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ENTREVISTA

Soumitra Dutta: El juego global de la innovación

Investigador indio lanza en Brasil una nueva edición del ranking internacional sobre el tema

Eduardo Cesar El rector de la Escuela de Negocios de la Universidad Cornell participó en el 6º Congreso Brasileño de Innovación en la Industria, llevado a cabo en São PauloEduardo Cesar

En un estudio en que se analiza el grado de innovación de 140 países, Brasil ocupando el puesto 69º, ubicándose detrás de otras economías emergentes, tales como India y China. El descenso en el ranking es significativo: en 2011, el país ocupaba el puesto 47º. Para el investigador indio Soumitra Dutta, el gobierno brasileño necesita encontrar estrategias tendientes promover la innovación en el sector privado, aunque el escenario sea de recesión económica y crisis política. “La prioridad para el gobierno y para los negocios pasa por invertir en innovación. Existen diversas maneras de hacerlo, y la concesión de exenciones fiscales a empresas privadas es una de ellas”, sostiene.

El investigador, a quien se considera como uno de los principales referentes en innovación de todo el mundo, es el rector de la Escuela de Negocios de la Universidad Cornell, en Estados Unidos, y responsable del desarrollo, desde 2007, del Índice Global de Innovación, uno de los principales indicadores para comparar el grado de progreso científico y tecnológico entre países. Dutta realizó una presentación en el marco del 6º Congreso Brasileño de Innovación en la Industria, que se llevó a cabo entre los días 26 y 28 de junio en São Paulo, y lanzó la edición 2017 del informe. En una entrevista que concedió a Pesquisa FAPESP, se refirió a las principales novedades del documento y a los desafíos que afronta Brasil para impulsar la innovación.

¿Cuáles son las conclusiones principales del Índice Global de Innovación 2017?
La primera es que las inversiones en investigación y desarrollo (I&D) no están acompañando la recuperación de la economía global. En segundo lugar, notamos que hay un grupo de países que vienen muy bien, algo típico de las naciones más ricas y líderes en innovación, tales como Suecia y Noruega. Incluso percibimos que la diferencia entre esas naciones y el resto del planeta es muy grande. La tercera conclusión es que existen unos pocos países que están logrando trasponer esa barrera. Un buen ejemplo es China, que se acerca a los líderes en innovación. Un cuarto hallazgo reside en que la diferencia entre los países de bajos ingresos y los de ingresos promedios, realmente está disminuyendo, porque los primeros están alcanzando a los segundos.

¿Qué hicieron los líderes para perdurar al tope del ranking?
Países como Suiza y Noruega invierten en toda la cadena de innovación. Eso significa disponer de instituciones de investigación, capital humano e infraestructura de buena calidad. Todo eso necesita ser fuerte y bien articulado. Son países que cuentan con universidades de excelencia que, a su vez, mantienen colaboraciones firmes con el sector privado. Además, esos países apuestan a la atracción de talentos y tienen un mercado muy sofisticado, que incluye un sector de finanzas bien desarrollado. Por consiguiente, son varios los elementos que deben hallarse en sintonía y en convergencia. Para que Brasil pueda acortar la brecha con el resto del mundo, es necesaria una mayor inversión en las instituciones de investigación y, simultáneamente, en infraestructura.

¿Hubo sorpresas positivas este año?
Las hubo. Un ejemplo es la India. En 2015, el país había sufrido una caída en el ranking. Luego de algunos cambios en el gobierno, se instituyeron nuevas políticas medioambientales y de innovación, que están contribuyendo para su recuperación (observe el cuadro). El sector de tecnología de la información (TI) se concentró en el mercado externo, pero muchos otros sectores se volcaron al mercado interno. Hoy en día, el mercado interno de la India está creciendo.

¿Cómo se explica el avance de China?
Se trata del único país en desarrollo entre los 25 países más innovadores. Lo que se observa es que China invierte en varios frentes, entre los cuales figuran infraestructura, industrias nacionales y capital humano. En los últimos años, la investigación desarrollada en el país se ha enfocado en generar muchas patentes y publicaciones. China ocupa el segundo puesto mundial entre los países que depositaron más patentes en los últimos años y eso fue posible gracias a un ambiente favorable para la cooperación entre universidades y empresas.

Países tales como Suiza y Noruega invierten en toda la cadena de innovación. Eso significa contar con instituciones de investigación, capital humano e infraestructura de buena calidad

Pero la política económica china también contribuyó para lograr ese ambiente favorable, por ejemplo, con la devaluación cambiaria promovida hace algunos años…
China está cambiando su modelo económico, porque los costos de fabricación están aumentando. El país está dejando de ser un lugar de producción a bajo costo. Para mantenerse competitivos en el futuro, los chinos saben que deben sumar valor agregado por medio de la innovación. Ese desplazamiento, por ende, tiende a sustituir el modelo basado en manufacturas por el de innovación. Esta es una de las razones por las cuales el país ha invertido más en educación e investigación.

¿Cuáles son los criterios principales que se emplean para definir que un país es más innovador que otro?
Eso depende del nivel económico del país analizado. Si hablamos de países de baja renta, los más innovadores serán aqupellos que más invirtieron en las instituciones de investigación, en la formación de capital humano y en infraestructura. Esos tres factores les ayudan a algunos de los países más pobres a destacarse. En el caso de las naciones más ricas, lo que marca la diferencia es el enfoque en la sofisticación empresarial. Los países ricos disponen de una buena infraestructura educativa y de investigación, por lo tanto, para ellos el desafío pasa por saber cómo transformar las inversiones en investigación en utilidades mediante el desarrollo de nuevas tecnologías.

