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Necrológicas

Filósofo y provocador

Un referente en los estudios sobre autores como Marx y Wittgenstein, José Arthur Giannotti dejó un legado original y formó a generaciones de investigadores

Giannotti en su casa, en 2019

Renato Parada

Dueño de una trayectoria intelectual de más de 60 años, José Arthur Giannotti construyó puentes entre la filosofía de la lógica y del lenguaje contemporáneo y las vertientes más tradicionales de la filosofía, tales como el marxismo y la fenomenología, proponiendo interpretaciones y extrayendo consecuencias originales de las obras de autores como Karl Marx (1818-1883) y Ludwig Wittgenstein (1889-1951). Más allá de su legado filosófico, cumplió un papel fundamental en la estructuración de una de las instituciones de investigación más importantes del campo de las ciencias humanas, formando a generaciones de investigadores científicos y participando activamente del debate sobre los temas políticos y culturales relevantes para la sociedad brasileña. Profesor emérito de la Universidad de São Paulo (USP), falleció el 27 de julio, a los 91 años. Dejó a un hijo y dos nietos.

Había nacido en el municipio de São Carlos (São Paulo) y, cuando tenía 9 años, se mudó con sus padres y dos hermanos a la capital paulista. En 1950 ingresó a la universidad en la carrera de filosofía de la antigua Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras. Seis años más tarde obtuvo una beca de doctorado de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) para estudiar en la Universidad de Rennes, en Francia, junto al filósofo Gilles-Gaston Granger (1920-2016). Al regresar a Brasil, en 1958, empezó a dar clases de filosofía de la lógica en la USP y coordinó un grupo multidisciplinario de estudios sobre la obra El capital, de Marx. En 1966, Giannotti se presentó a concurso para obtener la libre docencia, presentando una tesis que le rindió su primer libro: Origens da dialética do trabalho – Estudo sobre a lógica do jovem Marx [Los orígenes de la dialéctica del trabajo. Un estudio sobre la lógica del joven Marx]. En 1970, la dictadura militar (1964-1985), alegando motivos políticos, decretó su jubilación obligatoria y la de otros colegas de la USP. Junto a la demógrafa Elza Berquó, el sociólogo Fernando Henrique Cardoso y otros, fundó el Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap), respaldado inicialmente por la Fundación Ford. Fue en esta institución donde Giannotti consolidó su trayectoria intelectual como filósofo, docente y polemista.

Además de su primer libro, Giannotti dedicó al pensamiento de Marx otros trabajos como Marx, vida e obra (L&PM, 2001) y Certa herança marxista (Companhia das Letras, 2001). Otros libros destacados son Exercícios de filosofia (Vozes, 1977), Trabalho e reflexão: Ensaios para uma dialética da sociabilidade (Editora Brasiliense, 1983), O jogo do belo e do feio (2005) y Notícias no espelho (Publifolha, 2011). En 2020, a los 90 años, publicó Heidegger/Wittgenstein: Confrontos (Companhia das Letras).

La simbiosis entre la historia de la filosofía y el pensamiento filosófico original es considerada una de las características de su pensamiento. “Valiéndose en su amplio conocimiento de la historia de la filosofía, Giannotti produjo una obra original y consistente”, dice Luiz Henrique Lopes dos Santos, docente del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la USP, miembro de las coordinaciones adjuntas de la Dirección Científica de la FAPESP e interlocutor permanente de Giannotti durante más de medio siglo. “De un modo u otro, siempre buscó obsesivamente en los autores clásicos elementos para dar forma a su idea seminal, que puede vislumbrarse en Origens da dialética do trabalho, perfilarse nítidamente en Trabalho e reflexão y rediseñada, bajo el impacto de la obra de Wittgenstein, en Apresentação do mundo y en su último libro, Heidegger/Wittgenstein: Confrontos. Es la idea de que la trama de conceptos que señaliza nuestro contacto racional con el mundo no se fundamenta en enfoques intelectuales o en actos de conciencia, sino en la esfera de la vida práctica, en la que se forman y se estabilizan ciertas regularidades básicas de las acciones y conductas humanas”.

