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Salto postergado

Las empresas innovan más, pero contratan menos investigadores, según muestra la Pintec

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-02Los resultados de la cuarta edición de la Investigación de Innovación Tecnológica (Pintec), dados a conocer a finales de octubre, muestran un incremento de la cantidad de empresas brasileñas que innovaron entre 2006 y 2008, pero también ponen en evidencia la persistencia de problemas estructurales, tales como una escasa propensión a realizar esfuerzos de investigación y desarrollo (I&D) en el sector privado y un contingente limitado de investigadores que trabajan en las empresas. El índice de innovación de las empresas, que fue del 34,4% en el período 2003-2005, trepó al 38,6% entre 2006-2008. Eso significa que en el universo de 106.862 empresas entrevistadas, 41.300 crearon algún producto y/o adoptaron algún proceso nuevo o sustancialmente mejorado en el período analizado. El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que realiza la Pintec desde 2000, recabó datos de 100.496 industrias, de 6.326 empresas de sectores seleccionados del área de servicios y de 40 dedicadas a investigación y desarrollo.

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-02Un dato desalentador apunta que el crecimiento, estimulado principalmente por el desarrollo económico registrado durante el período, no se vio acompañado por un esfuerzo proporcionalmente mayor por parte del sector privado que el habitual en actividades internas de I&D, aquéllas que suelen generar innovaciones capaces de incrementar la competitividad y ayudar a las empresas a conquistar nuevos  mercados. La Pintec de 2008 muestra que las empresas encuestadas invirtieron alrededor de  54.100 millones de reales en actividades innovadoras (eran 41.300 millones en 2005), de los cuales fueron 15.200 millones de reales en actividades internas de I&D (ante 10.400 millones registrados en el sondeo anterior).  Justo es decir que se registró un incremento real del gasto empresarial en actividades internas de I&D del orden del 23%, comparando los datos de las investigaciones de 2008 y de 2005, con valores actualizados para 2008 por el IGP-DI.

Pero cuando se considera la relación de los gastos totales con actividades innovadoras sobre el ingreso neto de ventas de las empresas, se observa una estabilidad, incluso con una ligera disminución con relación al porcentaje de la Pintec 2005. La relación pasó del 3% en 2005 al 2,9% en 2008. En tanto, cuando se analizan únicamente los gastos en actividades internas de I&D, se registra un pequeño incremento de la proporción con relación a los ingresos, de un 0,77% en 2005 a un 0,8% en 2008. “Era de esperarse que la prioridad asignada a la innovación en las políticas públicas, asociada al crecimiento económico, influyese en los indicadores. Pero el esfuerzo privado en innovación sigue siendo relativamente bajo en Brasil”, dice Sérgio Robles Reis Queiroz, docente del Departamento de Política Científica y Tecnológica del Instituto de Geociencias de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y ex secretario adjunto de Ciencia, Tecnología y Desarrollo Económico del Estado de São Paulo. En 2008, Brasil invirtió en I&D un 1,09% del PIB, y el sector privado fue responsables por un 44% de ese esfuerzo. En Alemania y Estados Unidos, más allá de la crisis económica mundial, los gastos en I&D en 2008 fueron de un 2,64% y un 2,77% del PIB, respectivamente, y las empresas respondieron por más de dos tercios del total.

