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Intercambio

Se requieren alumnos

Brasil entra en el mapa de las universidades Harvard y Yale, que reclutan estudiantes en el país

La Universidad de Harvard, con 370 años de existencia y un legado de 40 premios Nobel, ocupa el 1º lugar en el ranking de las mejores universidades del mundo confeccionado por el diario británico The Times. La Universidad de Yale, 305 años y 19 premios Nobel, está en 8º lugar en el mismo ranking. Estas dos instituciones estadounidenses están interesadas en reclutar alumnos brasileños y en expandir su influencia académica en el país. Primero fue Yale, que en junio envió a Brasil uno de sus directores de asuntos internacionales, el mozambiqueño João Aleixo, para establecer contactos con instituciones nacionales e iniciar la organización de la Semana Yale, evento que traerá al país el año que viene a los directores de Yale encargados de la admisión de alumnos de grado y posgrado. Queremos los mejores estudiantes del mundo y tanto Brasil, como China y la India son nuestras prioridades, dice Aleixo. La decisión forma parte de la estrategia, trazada en el tercer centenario de Yale, para convertirla en una universidad global.

Ahora es el turno de Harvard, que a partir de agosto pondrá en funcionamiento una oficina en São Paulo, la 43ª de la institución en el exterior y la 2ª en América del Sur (la primera funciona en Santiago, Chile). La meta de Harvard es más ambiciosa y articulada. La oficina, dirigida por el ejecutivo Jason Dyett, fue instalada en la avenida Paulista y funcionará como punto de atracción de estudiantes brasileños, y también como base de apoyo para investigaciones y actividades de profesores y alumnos de Harvard en Brasil.

Las iniciativas consittuyen una tentativa de ampliar la presencia, aún modesta, de brasileños en los cuadros de las dos instituciones. El interés de esas instituciones es muy positivo. Es ínfima la cantidad de brasileños que estudian en el exterior y lo mismo en los carreras de posgrado e intercambio, siendo mucho menor que en otros países de las dimensiones de Brasil, dice el ex ministro de Educación, Paulo Renato Souza. La educación superior en el país aún es muy cerrada para el exterior. Eso tenía sentido cuando la estrategia era crear un sistema de posgrados fuerte, pero ahora ya contamos con eso, afirma Souza. El presidente de la FAPESP, Carlos Vogt, destaca la cuestión mercantilista presente en este tipo de reclutamiento. Es una estrategia de expansión del mercado académico, muy en la línea del perfil de esas instituciones, afirma.

Harvard alberga actualmente 64 estudiantes brasileños. El número de chinos en la institución es cinco veces mayor. En Yale, el cuadro se repite: hay 35 brasileños frente a 307 chinos. Brasil es el sexto mayor país del mundo, pero está poco representado en Yale, afirmó K. David Jackson, director de estudios de grado de portugués, de Yale. En América Latina, que es a veces vista como un conjunto, Brasil no tiene el peso que merece, pero tiende a ganar énfasis y relieve por su tamaño e importancia, declaró Jason Dyett, director de la oficina de Harvard, al diario Folha de São Paulo.

No es intención de estas dos instituciones crear cursos en Brasil. En reuniones realizadas en la Universidad de São Paulo (USP), João Aleixo, director de Yale, discutió la posibilidad de que profesores estadounidenses pasaran temporadas y participaran de eventos en Brasil. Ambas instituciones crearán modos de reclutar estudiantes de grado y posgrado y prometen becas para alumnos que no puedan pagar el costo anual de una carrera profesional en Harvard no cuesta menos que 45 mil dólares (el equivalente a 100 mil reales). En Yale, el promedio es de 40 mil dólares (el equivalente a 88 mil reales). Aún no hay una cifra definido de becas, pero éstas serán anuales, en las áreas de educación, salud pública y gobierno. Quien consiga ingresar no dejará de ir por falta de dinero, afirmó Dyett. La oficina ayudará a implementar un nuevo programa de becas de estudio y de apoyo a la investigación, que permitirá a Harvard reclutar estudiantes brasileños para sus carreras, como así también para los programas de posgrado de la School of Education, School of Public Health y Kennedy School of Government, independientemente de la condición económica del alumno, según Dyett.

Donación
La instalación de la oficina de Harvard en São Paulo es el desdoblamiento de una cooperación que comenzó en 1999, merced a una donación hecha al Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos  de Harvard, por el empresario Jorge Paulo Lemann, uno de los dueños de la cervecería Ambev y de Lojas Americanas, graduado en 1961 en la institución. Donaciones de ese tipo, aún raras en el Brasil, son corrientes en las universidades norteamericanas. Ex alumnos que se enriquecen, frecuentemente dejan parte de su fortuna para la universidad que los graduó. Gracias a la donación de Lemann, el centro ya recibió decenas de becarios y profesores visitantes de Brasil. En el primer semestre de 2005, el centro patrocinó el Semestre Brasileño en Harvard, con seminarios, talleres y conferencias. El apoyo de Lemann fue fundamental para colocar a Brasil en el mapa mental de Harvard, definió John Coatsworth, director del Centro David Rockefeller.

Ahora, una nueva donación de 5 millones de dólares a cargo de Lemann hizo viable la instalación de la oficina de São Paulo, además de nuevas becas para estudiantes brasileños en Harvard y estudiantes de Harvard en Brasil en las áreas de educación, salud y administración pública.  Durante el año pasado, 19 alumnos de Harvard recibieron becas para estudiar y participar de proyectos de investigación en Brasil. Entre ellos había desde un estudiante de física desarrollando tecnología para cocinas ecológicas en una empresa de Belo Horizonte, Ecofogão, hasta estudiantes de doctorado investigando el impacto de políticas de acción afirmativa en los índices de desigualdad en ciudades como Brasilia, Curitiba, Salvador y Río de Janeiro. Estados Unidos, así como Harvard, nunca prestaó atención suficiente a lo que sucede en Brasil, dice el brasileñista Kenneth Maxwell, profesor visitante del Centro David Rockefeller. Maxwell dice que trabajará en cooperación con el director de la oficina paulista de la universidad para asegurar que combinemos tanto iniciativas de Harvard en Brasil como iniciativas de Brasil en Harvard”.

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