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Política C&T

Producción creciente

Polémicas al margen, los artículos de autores brasileños en periódicos indexados ya representan el 1,44% de la ciencia mundial

EDUARDO CESAREl vigor de la actividad de investigación de un país se mide generalmente de acuerdo al número de artículos publicados por sus investigadores en periódicos científicos internacionales indexados. Uno de los indicadores consensualmente aceptados por la comunidad científica es el Science Citation Index (SCI) de la base de datos del Institute for Scientific Information (ISI), divulgada por el National Science Indicators. Ese indicador indexa más de 5 mil periódicos, rigurosamente seleccionados, referentes a 164 áreas del conocimiento. Según el criterio del ISI, la producción científica brasileña va muy bien.

El año pasado, los investigadores brasileños publicaron 10.555 artículos, número que representa un 1,44% de la producción de sus pares en todo el mundo. Parece poco, pero equivale alrededor del 40% de los artículos científicos publicados por los latinoamericanos en igual período.

La base de datos del ISI revela también que el número de publicaciones brasileñas crece año tras año con relación al de los demás países. En 1995, representaba un 0,83%. Pasó al 1% en 1997, y en 2000, cuando alcanzó el 1,33% del total de publicaciones, Brasil ya ocupaba la novena posición en el ranking de los 20 países que registraban mayor crecimiento del número de artículos publicados en periódicos indexados. En esa lista, encabezada por China, Corea del Sur -cuyo modelo de desarrollo es considerado la antípoda del brasileño en el apartado innovación y patentes- estaba en cuarto lugar. “La producción científica se cuadruplicó desde los años 80 hasta hoy”, resume Carlos Henrique de Brito Cruz, rector de la Universidad Estadual de Campinas y un estudioso de la cienciometría, que tiene por objeto generar informaciones y estimular discusiones que contribuyan a superar los desafíos de la ciencia moderna.

En otro ranking del ISI para 2000, el de la clasificación de los países según número de artículos publicados, Brasil, a la época con 9.511 artículos publicados, se encontraba en la 17ª posición. China, con 24. 923 artículos publicados, se ubicó en el 9º puesto; y Corea del Sur, con 12.218, en el 16º. En esa lista, el campeón es Estados Unidos, con un desempeño espectacular: 243.269 artículos publicados en revistas indexadas. Japón, el segundo colocado, publicó 68.047 artículos; y Alemania, en tercer lugar, 62.941. Es interesante registrar que, entre 1981 y 2000, el crecimiento del número de artículos publicados por investigadores estadounidenses fue del 41,51%, mientras que la variación porcentual de las publicaciones de Japón y Alemania aumentaron, respectivamente, 153,29% y 91,57% en igual período.

En el caso brasileño, dicha variación fue del 403,49%; en el de China, del 1.414,16%; y en el de Corea del Sur, de un increíble 5.235,37%. Un detalle: en 1981, los investigadoresbrasileños publicaron 1.889 artículos en periódicos indexados en el ISI, ante apenas 229 artículos de Corea del Sur y 1.646 artículos de investigadores chinos. Por lo tanto, en el lapso de 18 años, mientras Brasil lentamente ocupaba una posición en el ranking de la producción científica, China y Corea del Sur se disparaban.

Por cierto, el desempeño de China, Corea del Sur y Brasil ha preocupado bastante a los indios. La edición nº 419 de la revista Nature del 12 de septiembre, comenta que Subbiah Arunachalam, un analista de ciencia de la M.S. Swaminathan Research Foundation de Chennai, India, observó que, al contrario que esas tres naciones, el número de artículos de investigadores de su país publicados en revistas indexadas en el ISI cayó de 14.983 en 1980 a 12.127 en 2000. Esa constatación, segúnNature , llevó a un llamamiento fervoroso de Arunachalam a sus pares: “O hacemos alguna cosa seria, o temo que nos transformaremos en breve en un país con una ciencia del tercer mundo”.

Factor de impacto
El ISI también clasifica los artículos científicos por área de conocimiento. También en ese ítem, la producción brasileña merece ser destacada. Entre 1981 y 2000, el número de artículos publicados en el área de biología y bioquímica, por ejemplo, saltó de 192 a 816, llevando al porcentaje de participación de la producción científica nacional en esas áreas de un 0,47% a un 1,55% con relación al resto del mundo. Un desempeño similar puede observarse en las áreas de ciencias agrarias, inmunología, biología molecular y genética e ingeniería y física, entre otras.

Es sabido que, cuanto más publica un país, más es mencionado. Por lo tanto, otra forma de evaluar el desempeño de un país en lo que se refiere a la producción científica consiste en contabilizar el número de citas de artículos en las diversas publicaciones, durante período de tres años desde su publicación. Esta medida es conocida como factor de impacto. Brito Cruz y Jaqueline Leta, del Departamento de Bioquímica Médica de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), hicieron las cuentas, utilizando los datos del National Science Citation Reports 1981 -2000, y registraron un aumento progresivo del factor de impacto de las publicaciones brasileñas. En 1981, se registraba una cita por artículo para el conjunto publicado es año. En 1998, el factor de impacto saltó a 1,9 citas por artículo, considerando el total de artículos del período.

