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Especial

Reminiscencias del tiempo de las drosófilas

Homenaje póstumo a Crodowaldo Pavan

archivo HANS BURLA/COMISSÃO MEMÓRIA IB-USPCreo que no ha habido en la historia de la ciencia brasileña hasta el día de la fecha ningún investigador que haya tenido un currículum tan repleto de realizaciones, con tan enorme cantidad de éxitos como el de Crodowaldo Pavan.

Fue una persona de mucha suerte en su vida profesional. Tuvo, por decirlo de alguna manera, tres ángeles de la guarda de la mejor calidad, que siempre lo orientaron y lo ayudaron mucho, lo que no quiere decir de ninguna manera que Pavan no haya trabajado mucho ni que no se haya dedicado por entero a su vida profesional para lograr todo lo que logró. Sus ángeles fueron André Dreyfus, quien lo dirigió en el comienzo de su carrera, Harry Miller Jr., quien durante 20 años le brindó el sustento económico para sus investigaciones, y Theodosius Dobzhansky, su segundo director y colaborador hasta 1956.

André Dreyfus, el catedrático del Departamento de Biología de la carrera de historia natural de la Facultad de Filosofía, Ciencia y Letras de la Universidad de São Paulo (USP), fue un gran intelectual. Proveniente de Río Grande do Sul, estudió medicina en Río de Janeiro. Cuenta la historia que para mantenerse, dictaba un curso de histología que, de tan bueno y famoso que era, lo frecuentaban incluso los propios docentes de la  Facultad de Medicina. Se hizo muy famoso, y su fama enseguida extrapoló la ciudad de Río. Era considerado un excelente docente, y además, fue un hombre que siempre estaba actualizado, que seguía de cerca el desarrollo científico, especialmente en las áreas biológicas. Tan pronto como se recibió, lo invitaron a dictar clases en la Escuela Paulista de Medicina. Fue uno de los pocos brasileños que en aquella época ocupó una cátedra en la flamante Facultad de Filosofía de la USP; precisamente, la cátedra de biología general, que comprendía la enseñanza de la genética y la evolución.

Dreyfus le aconsejó al joven estudiante Pavan que ingresase en la carrera de historia natural de la USP en un encuentro ocasional, al finalizar una conferencia que dictara en el anfiteatro de la Biblioteca Municipal de São Paulo. Y Pavan así lo hizo: desistió de ingresar en la Politécnica para hacer la carrera de historia natural,  de donde egresó en 1941.

En esa época, Pavan ya estaba vinculado al Departamento de Biología, siendo el primer instructor de biología, y una vez graduado, el tercer asistente. Inició inmediatamente su doctorado, y Dreyfus fue su director de tesis.

En 1942, Dreyfus recibió una consulta del representante de la Fundación Rockefeller para América del Sur, Harry Miller Jr. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, los países que recibían ayuda económica de la fundación no reunían las condiciones para seguir haciendo investigación. Por tal razón, la fundación había decidido invertir en América del Sur. Miller deseaba saber si Dreyfus estaría interesado en la ayuda, quizá en la forma de una beca de estudios para perfeccionarse en Estados Unidos. Pavan, quien acompañaba a Dreyfus en ese encuentro, vibró de entusiasmo con esa oportunidad de contar con un apoyo de la Rockefeller. La decisión quedó para una futura reunión, que se hizo algún tiempo después. Dreyfus se rehusaba a salir de Brasil y prefirió que un profesor extranjero viniera acá, pues sería mucho más productivo. Luego de una larga discusión, Miller terminó aceptando, como lo cuenta muy bien Pavan en una rica entrevista, sumamente interesante, publicada en 2002 en el libro 50 anos do CNPq contados pelos seus presidentes.

Millar tomó entonces la iniciativa de sugerir el nombre del eventual profesor que sería invitado para trabajar en la cátedra de Biología: “¡Hablaré con el profesor Theodosius Dobzhansky!”.

Éste se encontraba en el auge de su carrera. ¡Era un dios! Su libro Genetics and the origin of species, publicado por la Columbia University Press en 1937, tuvo en la primera edición dos impresiones, una en 1937 y otra en 1939; una segunda edición, en 1941, sería seguida de tres reimpresiones, dos en 1947 y  otra en 1949. Fue un gran éxito. Asimismo, Dobzhansky fue uno de los principales investigadores que introdujeron a la drosófila como material experimental de investigación para los estudios de evolución y  genética de poblaciones, lo que se convirtió en una gran moda, adoptada en los principales centros de investigación del mundo. ¡Era el papa!

