Envejecer es con seguridad una experiencia compleja. No solamente por la reducción paulatina del vigor y de la agilidad normal del adulto, y por el comprometimiento progresivo de las funciones vitales del organismo, las enfermedades frecuentes y los dramáticos cambios de apariencia física. Sucede que, más allá de todo esto, la angustia por la finitud y la consciencia de la muerte como un devenir real y cercano constituyen los subterráneos de dicha experiencia, y en ella emergen como sombras sobre el correr del tiempo, a veces sutiles, a veces espesas, más notadas por unos y deliberadamente olvidadas por otros. Si bien ello no impide las sensaciones de placer, la risa y los sentimientos positivos, como la alegría, se inmiscuye confiriéndole a la vejez un rostro particular, un humor propio.
Esta experiencia puede ser rica, puede ser fecunda. Y, sobre todo, puede ser vivida de manera más difícil o más fácil, lo que depende en gran medida de la realidad social en la que estén inmersos los ancianos. Esto queda palmariamente explícito en el artículo de la portada de esta edición, a partir de la página 32, referente a un extenso estudio que muestra cómo viven y cuál es el estado de salud de los habitantes del municipio de São Paulo en la franja de edad situada a partir de los 60 años. El contingente de casi un millón de ancianos que vive en la capital paulista -analizado por medio de una muestra de 2.143 personas- corresponde a poco más del 9% de su población. De acuerdo con lo que informa el reportero especial Marcos Pivetta, su edad promedio es de 69 años. Hay en ese contingente un 60% de mujeres, un 20% de personas que jamás fueron a la escuela, un 60% de gente que estudió menos de siete años y un 87% del total que usa algún medicamento. Hay muchos otros números en el estudio, pero el principal indicador de que las condiciones sociales tienen un fuerte impacto sobre la experiencia individual del envejecimiento aparece en este dato, que articula educación con salud: un 65% de los ancianos sin escolaridad sostiene que su salud es mala, porcentaje que a su vez se ubica diez puntos por encima del obtenido en el total de la muestra. Y hay más: la aparición de problemas cognitivos, tales como la pérdida de memoria y de razonamiento, se registró en un 17% de aquéllos que nunca frecuentaron la escuela, en un 5% de los que estudiaron hasta siete años y en el 1% de los que estudiaron más de siete años.
En este artículo sobre los ancianos subyace, sin lugar a dudas, la idea de tiempo, que de una manera más visible se impone en otros textos de esta edición -no con las sonoridades afectivas y la carga filosófica que el concepto conlleva con frecuencia, sino desplegándose en las medidas objetivas a las que los diferentes manejos científicos lo someten. Así, encontramos el tiempo largo de las transformaciones geológicas, en el reportaje sobre una investigación que prueba que hubo una glaciación en el nordeste brasileño. El semiárido de esa región, hoy en día plagado por cactus, signado por la sequía y el calor intenso, estaba cubierto de glaciares hace alrededor de 300 millones de años, según informa el reportero Francisco Bicudo. Y nos deparamos con un tiempo infinitamente más largo en el texto sobre la génesis del ADN, en el que el editor Carlos Fioravanti presenta el modelo matemático que reconstituye la competencia entre las moléculas, de la cual emergió como vencedor el ADN, hace probablemente unos 4.500 millones de años.
Luego de esa inmersión en un pasado tan remoto, vale la pena mirar hacia un presente más palpable y hacia el futuro. Llamamos la atención, por ejemplo, sobre el reportaje de Dinorah Ereno, relativo a la empresa que produce y exporta insectos destinados a combatir plagas agrícolas. Para finalizar, destacamos la noticia sobre el comienzo del proyecto del genoma bovino, que involucra simultáneamente el secuenciamiento genético y el análisis funcional. Este proyecto, financiado en asociación por Central Bela Vista Genética Bovina y la FAPESP, se iniciará este mes, lo que demuestra que el país está marchando rápido en el área. A efectos de comparación, cabe registrar que el Instituto Nacional de Investigaciones del Genoma Humano de Estados Unidos anunció que su proyecto de secuenciamiento completo del genoma bovino tendrá inicio probablemente en septiembre.
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