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-03Elite
El estudio muestra que solamente una elite de las industrias puede ser considerada innovadora en el sentido preciso del adjetivo. Del total de 100.496 industrias participantes del sondeo, 38.299 implementaron productos y/o procesos nuevos o sustancialmente mejorados en el período 2006-2008. De ese conjunto, tan sólo 3.232 desarrollaron productos o servicios innovadores para el mercado nacional y solamente 267 crearon innovaciones para el mercado mundial. En la mayor parte de los casos, las innovaciones tuvieron como parámetro de comparación solamente el patrón vigente en la propia empresa, lo que implica mejoras limitadas, aun cuando marquen la diferencia en la facturación. Y, para la mayoría, el patrón de innovación se basa aún en el acceso al conocimiento tecnológico mediante de la incorporación de máquinas y equipos. De acuerdo con la Pintec 2008, un 77,7% del total de las empresas innovadoras consideró la compra de máquinas y de equipamientos como relevante para desarrollar sus innovaciones, ante un 80,6% contabilizado por la investigación de 2005. En segundo lugar aparece la capacitación (un 59,7% en 2005 y un 59,9% en 2008). Una novedad fue el incremento en el porcentaje de empresas que consideraron relevante la adquisición de software: un 16,6% en el período 2003-2005 ante el 26,5% en 2006-2008.

En tanto, las actividades internas de I&D fueron consideradas relevantes para el 11,5% de las industrias, un 16% de las empresas de servicios y un 100% de las empresas de I&D. “La cuestión principal no es saber cuántas empresas practican la innovación, sino cuál es el resultado efectivo obtenido con los recursos destinados”, afirma el economista João Furtado, docente de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP) y coordinador de innovación tecnológica de la FAPESP. “La simple compra de una máquina nueva difícilmente ayude a una empresa a conquistar nuevos mercados o a vender productos con márgenes mayores, aquéllos por los cuales los clientes aceptan pagar más caro porque detectan un beneficio significativo”. En el caso de la industria brasileña, los gastos con máquinas y software son dos veces mayores que las inversiones en I&D en el ámbito interno y en el externo. En tanto, en España, la compra de máquinas representa tan sólo un 40% de los gastos con I&D en los ámbitos interno y externo, y en Alemania, la mitad.

Agricultura
Para João Furtado, deben hacerse otras ponderaciones con relación al alcance de la Pintec. Recuerda que la investigación amplió el concepto de innovación, incorporando elementos organizacionales y de marketing, lo que aumentó el espectro de las empresas consideradas innovadoras, en consonancia con un cambio en los parámetros internacionales. Y considera que un sector que en Brasil es reconocidamente innovador, el de la tecnología en la agricultura,  no es cubierto por la Pintec. “En la agricultura existen sinapsis naturales, personas que por su origen y su trayectoria se comunican o forman comunidades basadas en la aplicación del conocimiento. Esto lleva a una sucesión de pequeñas innovaciones que se van difundiendo”, afirma. “De todas maneras, hay que reconocer que estamos todavía lejos de lo ideal, tanto en la cobertura como en la intensidad, en la actividad de innovación.”

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-04El análisis de los datos revela una desigualdad en el desempeño de los diversos sectores analizados. La mayor parte del crecimiento se verificó en el sector de la industria de transformación. El incremento de gastos con actividades internas de I&D, corrigiendo los valores de 2005 por el índice IGP-DI, se concentró en los sectores de fabricación de vehículos (1.100 millones de reales), en petróleo y biocombustibles (570 millones de reales) y en fabricación de productos químicos (410 millones de reales). En el sector de servicios, el mayor aumento fue en telecomunicaciones (680 millones de reales), pero hubo una reducción apreciable en el sector de informática (400 millones menos). El vigor innovador de las automotrices es una tendencia ya observada en las investigaciones anteriores. “Brasil tienen un historial de innovación en el parque metalmecánico, en tanto que en los países desarrollados los sectores líderes son más los ligados a la informática y a la industria farmacéutica”, dice Sérgio Queiroz. En el caso del petróleo y de los biocombustibles, las inversiones de Petrobras y el desarrollo de fuentes alternativas como el etanol explican ese crecimiento.

