El cordoncillo o hierba santa, un arbusto originario del Bosque Atlántico, mostró en estudios realizados en la Facultad de Ciencias Farmacéuticas (FCF) de la Universidad de São Paulo una actividad protectora contra los rayos ultravioleta del tipo UVB, los más perjudiciales para la piel. Este descubrimiento resultó en un pedido de patente e interesó a la empresa Natura, que disputó y ganó la licitación para la concesión de una licencia para la utilización del extracto de la raíz en el desarrollo de productos de uso cosmético (gel, crema, filtro solar), con exclusividad para Brasil y el exterior, realizada por el Grupo de Asesoramiento al Desarrollo de Inventos (Gadi), de la universidad.
“El potencial antioxidante de la molécula hallada en el cordoncillo, que protege a la piel de los radicales libres, llamó la atención de Natura”, dice Jean Luc Gesztesi, investigador del área de Investigación y Desarrollo de la empresa. “Por eso tenemos la firme intención de utilizar el extracto en productos cosméticos”. Por ahora no hay una fecha prevista para el lanzamiento, porque el desarrollo de un producto demora entre seis meses y dos años.
Pero la empresa ha suscrito un contrato con un productor para el suministro del extracto de la raíz de cordoncillo (Pothomorphe umbellata) dentro de algunas especificaciones, como por ejemplo el porcentaje exacto del principio activo. La estandarización es importante para asegurar que la respuesta del extracto vegetal sea siempre la misma, una característica llamada reproductibilidad.
“El cordoncillo se emplea hace mucho tiempo en la medicina popular para el tratamiento de la indigestión y de enfermedades del hígado como la ictericia, y contra las quemaduras”, dice la profesora Silvia Berlanga de Moraes Barros, directora de Cristina Dislich Ropke en su tesis doctoral, financiada por la FAPESP, que llevó al descubrimiento de la actividad fotoprotectora de la planta de la familia de las piperáceas, encontrada principalmente en los estados de São Paulo, Minas Gerais, Espírito Santo y el sur de Bahía. A decir verdad, las investigaciones comenzaron con una investigación sobre la actividad de protección hepática atribuida a la planta, que no llegó a término. “Una mirada más detallada sobre el cordoncillo demostró que éste poseía una sustancia que ya había sido descrita por el grupo de fitoquímica del Instituto de Química de la USP en 1981”, informa Silvia..
“Este compuesto (4-nerolidilcatecol), una molécula hallada en el extracto de la raíz de la planta, tenía algunas características de estructura química muy similares a las del alfa-tocoferol (vitamina E), antioxidante empleado en formulaciones cosméticas que actualmente pueden encontrarse a la venta, destinadas a la prevención del envejecimiento cutáneo, porque es un excelente protector de la membrana celular”, dice la investigadora. La semejanza de características llevó a un estudio in vitro destinado a medir la actividad antioxidante del compuesto extraído de la raíz, realizado por el profesor Paulo Chanel Deodato de Freitas, también de la FCF, en la época en que estaba haciendo su doctorado, concluido en 1999.
“Como verificamos que el compuesto tenía una actividad mucho más potente que la del alfa-tocoferol y presentaba características fisicoquímicas que podrían justificar el uso en formulaciones cosméticas, resolvimos probarlo en la piel”, comenta Silvia. Los experimentos se hicieron entonces en ratones sin pelos, un linaje desarrollado en los bioterios que no requiere depilación, con lo cual se evitan microlesiones en la piel y la interferencia en los resultados de la investigación.
El estudio tenía el objetivo de mostrar si el extracto de cordoncillo inhibía la peroxidación espontánea de la piel – una reacción química también denominada oxidación -, que contribuye al envejecimiento cutáneo y puede suceder también debido a la radiación solar. “En nuestro modelo, nosotros tratábamos a los animales con una formulación muy sencilla, sin ningún tratamiento tecnológico”, dice Silvia. Después de aplicárselo y de retirar el exceso, el producto permanecía en la piel durante un período predeterminado. Posteriormente, las investigadoras evaluaban si la oxidación era menor en los animales tratados con el extracto. “Los estudios de microscopia efectuados en los ratones demostraron que el compuesto previene el envejecimiento cutáneo”, relata Silvia.
Luego de esta constatación, las investigadoras decidieron reproducir lo que sucede en la naturaleza, mediante la exposición de los animales a la radiación ultravioleta. En esta etapa se seleccionó una formulación para el extracto y se efectuó un estudio de permeación, que es la cantidad del producto que queda en la piel y cuanto de éste se absorbe. Esta información es importante porque parte de las lesiones por radiación, como el cáncer de piel, por ejemplo, se concentran en la epidermis, y parte, como el fotoenvejecimiento, en la capa de la piel ubicada debajo, es decir, la dermis. El estudio llevó al desarrollo de una formulación en forma de gel con el extracto retirado de la raíz. Aunque otras partes de la planta también presentan la sustancia con actividad antioxidante, es en la raíz que ésta se concentra más intensamente.