Otra característica del pensamiento de Giannotti es la audacia. “Era un gran admirador de Oswald de Andrade, un intelectual que tenía ese costado vanguardista, y para ser vanguardista hay que ser un poco iconoclasta”, dice Vinicius Berlendis de Figueiredo, docente del Departamento de Filosofía de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), supervisor de Giannotti en la iniciación a la investigación científica, la maestría y el doctorado. Según Berlendis de Figueiredo, en declaraciones a Agência FAPESP, fue esta característica la que le permitió profundizar en diversas cuestiones sin temor a contradecir ciertas corrientes del pensamiento. El filósofo Marco Zingano, de la FFLCH-USP, resalta que, en sus textos, “Giannotti no solamente mostró el estado del arte de ciertas cuestiones filosóficas, sino que fue más allá, identificando nuevos problemas y abriendo nuevos ámbitos de reflexión”.

Valiéndose de su conocimiento de la historia de la filosofía, Giannotti produjo una obra original y consistente

Para el filósofo Marcos Nobre, de la Universidad de Campinas (Unicamp), actual presidente del Cebrap, Giannotti representa a una generación que profesionalizó la filosofía en Brasil, colaborando con los debates sobre la modernización de la universidad. “Como docente y amigo, era provocador y no dejaba que nadie se relajara”, dice. Sus pares recuerdan su aprecio por el debate. “Así como era un crítico mordaz de sus colegas y amigos, aceptaba las críticas como nadie e incluso le encantaba recibirlas. Le gustaba la polémica y creía que solamente a través del diálogo era posible aprender. Tenía un fuerte compromiso moral con la honestidad intelectual, por encima de la vanidad, y les inculcó ese compromiso a varias generaciones de investigadores”, declaró Lopes dos Santos a Agência FAPESP.

Como presidente del Cebrap, Giannotti contribuyó a diversificar el campo de acción del centro. Esther Hamburger, de la Escuela de Comunicación y Artes (ECA) de la USP y miembro de las coordinaciones de área de la Dirección Científica de la FAPESP, recuerda que Giannotti asumió la presidencia de la institución con el proyecto de ampliar y actualizar el ámbito de las investigaciones para incluir temas caros al pensamiento posestructuralista, tales como la cultura y los movimientos sociales. En 1986, Giannotti diseñó y coordinó en el Cebrap un programa multidisciplinario para la formación del personal. Estudiantes de posgrado de diversas áreas enviaron sus currículums y fueron seleccionados en entrevistas. “Muchos de los principales investigadores actuales del campo de las humanidades pasaron por este programa. Todos ellos aprendieron a valorar la investigación interdisciplinaria con Giannotti. Él los sacaba de sus zonas de confort. Todos le tenían pánico y al mismo tiempo lo amaban”, subraya Lopes dos Santos, quien colaboró con Giannotti en la iniciativa.

El filósofo João Carlos Salles, rector de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), recuerda que Giannotti estuvo innumerables veces en varios estados, impartiendo cursos y conferencias. “Cumplió un rol de suma importancia para la estructuración de la filosofía en todo Brasil”, pondera. “Giannotti fue un intelectual gigante. Además de su enorme contribución a la filosofía y a la política, estimuló el debate al respecto de una buena universidad pública, siempre elevando su nivel y valorando la función social de una buena educación superior”, dice el ingeniero y físico Carlos Henrique de Brito Cruz, vicepresidente sénior de Redes de Investigación de Elsevier y director científico de la FAPESP entre 2005 y 2020.

Amiga personal de Giannotti durante 50 años, la politóloga Lourdes Sola, profesora jubilada de la FFLCH-USP, enfatiza que él procuraba pensar filosóficamente la realidad política brasileña. “Hace un mes, ya con su salud debilitada, se ofreció para preparar pastas acá en casa para poder encontrarnos con dos amigos con quienes manteníamos conversaciones a menudo”, relata Sola, al destacar también las habilidades culinarias del filósofo. Lopes dos Santos recuerda que “Giannotti recibió y les cocinó en su casona del barrio de Morumbi a varios exponentes de la filosofía francesa, como Gilles-Gaston Granger y Michel Foucault [1926-1984]”.

La socióloga Ângela Alonso, de la FFLCH-USP, expresidenta del Cebrap y miembro de las coordinaciones adjuntas de la Dirección Científico de la FAPESP, destaca la influencia que ejerció sobre sus colegas y alumnos. “Giannotti era una fuerza de la naturaleza, por su personalidad, y de la cultura, por su obra. También fue un maestro exigente: no aceptaba ideas listas ni razonamientos superficiales y era contundente en sus críticas. Pero también era generoso, capaz de hablar durante horas sobre el texto de un iniciante, sugiriéndole nuevas lecturas, perspectivas y abordajes”.

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