El físico Sérgio Mascarenhas, de la Universidad de São Paulo con sede en la ciudad de São Carlos, y Luiz Mattoso, de Embrapa Instrumentación Agropecuaria, también de São Carlos, advierten en carta a Nature: es necesario investigar los efectos de las cenizas expelidas por el volcán islandés Eyjafjallajökull sobre la salud humana y el medio ambiente. “Micro y nanopartículas y residuos podrían contaminar los alimentos, los campos y el agua”, escribieron. La nube de cenizas expelida a la atmósfera por el volcán, que entró en erupción en abril, puede contener material radiactivo proveniente de las profundidades geológicas. “Es un deber de las autoridades públicas investigar eso e informar al público”. En el interior paulista, Mascarenhas estudia otra fuente de contaminación atmosférica: ha recolectado cenizas de la quema de la caña de azúcar en la localidad de Ribeirão Preto. “Usaré protocolos biológicos para compararlas con las cenizas volcánicas”, afirma el físico.
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