutar 280 voluntarios. A un grupo se le suministrará bloqueadores de la pubertad en el comienzo de la adolescencia y a otro, integrado por individuos algo mayores, les darán hormonas del sexo opuesto.
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