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CARTA DE LA EDITORA | 329

Resiliencia y movilización

La prensa brasileña destacó la repatriación del fósil de dinosaurio de la especie Ubirajara jubatus, sacado ilegalmente del nordeste brasileño en 1995. En los últimos años, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha venido debatiendo la adopción de parámetros éticos para el mercado de los bienes culturales, tendientes a establecer consensos en lo concerniente a la comercialización de objetos con valor histórico.

En el mes de mayo, Brasil pasó a ser miembro del Comité Subsidiario de la Convención de la Unesco de 1970, el principal instrumento jurídico internacional en la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Poseedor de ricas colecciones, que incluyen fósiles, objetos sagrados, libros y documentos antiguos, el país ha venido concretando avances en la preservación de su patrimonio. Recientemente, se redactó una Lista Roja con los objetos más expuestos al riesgo del comercio ilegal.

La última edición de los Indicadores Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación, publicada en mayo con datos actualizados para 2020 y 2021, muestra un retroceso de las inversiones en Investigación y Desarrollo (I&D).

Los recursos que un país invierte en I&D constituyen una medida de su esfuerzo por estimular dimensiones fundamentales de su desarrollo, que incluyen actividades de investigación básica y aplicada, la formación de investigadores y la creación de nuevos productos y procesos.

Al comparar el año 2020 con 2019, las inversiones federales aumentaron, los subsidios de los estados en I&D se mantuvieron estables y las inversiones privadas se retrajeron en una magnitud que aún está evaluándose. En Brasil, la producción científica y tecnológica está muy asociada a las instituciones públicas, que incluso ocupan el primer lugar en el ranking de patentes, algo que no es habitual en la mayoría de los países ricos. Pero la producción de conocimiento dentro de las empresas o en asociación con el sector público es esencial para el avance tecnológico, económico y social de un país y retroalimenta la actividad científica.

Las políticas públicas son fundamentales para inducir y orientar el desarrollo de un país, lo que requiere evaluaciones y estudios. El Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) de Brasil ha publicado recientemente un libro en el que analiza la reconfiguración de las diversas políticas públicas brasileñas desde 2016. Algunas actividades, tales como salud y cultura, han revelado una mayor resiliencia que otras, como medio ambiente y derechos indígenas.

Con el propósito de movilizar al gobierno en pos del diseño de una estrategia de acción nacional para hacer frente a la demencia como un problema de salud pública en aumento, diversos científicos están preparando un vasto informe, relata nuestro editor de ciencia, Ricardo Zorzetto, en el artículo estampado en la portada de esta edición.

El avance de la demencia afecta a la mayoría de los países, debido al aumento de la longevidad de la población. Pero son los países de ingresos medios y bajos los que más políticas están demandando para enfrentar esta enfermedad, cuya forma más prevalente es el alzhéimer. Entre otros factores, el nivel educativo está directamente relacionado con la salud cerebral: el alfabetismo promueve alteraciones anatómicas y funcionales en el órgano. La capacitación de los profesionales de la salud en el diagnóstico de la demencia puede evitar o retardar la aparición de nuevos casos.

La escasez crónica de donantes de órganos es objeto de campañas y reportajes en los medios de comunicación. Un obstáculo menos conocido es el rechazo de los órganos por los equipos que realizan los trasplantes. Una investigación a cargo de técnicos del Ministerio de Salud de Brasil revela que en un 63 % de las situaciones los órganos sólidos (hígado, riñón, páncreas, corazón y pulmón) se rechazan: de este total, en un 59 % de los casos los órganos no se aceptan debido a las condiciones clínicas de los donantes.

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