El terremoto de 5,2 grados en la escala Richter que afectó a diversas ciudades brasileñas en la noche de 22 abril no llegó a sorprender a los expertos. De acuerdo con Marcelo Assunção, docente del Instituto de Astronomía y Geofísica de la Universidad de São Paulo (USP), el área del mar donde se ubicó el epicentro del fenómeno, a unos 215 kilómetros de São Vicente, litoral paulista, es activa en términos sísmicos. Pero los temblores, que suceden todos los meses y marcan de 3 a 4 puntos en la escala Richter, pasan desapercibidos por la gente. El área es inestable en la región del talud continental, y se ubica, en el caso de las regiones sur y sudeste, a alrededor de 200 kilómetros del continente, mientras que en el nordeste sus bordes finales están más cerca, 50 kilómetros mar adentro. La ocurrencia de este fenómeno con intensidad mayor reforzó la importancia de llevar a cabo estudios más detallados sobre la actividad sísmica. Existe un proyecto en desarrollo, solventado por Petrobras, que monitoreará con más eficiencia los temblores, con miras a evitar que los mismos afecten a sus tuberías y plataformas ubicadas en alta mar. Se instalarán doce estaciones sismográficas en el litoral atlántico, entre Linhares, estado de Espírito Santo, y Tubarão, estado de Santa Catarina, hasta finales de 2009. El costo total del proyecto es de 6 millones de reales.
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