Si los candidatos a presidente y sus asesores piensan que conocen la cabeza de sus electores, los dueños de los votos pueden todavía reservarles algunas sorpresas. Una nueva investigación sobre el comportamiento de los electores en las elecciones municipales paulistanas de 2000, que puso en la disputa a Paulo Maluf y Marta Suplicy, muestra que éstos se mueven en una arena ideológica, contrariando las tendencias de creciente despolitización y desinterés del elector moderno. Tal es una de las conclusiones del proyecto Medios, Campaña Electoral y Comportamiento Político en São Paulo, financiado por la FAPESP y coordinado por la cientista política Vera Chaia, de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP).
Para los investigadores, la polarización entre el malufismo y el petismo, dictada por opciones políticas y éticas, contó con la fuerte influencia de los medios de comunicación, porque los periódicos y las TVs acabaron de alguna manera suministrando al elector las informaciones necesarias para la ubicación de los candidatos en el espectro político (y la neutralidad del noticiario de las emisoras y los diarios permitió esto); o porque dichos medios ejercen un papel fiscalizador, en un momento en el que las propias instituciones partidarias están débiles; o incluso debido al espacio reservado por ley a la propaganda electoral gratuita -que de cierta forma, tiene también la función de devolverles a los partidos políticos el control sobre sus candidatos.
El proyecto es el primer seguimiento sistematizado de las elecciones paulistas y paulistanas (de la ciudad de São Paulo) que incorpora como factor definitivo, para el análisis del escenario electoral moderno, la influencia de los medios de comunicación en el proceso de decisión del elector. En las elecciones de 2002, su objeto de estudio se focalizará en las elecciones para la gobernación paulista.
Aunque la tendencia de la ciencia política en general registra como prioridad el análisis de las elecciones nacionales, en especial las destinadas a la elección de presidente de la República, el seguimiento de las elecciones paulistas constituye de por sí una muestra significativa de la política y del cuadro partidario del país. El estado de São Paulo concentró el 22% del electorado nacional en las elecciones de 2000. Al margen de la magnitud de su electorado, su capital es un laboratorio político aparte: la ciudad de São Paulo tenía en 2000 más de 7 millones de electores, un número superior al de 23 de los 27 estados brasileños.
La ideologización del voto paulistano, a contramano del desinterés del electorado nacional, es una prueba de que los paulistanos son protagonistas cómo mínimo de un interesante hecho político. Desde 1988 viene dándose un proceso creciente de polarización entre el malufismo y el petismo en las elecciones de la capital paulista. Paulo Maluf, al conquistar un lugar para disputar la segunda vuelta con la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en 2000, en un momento en que el antimalufismo estaba exacerbado por las denuncias de corrupción contra el candidato y contra Celso Pitta, instalado en la intendencia y apoyado por Maluf, demostró que los electores paulistanos hacen una opción ideológica y toman como referencia a los partidos o a los líderes políticos identificados con un determinado segmento del pensamiento político, de acuerdo a un artículo hecho a ocho manos por los coordinadores de los subproyectos: Vera Chaia, Fernando Antônio Azevedo, Rogério Schmitt y Rachel Meneguello.
Para los autores, la ideologización de los electores paulistanos se vuelve aún más clara cuando se relacionan las encuestas de intención de voto con las de preferencias partidarias. A contramano de las democracias modernas, que registran un alto potencial de personalismo en las elecciones, el PT, como partido, tenía una intención de voto del 25,4% de los electores. En las investigaciones que cruzaran datos de intención de voto y preferencia partidaria, la relación candidato-partido era nítida para el elector. “Esas asociaciones permiten reconocer en São Paulo la ocupación de espacios ideológicos nítidos, con estructuras partidarias y liderazgos constituidos, lo que permite decir que en São Paulo las orientaciones ideológicas desempeñan un rol en la dinámica de las opciones políticas”, afirman los investigadores en el artículo.
Exposición
Los medios de comunicación ejercen un papel fundamental en el entramado ideológico y partidario paulistano. La propaganda electoral gratuita, de acuerdo con el seguimiento de sondeos electorales hecho por Rachel Meneguello, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), es la principal fuente de información política del elector. La mayor o menor exposición de un candidato en elecciones proporcionales (en el caso de las elecciones de 2000 para concejal) acabó siendo determinante para su elección, según constató el cientista político Rogério Schmitt -incorporado al proyecto como profesor visitante de la Universidad de São Paulo (USP) y actualmente coordinador de la Escuela de Sociología y Política de São Paulo.
Schmitt, que se valió del laboratorio paulistano para estudiar la influencia de la propaganda electoral gratuita en las elecciones proporcionales, concluyó que el medio de comunicación con el elector acaba siendo utilizado por los partidos como un “filtro” partidario. Los partidos, al monopolizar las decisiones estratégicas sobre la transmisión o no de propagandas de los candidatos proporcionales, de hecho organizan listas partidarias. La agremiación política, por lo tanto, “sujeta” la propaganda electoral de los concejales a una estrategia de campaña partidaria en la TV, y esto acaba neutralizando el carácter personalista de la elección, intrínseco al sistema electoral proporcional adoptado en Brasil.
Los periódicos O Estado de S. Paulo y Folha de S. Paulo, impulsados por la competencia, mantuvieron una postura relativamente neutra en la disputa. Fernando Antônio Azevedo, de la Universidad Federal de São Carlos, llegó a esta conclusión al evaluar el contenido informativo de los diarios durante el período electoral. La mayor exposición del candidato Paulo Maluf, del Partido Progresista Brasileño (PPB), en los referidos periódicos, no significó una inclinación a favor del candidato: en ese período, éste fue blanco de varias denuncias de corrupción. En la segunda vuelta, la neutralidad cedió su lugar a una leve tendencia a favor de Marta Suplicy (PT), que ganó las elecciones.