Los rayos UVB
La próxima etapa consistió en exponer a los ratones a la radiación UVB, una parte de la radiación ultravioleta que penetra hasta la epidermis. Los rayos UVB actúan sobre la superficie de la Tierra entre las 10 y las 15 horas, y son los principales responsables de las quemaduras solares, y a largo plazo, del cáncer de piel. El tratamiento con los ratones se llevó a cabo durante diez minutos, cuatro veces por semana, durante un período de 22 semanas. “Así verificamos que, mientras la radiación fomenta un gran aumento de células en la capa de la epidermis, la llamada hiperplasia epitelial, que puede llevar al desarrollo de células cancerígenas, los animales tratados con el extracto presentaban hiperplasia reducida”, informa Silvia.
Entonces la investigadora se dio cuentea de que estaba ante algo nuevo, porque hasta ese momento no se había comprobado en estudios la actividad fotoprotectora del cordoncillo. En función de esta constatación, en 2002 se hizo efectiva una solicitud de patente de uso del extracto de Pothomorphe umbellata en preparaciones dermocosméticas o farmacéuticas, para la prevención y el combate contra el daño ocasionado en la piel debido a la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol y a lámparas de bronceado artificial, al margen de las alteraciones causadas por el envejecimiento cronológico.
Otras funciones del cordoncillo continúan bajo investigación en el laboratorio de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la USP. Los estudios se centran en los mecanismos bioquímicos de acción de la planta. “Las investigaciones muestran resultados interesantes en el área farmacéutica, pero que aún no pueden revelarse”, dice Silvia. La ligación entre la reducción de la hiperplasia y el control del crecimiento celular puede significar un puente en dirección hacia fármacos que regulen el desarrollo de las células cancerígenas.
Para llegar al extracto de la raíz que posee resultados comprobados en laboratorio, los investigadores emplean una técnica clásica de extracción en frío, llamada percolación. Es un método totalmente artesanal, donde a las raíces, luego de su extracción, se las seca y se las muele. Posteriormente pasan por un colador o tamiz de poros regulados, para que la extracción obedezca un patrón predeterminado. Recién entonces se lleva a cabo la extracción en frío con etanol, para el retiro del extracto bruto. Mediante este método, la raíz permanece húmeda constantemente con el etanol, y así las sustancias químicas se extraen por decantación. Esto demora entre dos y tres días, hasta que sea agota todo lo que había por extraer. Recién entonces se efectúa el retiro de la molécula de interés para su incorporación a la formulación en forma de gel o crema.
Luego de efectuar el pedido de patente, Silvia consideró que era el momento de que la universidad llamase a licitación para escoger un laboratorio que pudiera producir comercialmente los productos cosméticos a base de cordoncillo. La licitación abarca el pago de royalties sobre la venta del producto, que la empresa prefiere no revelar, y la transferencia de tecnología por parte de la universidad. La USP y la FAPESP, responsable de la concesión de la beca de doctorado, recibirán cada una un 50% del contrato con Natura. Ambas instituciones girarán parte de los valores a los investigadores. La Fundación ha financiado también el pedido de registro internacional de la patente, por medio del Programa de Apoyo a la Propiedad Intelectual del Núcleo de Patentes y Licencias de Tecnología (Papi/Nuplitec).
El uso del extracto de cordoncillo es uno de los proyectos con potencial innovador que tiene origen en la universidad, y Natura apuesta a su aprovechamiento comercial. Para ello, la empresa lanzó durante el primer semestre de este año el programa Natura Campus, que resultó en 44 proyectos presentados por las universidades e institutos de investigación ante la empresa, de los cuales 13 fueron seleccionados y enviados a la FAPESP como parte del programa Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE). De estos, siete tuvieron la aprobación de la Fundación. Para Gesztesi, la generación de nuevos conocimientos en la universidad y su aplicación en la industria puede contribuir al desarrollo de productos diferenciados.
El Proyecto
Utilización de extracto de Pothomorphe umbellatapara preparar composiciones dermocosméticas y/o farmacéuticas
Modalidad
Programa de Apoyo a la Propiedad Intelectual (PAPI)
Coordinadora
Silvia Berlanga de Moraes Barros
Inversión
R$ 6.400,00 (FAPESP)