Imprimir Republish

Ecología

Peligro en el mar

La polución y la reducción de la fauna estimulan los ataques de tiburones contra los bañistas

ALBERT KOK/WIKIMEDIA/WikemediaTiburón toro: asociados con la mayoría de los accidentes en la costa brasileñaALBERT KOK/WIKIMEDIA/Wikemedia

Contrariamente a lo que se vio en Tiburón (Jaws), la película de 1975 del cineasta norteamericano Steven Spielberg, el temible pez de dientes afilados no suele exponer su aleta fuera del agua para anunciar el ataque. Llega totalmente sumergido, sin hacerse notar. Así fue, astutamente, que en una tarde lluviosa de mayo de 1999: un tiburón toro (Carcharhinus leucas) mordió la pierna del surfista pernambucano Charles Barbosa Pires y lo hundió, sacudiendo su cuerpo debajo del agua. Charles intentaba defenderse dando puñetazos al animal cuando sus amigos, que habían salido del mar y llamado a los rescatistas, comenzaron a gritarle para que nadase. Oí aquello y nadé y nadé hasta no aguantar más, y me desmayé, cuenta. Cuando despertó en el hospital se encontraba con ambos brazos vendados y no tenía más las manos.

Hoy, con 31 años, Charles volvió a surfear luego de superar el miedo a otro ataque y lucha contra las secuelas físicas y psicológicas de las mordeduras actualmente busca ayuda para conseguir dos prótesis de manos, que cuestan alrededor de 100 mil reales. Él es uno de los 32 sobrevivientes de los 51 accidentes con tiburones registrados entre los años 1992 y 2006 hubo 19 muertes- en la costa de la capital de Pernambuco, el estado brasileño que suma el mayor número de casos de este tipo. A nivel mundial, Brasil ocupa el séptimo lugar en ataques en primer lugar se halla Estados Unidos, donde se registraron 836 accidentes en 330 años, seguido por Australia, con 329 ataques en 300 años, según la lista del Archivo Internacional de Ataques de tiburón (Isaf), del Museo de Historia Natural de Florida (EE.UU.). Pese a que por aquí se registran menos accidentes, proporcionalmente mueren más personas a causa de la gravedad de las heridas. En Brasil son los tiburones toro adultos, capaces de causar lesiones mayores y más profundas, los que en general atacan, explica el ingeniero de pesca Fábio Hazin, investigador de la Universidad Federal Rural de Pernambuco (UFRPE).

Durante los últimos años, Hazin e investigadores de Estados Unidos han venido analizando los ataques de tiburón en la costa pernambucana en busca de explicaciones para esos accidentes. Y ahora han arribado a algunas conclusiones. Al menos en el litoral de Pernambuco, los ataques de los tiburones a quienes se aventuran a surfear o a nadar en el mar, se encuentran asociados con dos factores: las alteraciones en el ambiente provocadas por los seres humanos y cierto abuso por parte de las personas, que insisten en nadar en zonas próximas a las áreas frecuentadas por esos peces.

Entre fines de la década de 1970 y comienzos de la de 1980, la construcción del Puerto de Suape, alrededor de 40 kilómetros al sur de Recife, exigió el desmonte de una vasta área de manglares. La sustitución de la vegetación del mangle por el cemento parece haber afectado a las poblaciones de peces y crustáceos que allí se reproducen, interfiriendo en la cadena alimentaria marina.

Recientemente, Hazin, George Burguess, del Isaf, y Felipe Carvalho, de la Universidad de Florida, constataron que el lanzamiento de restos de materia orgánica de los residuos y desagües domésticos sin tratamiento, además del uso de fertilizantes y plaguicidas agrícolas, está contaminando el estuario de los ríos utilizados por los tiburones toro para su reproducción, aparentemente, la especie que cobra más víctimas en las playas del Gran Recife ?entre los ocho casos en los que fue posible identificar la especie a partir de las mordeduras, siete eran tiburones toro. Esos contaminantes también contribuyen para la disminución de los peces en los estuarios de los ríos atrayendo tiburones más agresivos, como el propio tiburón toro y el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier).

