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Carta de la editora | 214

São Paulo ahogó sus ríos

La frase que intitula esta carta debería estar entre comillas, pues no es mía sino del ingeniero y abogado Rodolfo Costa e Silva, coordinador de los programas de saneamiento del río Tietê y de la recuperación de las avenidas que bordean los ríos Tietê y Pinheiros. Pero las comillas en los títulos producen reservas en aquéllos que se ocupan de mantener una estética visual periodística más fina, porque se las percibe como elementos gráficos excesivos, casi abusivos en medio de un texto. Por eso las dejé de lado, pero citando inmediatamente al autor de esa síntesis genial de lo que ocurrió con los ríos de la mayor metrópolis brasileña durante su proceso de urbanización, convencida de que él me concedería generosamente su permiso para este uso acotado de su frase, y la entendería como un reconocimiento a su traducción en vernáculo, breve y certera, de su comprensión de un complejo proceso.

Costa e Silva es uno de los personajes del reportaje de tapa de la presente edición de Pesquisa FAPESP, que me entusiasma en forma indisimulable y de múltiples maneras: por el trabajo de reportaje propiamente dicho, por el texto, por su refinado tratamiento visual e incluso por el tema del área de humanidades que, al comienzo, parecía un tanto inadecuado o insólito como para estamparlo en la portada, no obstante lo cual, decidimos apostar por ello. Debo aclarar enseguida que las palmas por todo esto deben concedérseles a nuestro editor especial Carlos Fioravanti y a nuestra editora de arte, Mayumi Okuyama, para luego contarles que el punto de partida de este hermoso trabajo fue una exposición de 17 mapas antiguos de los ríos de São Paulo que puede visitarse hasta el mes de marzo en el Archivo Público del Estado de São Paulo. La exposición, intitulada O tempo e as águas: formas de representar os rios de São Paulo, curada por docentes de la USP y de la Unifesp, además del equipo del Archivo del Estado, dio comienzo a un recorrido periodístico que explora la geografía y la historia del entubamiento de los ríos de São Paulo bajo calles y avenidas, las propias cuestiones urbanísticas que este proceso plantea y, finalmente, los aspectos ambientales y económicos involucrados en el extenso y permanente esfuerzo de descontaminación de los dos mayores ríos que atraviesan la capital paulista. Vale la pena comprobarlo a partir de la página 16.

Otro artículo, en este caso en la sección de ciencia y que constituye un gran aporte a mi quantum de satisfacción con la presente edición, es aquél que aborda la investigación con determinados medicamentos de uso humano para el control de una conocida enfermedad de los naranjos, la clorosis variegada de los cítricos (CVC), causada por la famosa bacteria Xylella fastidiosa. Más allá de la aplicación de antibióticos tales como la tetraciclina y la neomicina, que producen buenos efectos, pero que son inviables, dado el elevado costo que, en la práctica, implicaría su empleo como tratamiento, surge ahora la N-acetilcisteína (NAC) como una posible droga para combatir la CVC. Se trata, nada más ni nada menos, que del principio activo de un fármaco muy conocido por fumadores y portadores de diversas afecciones respiratorias que sufren la acumulación de moco dentro de los pulmones, cuyo nombre comercial es Fluimucil. Y no deja de tener sentido. Véase: cuando ataca a la planta, la colonia de X. fastidiosa forma una biopelícula que une a los microorganismos invasores y permite que éstos actúen como un organismo único, obstruyendo el xilema e impidiendo el paso de agua y nutrientes desde las raíces hacia la copa de los árboles. La ruptura de esa biopelícula en el comienzo de su formación puede constituir la mejor forma de combatir la enfermedad y, si un mucolítico tiene el poder de destapar alvéolos, bronquiolos, bronquios, etc., ¿por qué no podría atacar a ese biofilme? Vale la pena comprobar hasta dónde condujo ese razonamiento de la bióloga Alessandra de Souza, contado con todo detalle, a partir de la página 58, por nuestra editora de Pesquisa FAPESP online, Maria Guimarães. Les explico por qué me gusta tanto esta historia: esta revista acompaña las peripecias de la X. fastidiosa desde los primeros esfuerzos tendientes a secuenciar su genoma, en 1997. Y cada nuevo conocimiento que se suma a la biología, la fisiología y el tratamiento de las enfermedades provocadas por este microorganismo parece delinear un poco más la propia historia de Pesquisa FAPESP.

¡Buena lectura!

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