Miller lo convenció a Dobzhansky a alterar su programación y aceptar la invitación de venir a Brasil. Pero el profesor hizo una exigencia: quería trabajar con recolección en la Amazonia. Así fue como en 1943 llegó al Departamento de Biología General, en ese entonces instalado en la Alameda Glete.

Le cupo a Pavan la tarea de seguir al ilustre visitante en sus viajes por el norte del país. Fue  una excelente oportunidad para cimentar una gran amistad entre ambos. A Pavan le encantaba hacer excursiones; además más una persona sumamente gentil y sabía muy bien agradar. No es de extrañarse que hubiera cautivado completamente a Dobzhansky, que se refería a él como “Pavanzinho”.

Así fue como empezó a hacerse uso de las drosófilas en las investigaciones en Brasil, un campo de estudios aún completamente virgen entre nosotros, lo que significa grandes facilidades y éxito asegurado. Dobzhansky enseñó los conocimientos básicos de las drosófilas, la sistemática y la cría de las especies en laboratorio. En 1943, Pavan ya tenía sus dos primeros trabajos de investigación publicados, ambos en colaboración con Dobzhansky. Uno de ellos sobre sistemática, publicado en un boletín del Departamento de Biología, y el otro, sobre los cromosomas de las especies brasileñas de drosófilas, publicado nada más ni nada menos que en PNAS – Proceedings of the National Academy of Sciences, una de las revistas en que era más difícil lograr la aceptación de un trabajo para su publicación. Ése fue sin duda un excelente estreno. Y bastante rápido por cierto. La visita de Dobzhansky a Brasil fue relativamente corta, de seis meses, pero no significó que la cooperación entre él y el departamento terminase. Al contrario. En su regreso a Estados Unidos, Dobzhansky llevó muestras de especies brasileñas, principalmente de D. willistoni  y D. prosaltans, para preparar con ellas linajes con letales balanceados, que se usarían en las investigaciones destinadas a determinar la frecuencia de genes letales y estériles en poblaciones naturales.

archivo COMISSÃO MEMÓRIA IB-USPPavan, quien terminaría su doctorado en 1944, recibió de parte de la Fundación Rockefeller una beca de posdoctorado de 19 meses de duración. Trabajó en 1945-1946 en parte en el laboratorio de Dobzhansky en la Columbia University, seis meses en la Universidad de Texas, en Austin, y también hizo visitas a varias universidades de Canadá que contaban con fomento del consulado canadiense.

A partir de allí, a su regreso, Pavan y Dobzhansky empezaron a planificar un gran proyecto que se realizaría en Brasil. Cabe recordar que Dobzhansky estaba sumamente interesado en realizar investigaciones con especies brasileñas de drosófila, que exhiben una gran variabilidad en comparación con las de Estados Unidos, que son bastante uniformes. Era pues de extrema importancia para su trabajo científico contar con datos comparativos de estas dos regiones distintas. Así fue como se arregló la realización del proyecto con varios participantes, no solamente de Brasil sino también de afuera, durante 1948-1949, todo con el apoyo económico de la Fundación Rockefeller. De ese proyecto resultaron nueve publicaciones entre 1950-1951.

Participaron en el grupo de trabajo, además de Dobzhansky, Pavan, Antonio Brito da  Cunha y Antonio Cordeiro, de Río Grande do Sul, Antonio L. Cavalcanti y Chana Malogolowkin, de Río de Janeiro, Sophie, la hija de Dobzhansky, Martha Wedel, de  Argentina, Hans Burla, de Suiza, Boris Spasky, quien se quedó trabajando en la Columbia University, y la alemana Marta Breuer, técnica de la carrera de Biología.

En 1949, Newton Freire-Maia y Pavan publicaron “Introducción al estudio de la  drosófila”, un trabajo de divulgación, en la revista Cultus, del Ibecc. Era una obra de carácter didáctico, destinada a estudiantes de la secundaria, pero que tuvo enorme éxito, incluso entre profesores secundarios y estudiantes universitarios. La edición se agotó y  se hicieron copias sueltas. Esta publicación ayudó a definir la vocación profesional de muchos alumnos, que se inclinaron hacia la carrera de historia natural. Considero que fue un relevante aporte a la causa de la enseñanza, tan desamparada en Brasil.