Ventaja
No obstante, la competencia no sería suficiente como para garantizar el estándar de neutralidad de los periódicos paulistas en las elecciones de este año. Azevedo, que ya está monitoreando la cobertura de los diarios en estas elecciones, observa que de antemano el candidato tucano (tucán en portugués; así son llamados los integrantes del Partido de la Socialdemocracia Brasileña – PSDB), José Serra, lleva ventaja en la cobertura electoral del diario O Estado de S. Paulo. La evaluación se efectúa sobre los noticiarios, no sobre los editoriales. Asimismo, los medios han reflejado fuertemente las presiones de dos tipos de actores: los actores políticos (las fuerzas articuladas a la coalición que apoya al candidato socialdemócrata) y el mercado financiero y sus especuladores.
“Los periódicos han transmitido esas presiones en mayor o menor grado, de acuerdo a sus intereses electorales”, dice Azevedo. Esto se traduce en aquello que los órganos de prensa y el mercado financiero han dado en llamar como el “Riesgo Lula”, es decir, el peligro de “argentinización” de Brasil en caso de concretarse una victoria del PT en las elecciones presidenciales. Azevedo identifica el inicio de una etapa posterior a la del “Riesgo Lula”: la de los informes confidenciales (dosieres). “Existe una clara preocupación de los medios en mostrar que el PT no es el normalista de la política.”
La explosión de escándalos que involucraron a Maluf y a Pitta en las elecciones de 2000 también influyeron en el noticiario de la televisión. Según Vera Chaia, Maluf tuvo una exposición mayor que la de Marta Suplicy en los noticieros de televisión, pero eso está lejos de representar una inclinación hacia el candidato por parte de las emisoras. Al igual que en los periódicos, el espacio adicional que el candidato del PPB conquistó no se correspondió con una valoración positiva del mismo.
En el caso brasileño, y en las elecciones ya analizadas, las de 2000, la coordinadora del subproyecto abocado al estudio de los programas de radio y televisión apunta un elemento restrictivo importante sobre la actuación de los medios masivos de comunicación en el país: la legislación electoral. Vera recuerda que, en las citadas elecciones, la legislación electoral era sumamente rígida con relación a la difusión de noticias electorales por parte de las emisoras de radio y televisión, hecho que inhibió la cobertura para la primera vuelta.
En la segunda vuelta, ya con 14 de los 16 candidatos eliminados de la disputa, las TVs pudieron realizar un abordaje más equilibrado de la campaña de los dos candidatos remanentes: Paulo Maluf, del PPB, y Marta Suplicy, del PT. La rigidez de la legislación electoral, que cohibió en la primera vuelta la cobertura periodística propiamente dicha, hizo de la divulgación de sondeos electorales una constante en el noticiario. Utilizando un concepto de Mauro Porto, Vera Chaia, en su informe preliminar sobre el noticiario de los medios electrónicos en las elecciones municipales del año 2000, afirma que se produjo un encuadre de “carrera de caballos”, es decir, el énfasis recayó sobre quién estaba avanzando y quién estaba quedando atrás, como en un relato de turf.
Medios y política
De acuerdo con el proyecto aprobado por la FAPESP, existe una aceptación casi consensual entre los cientistas políticos, de que “la sociedad moderna y la democracia de hoy en día son mediáticas”. Esto quiere decir que la sociabilidad y la forma de hacer política pasan actualmente por los medios de comunicación. El segundo supuesto del proyecto, que también es consagrado por los autores modernos, es el de que “los medios de comunicación, así como el gobierno y los grupos de interés, son capaces de proponer y establecer agendas públicas y gubernamentales, y, por lo tanto, de influir sobre las actitudes políticas y de comportamiento electoral”. Asumir a los medios como “actores políticos” fue la opción del proyecto.
Tanto el análisis de la cobertura electoral tanto por parte de los periódicos como de los programas de radio y de TV, los investigadores parten del concepto de “agenda setting“, es decir, que los medios, al editar la noticia, a decir verdad construyen una realidad acorde con sus propios cánones de relevancia. Es un “encuadre” de la realidad que se escamotea de la decisión del lector, del oyente o del telespectador, y que influye sobre éste. En ese contexto, los medios acaban incorporando roles políticos de fiscalización y control, de cara a la crisis de los partidos políticos; y al mismo tiempo acaban siendo responsables por los cambios en el proceso político.
Los estudios sobre el perfil del electorado paulista, el cuadro electoral y partidario y los medios de comunicación en São Paulo, irán al encuentro de proyectos similares que se están realizando en otros estados en algún momento. La idea surgió en el 23º Encuentro Nacional de la Asociación Nacional de Investigaciones y Posgrados en Ciencias Sociales (Anpocs), realizado en Caxambu (Minas Gerais) en 1999. En dicha ocasión, investigadores de São Paulo, Río de Janeiro, Bahía y Río Grande do Sul decidieron solicitar simultáneamente a las agencias de fomento a la investigación financiamiento para los proyectos de seguimientos electorales en esos estados, para posteriormente cotejarlos con casos regionales y comparar los datos. El proyecto, que se inició en el año 2000, concluirá en 2004.
El proyecto
Medios de Comunicación, Campaña Electoral y Comportamiento Político en São Paulo (nº 00/02990-8); Modalidad Proyecto temático; Coordinadora Vera Chaia – Ciencias Humanas y Sociales – Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP); Inversión R$ 105.422,00