Uno de los sitios de reproducción del tiburón toro que se encuentra en la lista de los más contaminados es el río Jaboatão, que desemboca entre las playas de Boa Viagem y Paiva, en la capital pernambucana. La comparación de un relevamiento realizado en 1996 con otro hecho durante el año pasado por investigadores de los departamentos de Zootecnia, Pesca y Acuicultura de la UFRPE sugiere que las poblaciones de peces, cangrejos, camarones, jaibas y ostras del estuario del Jaboatão disminuyeron hasta un 90%. En 1996 se encontraban 120 jaibas por metro cuadrado. Ahora son tan sólo 12 por metro cuadrado, dice Fernando Porto, coordinador del trabajo.

Aparte de los residuos orgánicos, provenientes de los desagües domésticos sin tratamiento, el río Jaboatão se halla contaminado con metales pesados, de acuerdo con el estudio, que evaluó 79 parámetros de la calidad del agua. Sólo para hacerse una idea, el tenor de cadmio, un elemento químico utilizado en la industria de baterías y pinturas, era 2.800 veces superior al permitido por la legislación. Se trata de un metal pesado cancerígeno, afirma Porto.

También una víctima: cambios en los estuarios afectan la reproducción del tiburón toro

LAUREN SMITH/WWW.SHARKIOLOGIST.COMTambién una víctima: cambios en los estuarios afectan la reproducción del tiburón toroLAUREN SMITH/WWW.SHARKIOLOGIST.COM

Asociada con la contaminación, la tala de los bosques en las orillas de los ríos eleva la cantidad de sedimentos que arrastran las aguas, dejándola más turbias. Y las aguas menos limpias aumentan las probabilidades de ataque. Sucede que, con menor visibilidad, los tiburones enfrentan mayores dificultades para identificar a sus presas habituales, según el estudio publicado en marzo de 2008 en el Bulletin of Marine Science. Para los especialistas, los deportistas surfistas y body boarders- lideran las estadísticas de las víctimas porque suelen arriesgarse más en el mar que los bañistas, y por eso pueden más fácilmente ser confundidos con presas. Vista desde dentro del agua, la pierna de una persona sentada sobre una tabla puede confundirse con un pez en dificultades, nadando desorientadamente, cercano a la superficie.

En el curso del predador
Pero, si se ha contaminado por todas partes, ¿por qué los ataques son más frecuentes en Pernambuco? La respuesta puede hallarse en el comportamiento de algunas especies de tiburones. El litoral pernambucano forma parte de la ruta migratoria del tiburón tigre, una de las 500 especies conocidas en el mundo.

Durante el mes de julio de este año, Hazin logró rastrear, con ayuda satelital, la localización de un ejemplar joven de tiburón tigre, que medía 1,5 metros de longitud. Durante ese período, el tiburón recorrió más de 200 kilómetros a lo largo de la costa, desde Recife, en Pernambuco, hasta las cercanías de Natal, en Río Grande do Norte, cubriendo una trayectoria en zig zag. Ese comportamiento sugiere que el animal sigue la corriente marina, que se desplaza de sur a norte a lo largo de la costa nordeste de Brasil, expresa Hazin. Según el investigador de la UFRPE, el movimiento diario de aproximación y alejamiento del litoral se debe a la variación del nivel del mar. Durante la bajamar él se aleja de la costa, con la pleamar se aproxima, aclara Hazin. Durante ese largo desplazamiento, el tiburón tigre también se sumerge, alcanzando profundidades de hasta 212 metros.

