Leo RamosCuando alguien se cruza de piernas o duerme con su brazo debajo del cuerpo, los nervios periféricos pueden quedar comprimidos, afectando la circulación sanguínea en su interior. Si la compresión no es intensa y cesa pronto, la circulación se restituye y la sensación de adormecimiento desaparece.
Otras lesiones pueden acarrear consecuencias más graves y duraderas. Ése es el caso del síndrome del túnel del carpo, frecuente entre los trabajadores manuales. Éste tiene su origen en el estrangulamiento de un nervio de la muñeca y, según la gravedad, requerirá tratamiento clínico o quirúrgico.
Pero el hormigueo no siempre proviene de una causa mecánica. En los casos de alcoholismo, la toxicidad de la bebida o la carencia de la vitamina B1, que normalmente se encuentra en cereales y legumbres, puede generar adormecimiento. La disfunción se normaliza cuando la persona detiene la ingesta de bebidas alcohólicas y comienza a alimentarse correctamente, antes que la lesión se torne irreversible.
Otras enfermedades también pueden generar el hormigueo. En los diabéticos, la neuropatía es provocada por una disfunción metabólica del nervio y se torna permanente en caso de que la enfermedad no sea controlada. En la enfermedad de Hansen [lepra], la sensación es provocada por la multiplicación del bacilo de Hansen en el interior del nervio y por la respuesta inmunológica del paciente. De no tratársela en el comienzo, puede que los daños sean irreversibles.
Wilson Marques Junior
Facultad de Medicina de Ribeirão Preto en la Universidad de São Paulo (FMRP/ USP)
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