Una vez pasado el revuelo ocasionado por la realización del proyecto conjunto con los diversos participantes de Brasil y del exterior, el Departamento de Biología volvió a la calma, pero con bríos renovados. El proyecto había sido un éxito en todos los sentidos y el nombre del departamento era visto con gran respeto y quizá con un dejo de celos. Era un departamento bastante joven que en poquísimo tiempo exhibía incuestionablemente un nivel internacional. Lo cierto es que la participación de Dobzhansky fue sumamente importante, y determinó el nivel científico del grupo, pero debe considerarse que el equipo de brasileños, encabezado principalmente por Pavan, dio la respuesta justa al reto que afrontaba. Fue un tiempo de intenso trabajo, de gran entusiasmo, principalmente debido al intercambio intelectual entre sus componentes. Se vivía la ciencia y para los buenos investigadores nada puede ser mejor y más gratificante que eso.

Una vez terminada esta etapa, cuando se esperaba un período de paz y tranquilidad, he allí que surgió entre todos una gran preocupación. El querido maestro, el gran conductor de todo el proceso, el profesor Dreyfus, empezó a padecer un serio problema de salud. Su presión sanguínea aumentó y con ello el riesgo de sufrir derrames, cosa que sucedió y lo obligó a internarse en el Hospital de Clínicas, donde fue cuidadosa y cariñosamente tratado por varios amigos, colegas de profesión, y la compañía de otros tantos. Todos sabían que su enfermedad era grave y que en cualquier momento lo peor podría suceder. En ese caso, la cátedra quedaría vacante y de acuerdo con la legislación vigente, la misma que rige actualmente, habría un concurso público de inmediato.

Así se desató una fuerte presión sobre Pavan para la eventual necesidad de encarar el concurso. Dreyfus fue el que más lo estimuló a prepararse rápidamente, con el fin de poder ocupar su lugar como profesor catedrático. Era importante tener el título de libre docente para tener posibilidades en el concurso. Era considerado difícil, uno de los más importantes hitos de la vida académica, pues implicaba madurez científica o, mejor dicho, madurez intelectual. La aceptación de este reto hizo que Pavan pasase a dedicarse exclusiva e intensamente a la preparación para este concurso, que tuvo lugar en 1951.

El estado de salud de Dreyfus no registraba ninguna mejoría significativa, pero él no dejaba de ir al departamento y de participar incluso en el dictado de clases. Debido a uno de los derrames había quedado semiparalítico del lado derecho. Si bien había sido relevado en el dictado clases, asistía a las de sus reemplazantes y no se contenía, cada vez que la exposición no le agradaba. Sin ningún rodeo, interrumpía al docente y él mismo exponía el tema, escribiendo en el pizarrón con gran dificultad, con la mano izquierda. A menudo, Pavan interrumpía la clase a la que Dreyfus asistía para tomarle la presión arterial, con miedo de que sufriera una fuerte alteración. Las comisiones eran reducidas y había una relación muy estrecha entre alumnos y docentes, de manera tal que esos acontecimientos eran aceptados con naturalidad. ¡Éramos una familia!

Desafortunadamente, en febrero de 1952 Dreyfus falleció, lo que causó una enorme consternación en toda la comunidad académica. Era un excelente docente, dueño de vasta cultura humanística y científica, realmente una persona muy especial, que irradiaba simpatía. Su muerte fue sumamente lamentada y llorada.

Como era de esperarse, Pavan fue elevado al cargo de profesor catedrático pro témpore hasta la realización del concurso. Como aspirante al cargo, se dedicó enteramente a la preparación para el concurso. Su tesis se llamó “Las relaciones entre las poblaciones naturales de Drosophila y el medio ambiente”. Un aprovechamiento total de casi todas las colectas que había realizado en sus incontables excursiones a diversas partes de Brasil.

Un concurso público es siempre un riesgo, nadie puede estar seguro de qué sucederá. Siempre es bueno prevenirse. Pavan estimó que si Dobzhansky, un voto seguro a su favor, estuviera presente formando parte del tribunal, pocos examinadores tendrían la petulancia de ir en contra de su postura.

La facultad no se opuso a incluirlo en la mesa examinadora. Expirado el plazo de inscripción de los postulantes al concurso, se constató no sin cierto alivio que solamente Pavan se había inscrito. Solamente eso ya era la mitad de la batalla ganada.

