Personal técnico del Museo Nacional logró identificar y recuperar las primeras piezas del patrimonio de alrededor de 20 millones de artículos afectado por un incendio devastador el 2 de septiembre. Entre los objetos que se recuperaron los que generaron mayor alborozo fueron fragmentos del fémur y al menos un 80% del cráneo de Luzia, el fósil humano que, con 11 mil años, es el más antiguo que se haya encontrado en Brasil y también uno de los más antiguos de América. Aparecieron seis fragmentos mayores del cráneo, aparte del segmento del fémur, pero aún hay otras porciones menores de huesos que se están analizando y podrían pertenecer a Luzia. “Creíamos que el panorama sería peor. Hay daños, pero se podrá realizar una reconstrucción razonable del cráneo”, dijo la arqueóloga Claudia Rodrigues-Carvalho, jefa del sector de antropología biológica del museo. El cráneo de Luzia estaba guardado en una caja de metal en la planta baja del edificio.
Según el paleontólogo Alexander Kellner, director del Museo Nacional, la labor oficial de rescate todavía no se ha iniciado. Recién podrá llevarse a cabo en forma segura cuando todo el edificio sea apuntalado y cubierto, algo que aún demandará cinco meses. No obstante, a medida que la el trabajo de estabilización avanza, puede accederse a algunas áreas e intentar rescatar piezas significativas cuya ubicación probable se conoce. “Estuvimos seguros de que se trataba de Luzia porque la encontramos exactamente en el lugar en que debería estar”, dijo Kellner. “Normalmente aguardaríamos un tiempo mayor para divulgar un hecho semejante. Pero como se trata de Luzia, decidimos hacer público el hallazgo inmediatamente”.
La geóloga Maria Elizabeth Zucolotto, quien monitoreaba las obras de apuntalamiento, logró hallar en un armario de hierro que resistió al incendio el meteorito Angra dos Reis, de 65 gramos y 4 centímetros de longitud. Esa pieza es una de las más valiosas de la colección que contiene más de 400 meteoritos que pertenecen la institución. Durante más de un siglo, ese fue el único ejemplo de una nueva clase de rocas: las angritas, que se estima que serían las más antiguas del Sistema Solar. También es de gran importancia porque fue avistado cuando cayó e inmediatamente rescatado luego de la caída, frete a una iglesia de Angra dos Reis, en 1869, sin sufrir las inclemencias del tiempo. Había un gran interés por recuperarlo rápidamente. No había dudas de que resistiría al fuego porque cuando ingresó en la atmósfera terrestre soportó temperaturas bastante mayores. Se temía que pudieran confundirlo con otros restos del derrumbe o incluso que fuera robado, ya que por su rareza, la pieza está valuada en 3 millones de reales.