Pero Brito y Leta fueron más lejos: decidieron comparar los factores de impacto de la producción brasileña con el promedio mundial en 1998. Utilizando como base informaciones de las revistas registradas en el Journal of Citation Reports (JCR), una publicación anual del ISI, constataron que tan solo las publicaciones del área de física presentaban un factor de impacto superior al promedio mundial. Pero también observaron que el factor de impacto de las publicaciones de algunas áreas, como ingeniería y ciencias agrarias, se encontraba muy cerca de esa media. No llega a ser una coincidencia el hecho de que, en el V Congreso Mundial de Mecánica Computacional, llevado a cabo en julio pasado en Viena, Brasil se haya ubicado en el cuarto lugar en número de contribuciones, detrás de Estados Unidos, Alemania y Japón. Y participaban del congreso 57 países.

Ciencia escondida
No obstante, la producción científica nacional es mayor que la indexada por el ISI, que contabiliza los artículos publicados en un universo de alrededor de 5 mil publicaciones, de las cuales tan solo 15 son revistas brasileñas. “La comparación del ISI es parcial, pues solamente toma en cuenta la parte de la producción brasileña que va al mainstream“, dice Rogério Meneghini, coordinador del Centro de Biología Molecular Estructural (CBME), del Laboratorio Nacional Luz Sincrotrón (LNLS), otro estudioso del tema, al referirse a la producción científica de visibilidad internacional. Una parte de los artículos publicados por los brasileños en revistas nacionales, subraya Meneghini, no es computada. Precisamente para incorporar a las estadísticas a esa ciencia que permanece al margen del circuito de las publicaciones más prestigiadas, Meneghini y Abel Packer, director del Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (Bireme), crearon el programa Scientific Eletronic Library On-line (SciELO), una biblioteca virtual que indexa a 91 publicaciones brasileñas.

Tomando como referencia la base de datos de SciELO, Meneghini rehizo la contabilidad de la producción científica brasileña. Si el ISI registró cerca de 10 mil artículos científicos brasileños en 5 mil publicaciones en 2001, SciELO publicó 5 mil artículos de 84 revistas nacionales en igual período; y si tan solo 15 de esas revistas de SciELO están indexadas en el ISI, la ciencia publicada en las otras 69 revistas no está siendo considerada, constata. Por lo tanto, a los 10.555 mil artículos brasileños indexados por el ISI, se les deben sumar alrededor de 3 mil contabilizados por SciELO, lo que hace un total de 13 mil artículos en publicaciones internacionales y nacionales. Pero aun ampliando las bases de datos, los resultados pueden estar subestimados: SciELO cubre apenas una parte de la literatura científica nacional, que, en general, sumaría 400 ó 500 revistas. “De hecho, existe una ciencia escondida”, concluye.

Cabe acá efectuar una indagación: ¿esta ciencia “escondida”, sería de tercera categoría? Meneghini constató que no. Y lo argumenta: los índices de citas entre autores brasileños son bastante significativos, y los investigadores mantienen, por medio de publicaciones nacionales, un intenso diálogo, sobre todo en las áreas de agricultura, veterinaria, salud pública y medicina tropical. “Esas áreas abordan problemas locales, que no interesan a las publicaciones extranjeras. Esto demuestra que esa ciencia que no es internacionalmente visible no es basura”, evalúa. Y esa regla vale incluso para áreas tales como la física, la química o la biología, en las cuales existe una cierta tendencia a menoscabar a las publicaciones nacionales. “Hay artículos muy buenos en revistas SciELO”, asevera.

Hay otros indicadores que también contribuyen en la evaluación de la producción científica nacional. Uno de éstos es la base de datos del Directorio de Grupos de Investigación en Brasil, del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), que abarca el 80% de las actividades de investigación en el país. Tomando los datos del último censo -cuyas informaciones fueron recabadas entre marzo y julio de este año- y considerando únicamente la producción científica de los profesores doctores, se llega a un total de 24.459 artículos publicados en revistas técnico-científicas y periódicos especializados en lengua extranjera en 2001. Más del doble que el número contabilizado por el ISI en igual período.

Los artículos publicados por profesores doctores en revistas técnico-científicas y periódicos especializados de circulación nacional suman 22.571, cifra casi cinco veces mayor que el número de artículos publicados por SciELO. Y el número de artículos publicados, tanto en portugués como en idioma extranjero, crece sistemáticamente desde 1998. Por cierto, esa evolución es incluso mayor en el caso de los artículos publicados en idioma extranjero. Y no hay doble conteo en los totales de las publicaciones, excepto en el caso de los trabajos en co-autoría, según informa el CNPq.

El Directorio de los Grupos de Investigación del CNPq no categoriza o califica a los medios en los cuales los artículos fueron publicados, lo que impide una evaluación cualitativa de dicha producción. Pero los datos refuerzan la idea de que la actividad científica en el país crece sistemáticamente, lo que permite un intenso diálogo entre investigadores brasileños y extranjeros.

