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Opinión

Prensa e innovación

No constituye una tarea trivial responder a la cuestión acerca de cuál sería el papel o la contribución del periodismo científico en el desarrollo científico y tecnológico de Brasil. Ciertamente, tiene que desempeñar un rol, pero es dudoso que el mismo se restrinja a difundir y educar, como en general se tiende a pensar. Sería quizás interesante intentar rastrear esa posible contribución a partir de su relación con un problema real y presente, tal como lo es la dificultad crónica de la investigación brasileña en efectivizarse como innovación tecnológica. ¿La prensa no especializada debería brindar una contribución para la superación de ese foso?

Según datos delLibro Verde del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT), Brasil ocupa el 17° lugar en el mundo en número de trabajos científicos aceptados por publicaciones indexadas, con 12.333 artículos en el año 2000. Esto representa un incremento de más del 400% con relación a 1981, frente a un promedio de crecimiento mundial del orden del 90%. Sin embargo, en los se refiere a patentes, el desempeño brasileño es tímido, sobre todo si se lo compara con el Corea del Sur: apenas 113 patentes registradas en la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU. en 2000, frente a 3.472 de dicho país asiático. No existe una correa de transmisión entre el mundo de la investigación, básicamente estatal, y el mundo empresarial.

No obstante, constituiría una completa ingenuidad pretender sostener que esa incomunicación sería producto de la falta de reportajes sobre ciencia en los diarios y revistas brasileños. Según los investigadores Ildeu de Castro Moreira, Luisa Massarani e Isabel Magalhães, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), entre junio de 2000 y mayo de 2001, los seis principales diarios del país publicaron 751 textos sobre genética (en promedio, un texto en cada periódico cada tres días).

Se podría argumentar que al menos parte de ese distanciamiento entre los institutos de investigación y las empresas es producto de la relativamente pequeña participación de las investigaciones brasileñas en la pauta de los reportajes (del orden del 41%, según los investigadores de la UFRJ). En efecto, ésa es una crítica frecuente que los investigadores le endilgan al periodismo científico brasileño. Con todo, tan ingenuo como ignorarla sería creer que las deficiencias apuntadas tengan la capacidad de ofrecer alguna explicación causal para la falta de articulación entre los sectores vinculados a la producción de bienes materiales y los vinculados a la producción de conocimiento. Dicha carencia tiene razones orgánicas más profundas, ubicadas en la propia esfera de la economía y de las instituciones, e identificarlas sería función de otros especialistas.

Que no se confundan los científicos y los empresarios con relación a la prensa. Ellano es una institución educativa, ni es su misión única y exclusiva la diseminación de la información, en el sentido más elemental de la palabra. Uno de sus más importantes puntos de partida es la noción de que no existe información neutra u objetiva. Al contrario: la prensa merecedora de tal nombre supone que la información es inextricable de los intereses asociados a ella -incluso en el mundo de la ciencia-, y es parte de su misión incluir o considerar esos matices o connotaciones en la propia tarea de informar. Tal imperativo, que es bien aceptado y valorado en el ámbito del periodismo político y económico, suele ser mal comprendido cuando los periodistas del área de ciencia intentan ser fieles a él.

El supuesto, al hablar de educación, suele ser el que indica que existen hechos objetivos e incuestionables producidos por la ciencia objetiva y que una vez que el público tiene acceso a éstos, se establecerá el consenso racional. Nada más distante de la realidad. Las cuestiones científicas, en la arena pública, son y continuarán siendo cuestiones políticas. La complejidad científica constituye solamente su telón de fondo, y es a partir de ella -y no determinada por ella- que la sociedad debe tomar decisiones negociadas.

Si el papel de facilitador es entendido como el de un intermediario, preferentemente incapaz de comprender, contextualizar y problematizar las propias técnicas y los conocimientos, todo se resume a un malentendido y a falsas expectativas. La prensa nunca se rebajará a la función de mero reproductor de informaciones. Pero ella adolece, es verdad, de una crónica falta de información y de atención sobre las investigaciones nacionales, y en ese sentido -al menos por omisión- contribuye a esa falta de comunicación. Para rellenar ese otro foso existente entre las instituciones de investigación y los órganos de prensa, se debe crear un servicio de informaciones ágil y confiable para periodistas.

Hoy en día, éstos son asediados cotidianamente por toneladas depress releases de escasa o nula relevancia. Urge comenzar a pensar en un servicio nacional y centralizado de informaciones sobre la investigación para periodistas especializados en ciencia. Con los recursos actualmente ofrecidos por Internet, el mismo no tendría costos prohibitivos para su implementación. Ya existen en el exterior iniciativas exitosas que pueden servir como punto de partida, como lo son los servicios EurekAlert, Scienceonline y Press Nature , todos con áreas de acceso restringido para periodistas acreditados.

Esta acreditación es necesaria para que las informaciones puedan serles anticipadas a los profesionales con el compromiso de publicación de los reportajes solamente después de determinada fecha, lo que torna compatible un trabajo periodístico más denso con las prioridades de publicación científica. No obstante, un servicio de este género sería de poca valía si funcionara como una especie de transparente de avisos, en el que todos pudieran colocar lo que mejor les parezca; en poco tiempo, ningún periodista se tomaría el trabajo de consultarlo. Es fundamental que dicho servicio disponga de un filtro de carácter editorial, es decir, que solamente albergue comunicaciones que cumplan requisitos mínimos de calidad científica y de relevancia periodística.

Las instituciones de fomento a la investigación tiene probablemente el mejor archivo centralizado de informaciones sobre estudios en fase de conclusión y de calidad. Por eso éstas deberían asumir la responsabilidad de intermediar ese flujo de informaciones entre los institutos de investigación y la prensa, con lo cual ésta última se abocará entonces, y de mejor manera, a la tarea de diseminar esas informaciones para el público, los empresarios y los inversores en éste incluidos, como es debido: con precisión, contextualización y crítica. Ése es el mejor servicio que la prensa puede prestar al país.

Adaptación de la participación en la mesa redonda Una población informada: Divulgación científica, realizada en el marco la Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, en septiembre de 2001

Editor de Ciencia del periódico Folha de S.Paulo, y autor de los libros Os Alimentos Transgênicos (2000) y A Floresta Amazônica (2001), ambos de la serie Folha Explica (Publifolha)

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