El concurso fue largo, con varias pruebas y diversas ceremonias sobre las cuales más tarde, en carta a los amigos, Dobzhansky se encargó de asestar una crítica ferina. El resultado fue un gran éxito: Pavan fue aprobado y se convirtió en el profesor catedrático más joven de la USP, en 1953, con tan sólo 33 años. No hubo ningún favor en la aprobación del candidato. Pavan, aunque fuera bastante joven para aspirar a una cátedra, había cumplido con todos los requisitos para cubrir las exigencias del concurso. Además, se considerásemos a los posibles postulantes, salvo a lo mejor el profesor Antonio Brito da  Cunha, quien hidalgamente desistió de su derecho a inscribirse, no había nadie que estuviera más capacitado para el cargo. Se hizo justicia.

En el tiempo de la Alameda Glete, el horario de trabajo era de lunes a viernes de ocho a seis de la tarde, y los sábados ocho a doce, a menudo extendido hasta las seis de la tarde. A su vez, era común que los domingos a la mañana pasar por Biología para un encuentro con los colegas y para organizar la semana siguiente. A la noche también se solía trabajar. A decir verdad, el departamento era como si fuera nuestra propia casa. Había una gran armonía entre todos los miembros, que en aquel tiempo no eran muchos. En total, éramos unas 15 personas. Después fue aumentando.

archivo COMISSÃO MEMÓRIA IB-USPPavan fue un catedrático bastante liberal, que no quiso hacer uso de las atribuciones autoritarias del cargo. Se puede decir que fue un tiempo extremadamente pacífico, agradable y productivo. Las investigaciones con drosófilas seguían y con un objetivo más: estudiar el efecto de las radiaciones en las poblaciones naturales. Pavan y Dobzhansky emprendieron la realización de un nuevo proyecto en el departamento, con la participación de varios investigadores extranjeros. Dobzhansky tenía en mente verificar algunas hipótesis nuevas que había esgrimido. A tal fin, necesitaba varias poblaciones naturales aisladas. Pavan le ofreció las islas de Angra dos Reis, un verdadero paraíso. Una vez más, la Rockefeller entró en acción y se hizo cargo de financiar enteramente el proyecto.

Además de Dobzhansky, se invitó a los siguientes investigadores del exterior: Charles Birch, de Australia, coautor con Andrewartha de una obra recientemente publicada, The distribution and abundance of animals, que cobró fama debido a las informaciones colegidas; Bruno Bataglia, de Italia, y Ove Frydenberg, de Dinamarca. De Brasil se invitó a Cora Pedreira, de Bahía, y Mirtes Nilo Bispo, de Pernambuco. Los demás miembros eran todos del Departamento de Biología.

El proyecto se inició en 1956. Desafortunadamente ése no fue un buen momento. De entrada, cuando el equipo se reunió, hubo un serio desentendimiento de ideas entre Frydenberg y Dobzhansky, que causó un gran malestar. Era difícil comprender que un joven investigador, recién dotorado, tuviese el tupé de contraponerse al célebre y famoso viejo profesor Theodosius Dobzhansky, tan reverenciado en todo el mundo. No tengo dudas  de que, en ese caso, el joven danés tenía razón. La afirmación en la época, que Dobzhansky hizo en su defensa, era que solamente reconocía dos tipos de investigación científica: las pioneras y las no pioneras. Las pioneras eran buenas; las otras no. La investigación propuesta era pionera, y por consiguiente, era una buena investigación. Por supuesto que ese argumento no se sostenía, tal como se comprobó en la práctica, pues los trabajos realizados arrojaron resultados que ni siquiera se publicaron. A este episodio lo podría aclarar mejor alguien inclinado a la historia de las ciencias. Por cierto, pienso que algún día debería hacerse una reevaluación crítica de la obra de Dobzhansky, que fue tan importante a nivel mundial para los estudios de la teoría de la evolución.

Finalizado este período del proyecto multiinstitucional, las cosas volvieron a lo normal. El tiempo de la Alameda Glete  estaba con sus días contados. Las obras del edificio de Biología de la ciudad Universitaria estaban culminando. En 1960, el departamento se mudó allá, pero nunca más fue el mismo.

Luiz Edmundo Magalhães es profesor titular de genética y evolución y ex director del Instituto de Biociencias de la USP. Fue rector y doctor honoris causa de la Universidad Federal de São Carlos, profesor visitante del Instituto de Estudios Avanzados de la USP y  profesor visitante de la Unifesp. Este trabajo fue producto de una invitación de la  Sociedad Brasileña de Genética y se presentó en el simposio “La presencia de Crodowaldo Pavan en la genética brasileña: memorial”, en el marco del 55° Congreso Brasileño de Genética, en septiembre de 2009 (en la localidad paulista de Águas de Lindoia).

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