Con todo, la actividad científica brasileña es localizada. Leopoldo de Meis y Jaqueline Leta ya habían observado, en un estudio publicado en 1996, que alrededor del 70% de la producción científica brasileña indexada en las bases del ISI teñía origen en instituciones de la región sudeste del país, en la cual, por cierto, se encuentran la mayor parte de las universidades, los programas de posgrado y los investigadores. Los datos del CNPq para 2002 refuerzan esta observación: un 65% de los artículos publicados por investigadores doctores en periódicos de circulación internacional y un 55% de los que circularon en revistas brasileñas se originaron en la región sudeste.

La región sur se ubica en segundo lugar, con el 15% de las publicaciones en periódicos internacionales y el 25% en los nacionales. Claro que el fenómeno de la concentración de la investigación no es una exclusividad brasileña: en Estados Unidos, por ejemplo, alrededor del 36% de la producción científica indexada en las bases del ISI en 1998 procedía de California, Nueva York, Nueva Jersey o Massachusetts. Pero, en el caso brasileño, es interesante registrar que todas las regiones experimentaron un incremento del número de publicaciones indexadas en la base del ISI entre 1985 y 1999, según constataron Meneghini y Jaqueline Leta, en el capítulo dedicado a la Producción Científica de Indicadores de Ciência, Tecnologia e Inovação em São Paulo – 2001, publicado por la FAPESP. Los estados que más se destacaron fueron Paraná (fue de 74 publicaciones a 608), Santa Catarina (de 55 a 372) y Minas Gerais (de 189 a 1.249).

Investigación calificada
Los datos de la base del ISI indican un aumento absoluto y relativo del número de publicaciones brasileñas en periódicos indexados y un crecimiento sistemático del factor de impacto de esos artículos entre 1995 y 2001. Las informaciones de SciELO sugieren que esa actividad puede ser aún mayor, y las del Directorio de Investigación del CNPq brindan un cuadro aún más optimista de la actividad científica en el país.

¿Cómo explicar ese desempeño? “El crecimiento de la producción científica crece junto al número de personas capaces de hacer ciencia”, responde el rector de la Unicamp. De hecho, entre 1993 y 2002, el número de doctores en el país saltó de 10.994 a 33.947, y el de másteres, de 6.754 para 15.265, de acuerdo con datos del Directorio de Investigación del CNPq. Lo interesante de esto es que, en dicha evolución, los doctores ampliaron su participación en el total de investigadores brasileños del 51% al 59,7%, y la presencia de másteres cayó de 31,4% a 26,8%.

Polémicas y controversias
Pero laevaluación del desempeño de las actividades científicas en el país puede generar polémicas. Helena Nader, prorrectora de grado de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), inquietó a la comunidad científica, al divulgar en agosto pasado los resultados de su trabajo sobre la producción de artículos por parte de investigadores brasileños. Dicho estudio fue llevado a cabo en asociación con Carl P. Dietrich, del Departamento de Bioquímica, y Jair de Jesus Mari, del Departamento de Psiquiatría, ambos de la Unifesp, con base en el banco de datos Web of Science, también del ISI, y en informes oficiales del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT). Los estudiosos constataron que, tras tres décadas de crecimiento continuo, la participación de Brasil en la producción científica mundial cayó del 1,08% en 2000 al 0,95% el año pasado. Dichos resultados contradicen las estadísticas del MCT, según las cuales la participación brasileña habría representado en 2001 el 1,44% de la producción mundial. Esa diferencia, de acuerdo con Nader, puede explicarse debido al uso de diferentes parámetros de consulta.

De hecho, el Web of Science, utilizado como referencia por los investigadores de la Unifesp, congrega a las tres bases de dados del ISI, en un total de más de 8 mil publicaciones. En tanto, los datos del MCT fueron recabados en el SCI, con 5 mil publicaciones rigurosamente seleccionadas. Y la selección criteriosa avala la calidad de los artículos publicados. SciELO, por ejemplo, indexa tan solo a 91 de las alrededor de 500 publicaciones brasileñas. Los títulos son seleccionados luego de un análisis de la periodicidad, el cuerpo editorial y los criterios técnicos, entre otras cuestiones. “Llegaremos a 100 revistas, que representan cerca del 80% ó el 90% de las citas de revistas nacionales”, dice Meneghini.

Pero la verdadera controversia radica en la conclusión de la investigación realizada por Helena Nader: una de las razones de tal caída habría sido la reducción del financiamiento al sector. “No existe manera de que la investigación caiga de un año al otro”, declaró Gil da Costa Marques, director del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo (USP), para Agencia USP. Cualquier impacto de una eventual interrupción del financiamiento, continuó, recién podría sentirse en el largo plazo. También hablando para Agencia USP, Roberto Mendonça Faria, del Instituto de Física de São Carlos, recordó que la investigación brasileña sufrió en 1992 y 1993 un brusco recorte de financiamiento. “Aun así, no se produjo una caída de la participación de Brasil en la producción científica mundial”, argumentó.

Para Brito Cruz, el financiamiento es tan solo uno de los elementos responsables del desempeño de la producción científica brasileña durante los últimos años. “Ese crecimiento es más en función de la base académica que del aumento de los recursos para el financiamiento a la investigación”, concluye.

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