Ya se conocía que el tiburón toro, un pez de hábitos solitarios que puede alcanzar hasta cuatro metros de longitud y pesar media tonelada, se aproxima a la costa porque utiliza los estuarios de los ríos para su reproducción y crianza. Faltaba explicar la presencia constante de tiburones tigre, que viven en grupo. Ahora sabemos que se trata de un comportamiento migratorio, afirma Hazin, que aún no conoce los motivos de los desplazamientos. Consideramos que no se trata de un hábito reproductivo, porque el pez que monitoreamos es joven. Puede ser una migración estacional, dice el investigador. Director del Departamento de Pesca y Acuicultura de la UFRPE, Hazin afirma que será necesario monitorear algunos otros ejemplares de tiburón tigre para determinar la ruta migratoria de la especie y las causas de ese desplazamiento.

Alerta en las playas: carteles que informan acerca del riesgo de accidentes

Marcos Michael/JC Imagem Alerta en las playas: carteles que informan acerca del riesgo de accidentesMarcos Michael/JC Imagem

Perjuicios para la pesca
En un intento por reducir la cantidad de accidentes con tiburones, el gobierno del estado de Pernambuco instaló carteles en las playas alertando sobre el riesgo de ataques y, en 2004, creó el Comité Estadual de Monitoreo de Incidentes con Tiburones (Cemit). Durante los últimos años, el Cemit capturó nueve ejemplares de tiburón toro y 31 de tiburón tigre, con el objetivo de estudiar el comportamiento de esas especies. El programa de monitoreo quedó paralizado 15 meses por falta de presupuesto entre 2004 y enero de este año. Durante ese período ocurrieron diez ataques, mientras que en los 41 meses restantes sólo fue reportado uno, dice Hazin, quien preside el Cemit. Desde 2007, los tiburones capturados fueron llevados lejos de la costa, donde son marcados y se les colocan rastreadores satelitales, antes de liberarlos. Mediante esa estrategia, Hazin pretende comprender mejor los hábitos de esas especies.

En los últimos tiempos, los investigadores de la UFRPE también están recomendando que la pesca del camarón con redes de arrastre, que recolectan crustáceos y peces en el fondo del mar y daña los arrecifes de coral, sea realizada a partir de las cinco millas náuticas de distancia de la costa una milla náutica equivale a 1,8 kilómetros. Sucede que los peces capturados y descartados por los buques camaroneros atraen a los tiburones, aumentando así los riesgos de ataque. Se estima que, por cada kilogramo de camarón capturado, otros 50 kilogramos de peces, moluscos y crustáceos son devueltos al mar, pues son demasiado pequeños para el consumo o porque no presentan interés comercial. En su mayoría son peces jóvenes, que nunca se reproducirán y que ya están muriendo, dice el ingeniero de pesca Paulo Oliveira, de la UFRPE. Un estudio piloto realizado por Oliveira en Brasilia Teimosa, en la zona sur de Recife, indica que nueve especies de peces todas de interés comercial y una protegida por ley por hallarse amenazada de extinción se encuentran entre el material descartado por los barcos que pescan camarones. Hay lenguados, gatusos, anchoas, sardinas, manjubas [anchoitas] y carapebas [mojarras]. Son peces comestibles, que podrían comercializarse si hubiesen crecido más, dice Oliveira. Entre los peces descartados había incluso ejemplares de mero, una especie que integra la lista roja de las especies amenazadas de extinción y que alcanza una longitud de tres metros, cuya pesca fue prohibida durante cinco años por parte del Instituto Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama).

De acuerdo con un técnico del propio Ibama, esa restricción perjudicaría a los pescadores. Resulta que el camarón vive en regiones lodosas cercanas a los estuarios de los ríos. A cinco millas de distancia no hay camarones. Prohibir la pesca en esa área significa acabar con la subsistencia de centenares de familias, afirma el ingeniero de pesca Euclides Dourado, del Ibama. La pesca con red de arrastre se encuentra prohibida hasta una milla náutica de la costa en Pernambuco y Alagoas, hasta dos en Sergipe y tres en Bahía.

Artículo científico
HAZIN, F.H.V. et al. A shark attack outbreak off Recife, Pernambuco, Brasil: 1992-2006. Bulletin of Marine Science. v. 82, n. 2. Marzo de 2008.

Republicar