El economista André Tosi Furtado, docente del Departamento de Política Científica y Tecnológica de la Unicamp, observa que hay más sectores que evolucionaron que sectores que retrocedieron cuando se analiza la serie histórica de gastos en actividades internas de I&D en relación con el ingreso neto por ventas de las empresas. “Los datos muestran que mejoró el desempeño innovador de sectores ligados a las commodities, como el de alimentos, que es el principal de la industria brasileña, así como el de refinación de petróleo, el de telecomunicaciones, el automovilístico e incluso la industria farmacéutica, que hace poco esfuerzo de investigación y desarrollo en Brasil, pero que se ve estimulada por políticas industriales y sectoriales, relacionadas con la producción de genéricos”, dice André Furtado. “También existen sectores declinantes, como el de máquinas y equipamientos, que se resienten debido a la política cambiaria y a la facilidad de importación. La fabricación de otros materiales de transporte, que incluyen la industria aeronáutica, y de equipamientos eléctricos, también experimentó una reducción. Hay señales de alerta, porque algunos de esos sectores son estratégicos”, afirma. Si bien sostiene que los problemas estructurales de las empresas brasileñas persisten, André Furtado pone de relieve que, si la situación económica sigue siendo favorable, el impacto seguirá siendo positivo a largo plazo. “Nuestra intensidad de I&D en la industria es todavía cinco veces inferior a la de los países de la OCDE, pero existe una trayectoria ascendente que  esperamos que siga”, afirma, optimista.

Falta de personal
La Pintec 2008 mapeó los problemas que afrontaron las empresas en el proceso de innovación. En las industrias, los principales obstáculos aparecen en el siguiente orden: los elevados costos de la innovación (73,2%), riesgos económicos excesivos (65,9%), falta de personal calificado (57,8%) y escasez de fuentes de financiamiento (51,6%). En comparación con la Pintec 2005, se registró un aumento del peso de la falta de personal calificado y una disminución de la relevancia de la falta de fuentes de financiamiento. Este dato converge con una de las conclusiones de la Conferencia Paulista de Ciencia, Tecnología e Innovación, realizada en mayo en la FAPESP, según la cual la falta de recursos humanos calificados está perjudicando los planes de crecimiento de las industrias paulistas.

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-05Un dado intrigante y preocupante de la Pintec 2008 fue la caída de la cantidad de investigadores que trabajan en empresas. Ese número era de 35 mil en 2000, pasó a 40 mil en 2003,  trepó a 50 mil en 2005 y cayó a 45 mil en 2008. En países como Alemania y Corea del Sur el ejército de investigadores que trabajan en empresas asciende a 180 mil. En Japón son 492 mil. En Estados Unidos, más de 1.100.000. “Eso es algo que debe preocuparnos sobremanera, porque toda la estrategia y las políticas se llevan a cabo para llevar más investigadores a las empresas y ese número ni siquiera se mantuvo: disminuyó un 10% en el período”, destacó Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP. “Es un problema que debe ser bien comprendido. Necesitamos contar con esos indicadores a menudo para poder realimentar las políticas públicas.”

El limitado vigor innovador de las empresas tiene como contrapunto el crecimiento del apoyo del gobierno a las actividades innovadoras. Ha aumentado porcentaje de empresas innovadoras que utilizaron al menos un instrumento de apoyo gubernamental. Eran un 18,8% del total en 2005 y subieron al 22,3% en 2008, con 9.200 empresas que utilizaron algún incentivo público federal para innovar entre 2006 y 2008. El principal instrumento que utilizaron las empresas innovadoras de la industria fue el financiamiento para la compra de máquinas y equipos (un 14,2%) y los menos utilizados fueron el recién creado instrumento de subvención económica (un 0,5%) y el financiamiento a proyectos de I&D e innovación tecnológica en asociación con universidades o institutos de investigación (un 0,8%). Con relación a los incentivos fiscales reglamentados por las leyes de I&D e Innovación Tecnológica y por la Ley del Bien, el porcentaje de empresas industriales innovadoras que se valieron de sus beneficios fue del 1,1%, con relieve para las empresas con más de 500 empleados, en las cuales la proporción fue del 16,2%.

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