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Granja avícola

Pollos pesados por su imagen

El cálculo del peso de las carcazas por filmación mejora la producción industrial avícola

La industria brasileña de pollos, cuya organización y tecnología en genética, nutrición y procesamiento la ubican como una de las mayores y más avanzadas del mundo, cuenta ahora con un sistema de registro del peso por cámara de video, lo que anticipa una hora la programación del flujo de producción y organiza el proceso. Creado por la pequeña empresa Unisoma Matemática para Produtividade, como parte de un proyecto para el control de la producción de los mataderos, el sistema ayuda a programar todo el flujo, desde la entrada de los pollos en la faena hasta los procedimientos finales de embalaje y distribución.

La empresa, que opera en Campinas, tiene entre sus clientes a la Companhia Vale do Rio Doce, fábricas de papel y celulosa y agroindustrias. Su presidente, el ingeniero Miguel Taube Netto, revela que el proyecto de peso por visión computacional es un desdoblamiento del sistema Planeamiento Integrado de la Producción Avícola (Pipa), desarrollado entre 1989 y 1997 e implementado en la cadena productiva del grupo Sadia.

El Pipa consiste en módulos que, apoyados en técnicas matemáticas y estadísticas, concatenan los procesos a lo largo de la cadena, que va de la producción de matrices y pollitos de un día al alojamiento de pollos, nutrición, crecimiento, sistema de recolección del avicultor, entrega en el frigorífico, faena, clasificación, embalaje y distribución.

A lo largo de diez años, Unisoma implantó en Sadia varios módulos de planeamiento y control de las actividades, involucrando la faena de más de 6 mil lotes, a razón de 12 mil pollos por lote. Con ello, se logró una faena promedio diaria de más de un millón de pollos, más de 300 productos diferenciados por franja de peso y tipo de corte, la colocación de la producción en siete mataderos conforme la especialidad de cada uno y la distribución en varias zonas de comercialización en el país y en el exterior. Taube comenta que, gracias al Pipa, de 1992 a 1994, Sadia ganó 50 millones de dólares, debido a la mejor conversión alimentaria y a la elección de los productos con mayor margen de ganancias.

Foco en el lomo
La evaluación del peso en la línea de producción funciona por medio de una cámara de vídeo acoplada a una placa de tratamiento de imagen y a una computadora con un software específico. La cámara capta la imagen en movimiento -a una velocidad de tres aves por segundo- y la computadora efectúa la estimación del peso con base al área del lomo.

“Como en las aves existe una proporción relativamente constante entre el tamaño y el peso, el sistema captura la imagen de cada carcaza, extrae sus dimensiones y, en base a una ecuación de regresión, estima el peso, dando como resultado un histograma (gráfico de frecuencias) de la distribución de los pesos de las aves a cada instante”, dice Taube.

Según el ingeniero eléctrico Ricardo Mayer de Aquino, becario del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y responsable por el desarrollo y la implementación del proyecto, el margen de error del sistema es del 5%. “Inicialmente, intentamos usar un contorno de los pollos en el área de las patas y las alas, pero concluimos después que el área que más se relaciona con el peso del pollo es el torso”, dice Roberto de Alencar Lotufo, de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Campinas (Unicamp), consultor del proyecto y responsable por el software. El explica: “La computadora captura la imagen, identifica el área del torso, realiza el cálculo y lo convierte en peso”.

Decisiones matemáticas
Usualmente, el pesaje es realizado tras la refrigeración del animal, ya que después de la faena el pollo es enfriado colgado en ganchos que no permiten el pesaje. Faenados, desplumados y sin vísceras, los pollos son inspeccionados y caen en el tanque de refrigeración, donde son lavados durante una hora con agua clorada y filtrada a 5°C. Después siguen por una guía, colgados por las patas, y son pesados mediante un proceso electromecánico: el peso es captado por una computadora, que clasifica a las aves en categorías y las envía para su posterior procesamiento.

Solo entonces se define, por categoría de peso, a qué franja de producto efectivamente se destinarán las carcazas: pollos enteros, pollos para corte y otros. El pollo entero tiene varios destinos: el ultraliviano, de 950 a 1.050 gramos, va hacia los países árabes, y el más pesado es vendido entero en el mercado interno o exportado en partes.

El cálculo del peso por imagen antes de la refrigeración permite programar esa clasificación con una hora de anticipación para el cumplimento del plan diario de producción. “El pesaje antes de la refrigeración le permite al programador que clasifica a los pollos en el frigorífico tomar decisiones matemáticamente estructuradas para la planificación del día”, dice Taube. Además, el método se ha mostrado más económico y tiene menor interferencia durante el proceso. El cálculo es más preciso que el primer pesaje, realizado aún en el camión, con los pollos vivos, muchas veces con las plumas empapadas. El nuevo método contribuye también en el seguimiento del desempeño de los avicultores y el control del perfil de peso de cada lote que llega al matadero. Y podría también auxiliar en el control de la absorción de agua durante la refrigeración.

En febrero pasado, el equipo monitoreó un prototipo en el frigorífico Pena Branca en Amparo, en la región de Campinas, y testeó alteraciones en la posición de la cámara y la iluminación. El frigorífico faena 130 pollos por minuto y 3 millones por mes -la mitad para pollos enteros y la otra mitad para corte- y exporta cerca de 500 toneladas mensuales a Arabia Saudita. Responsable por la tecnología del frigorífico, el ingeniero Luiz Bonetto elogia: “Como el peso de los pollos oscila entre 800 gramos y 3 kilos, el sistema permite una programación más precisa en la sala de clasificación y embalaje, pues no siempre el avicultor manda el peso previsto”. El empresario Taube revela que, cuando su desarrollo esté concluido, el prototipo será instalado en la unidad de Sadia en Toledo, Paraná, con tres líneas de faena.

Para Taube, ingeniero aeronáutico doctorado en ingeniería industrial y titular de Matemática Aplicada de la Unicamp, “la aprobación del prototipo demuestra que existe un gran mercado para el sistema”. Taube estima dicho mercado en 30 mataderos en Brasil y otros 200 no exterior. Pretende vender el sistema de pesaje por 25 mil dólares. Pero el sistema completo, con el Pipa, puede superar el millón. Es una perspectiva amplia para Unisoma, que tiene 12 empleados, factura 500 mil dólares/año y trabaja con innovaciones desde que fue creada en 1984.

El mejor del sector
Taube subraya que Brasil es el segundo exportador de carne de pollos del mundo después de Estados Unidos: de la producción de 5,7 millones de toneladas de carne del año pasado, equivalente a 2,5 mil millones de aves, 906 mil toneladas fueron exportadas, segundo la Asociación de Productores de Pollos de Corte (Apinco). Para Taube, si bien Estados Unidos exporta más, “la industria brasileña es más sofisticada, pues trabaja con centenas de productos destinados a los mercados interno y externo, que compran pollos enteros de varios pesos, divididos en categorías, cortados en partes, con huesos, sin huesos y con menudos”. Las dedos de pollos son exportados a Asia. Con todo, un punto crítico de la cadena productiva es el control de la producción diaria en los mataderos, debido a la gran variación de peso de las aves y las diversidad de productos, de allí la relevancia del proyecto.

El proyecto
Control de la Producción Diariade Mataderos de Pollos (nº 97/07444-7); Modalidad Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE); Coodinador Miguel Taube Netto – Unisoma; Inversión R$ 170.460,00

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