En Brasil, varias empresas de base tecnológica, como es el caso de las startup, no sobreviven mucho tiempo.
Ése es un problema muy frecuente y no sólo en Brasil. Crecer es realmente difícil. Pero la buena noticia es que Brasil es un país grande y posee un inmenso mercado interno. Los países grandes, tales como China y Estados Unidos, primero desarrollaron el mercado interno, para recién después salir con sus empresas a conquistar el mundo. Creo que las empresas brasileñas necesitan ganar el mercado interno, y una vez hecho eso arriesgarse en el mercado externo. Ocurre que muchas empresas brasileñas no salen a ganar mercados. Hay pocas marcas brasileñas famosas en el exterior, tales como Natura, Embraer, Stefanini. De cualquier modo, no son marcas extremadamente conocidas en otros países.

Usted cita a menudo a Embraer como un caso exitoso que debería multiplicarse en Brasil.
Es que se trata de un buen ejemplo. Brasil no tenía una tradición histórica en la industria de la aviación. Lo que ocurrió fue que hubo inversiones no sólo en investigación, sino para la institución de colaboraciones entre científicos y proveedores. Esos actores aunaron diferentes conocimientos y establecieron una verdadera red que extrapoló el contexto local. Si no hubiese conexión con el mundo, el talento local no habría sido suficiente.

Brasil también despunta en la investigación con biocombustibles. ¿El avance de los automóviles eléctricos puede desalentar proyectos en esa área?
Creo que no. Resulta difícil anticipar qué tipo de tecnología va a prevalecer. Varias de ellas coexistirán y no habrá solamente una dominante. Me parece que Brasil debe entender cómo invertir en biocombustibles para tornarlos efectivamente más eficientes y económicos, es decir, una tecnología capaz de competir con otras. El problema reside en que el país tiene dificultades para mirar hacia afuera, y eso se debe a diferentes factores, tales como el tamaño de su economía y la barrera del idioma, lo cual complica la interacción incluso con países de América Latina. Veo a Brasil como una enorme isla. Y ser una isla enorme no es bueno.

¿Ese aislamiento es un problema de la investigación brasileña?
Depende. En el sector de TI [tecnología de la información] notamos que las empresas brasileñas no logran salir al exterior, aunque haya un inmenso mercado internacional en esa área. Se requiere de mayor ambición global. En el Global Fortune 500 de 2016, una clasificación donde figuran las 500 mayores corporaciones del mundo, hay, si no me engaño, siete empresas brasileñas, mientras que China cuenta con 130 compañías en la lista. Para ser grande hay que intervenir en el juego global.

¿Se puede innovar en un contexto de recesión económica y crisis política?
Creo que la prioridad para el gobierno y para los negocios debería ser la inversión en innovación. El gobierno nunca dispondrá, por sí solo, de recursos suficientes y por eso existen otras maneras de estimular la innovación en las empresas. El gobierno puede, por ejemplo, conceder exenciones fiscales a empresas privadas. Al favorecer a las grandes empresas, indirectamente ayuda a las pequeñas empresas que actúan como proveedoras de las mayores.

¿Cuál es la importancia de la formación de clústeres tecnológicos, a semejanza del Valle del Silicio, para impulsar inversiones en innovación?
Los clústeres funcionan. Para eso, precisan ser capaces de atraer capital humano y empresas. Si ahí no estuvieran las empresas adecuadas y el personal adecuado, el éxito no será posible. La clave para Brasil es que el país necesita transformarse en el destino de la innovación en América Latina. Lo que hace que el Valle del Silicio sea exitoso es la densidad de talentos y de redes de investigadores y empresas. Eso está tan instalado allá que las ideas son básicamente capaces de atraer a los mejores cerebros y promover las mejores colaboraciones. En Brasil, hay algunos clústeres exitosos, como es el caso de la región de Campinas. Algunos van de la mano con las condiciones de exportación, tal como la Zona Franca de Manaos. China ha explotado bien las denominadas zonas de libre comercio.

Muchas empresas afirman que invierten en innovación, aunque varias de ellas lo hagan en forma incremental. ¿Cómo puede modificarse esa mentalidad?
Las empresas requieren de apoyo para asumir riesgos. La oferta de recursos no reembolsables, volcados al apoyo a proyectos disruptivos, es una manera de estimular a las empresas para que asuman riesgos. Pero de nada vale hacer eso si no hubiera una política capaz de promover la internacionalización de las empresas. Alemania, por ejemplo, cuenta con una red de oficinas en más de 100 países. La función de ellos es prestarles ayuda a las empresas alemanas en la exportación a esos países y mapear posibles clientes. El gobierno alemán está colaborando activamente con el sector privado para crear oficinas de ese tipo. Por eso, no se puede esperar que una empresa crezca y cobre dimensión internacional manteniéndose con sus raíces en Campinas, por ejemplo.

Aquello que se denomina economía creativa, basada en una economía del conocimiento, ¿también contribuye a la innovación, verdad?
Los servicios creativos son muy importantes para la generación de innovaciones. Ese sector abarca la producción de filmes, series televisivas, juegos de video y otras formas de entretenimiento. Son áreas que demandan avances tecnológicos y, desde luego, una investigación científica diferente. Mucho de la investigación tecnológica está direccionado al entretenimiento. Por ejemplo, cuando me comunico con la NBA, la liga estadounidense de baloncesto, y les pregunto cuál es el principal desafío de ellos en la actualidad, la respuesta es la tecnología. Eso sucede porque la NBA quiere que el telespectador vea los partidos en casa teniendo la sensación de que está en el estadio. Para reproducir ese tipo de experiencia hay una gran necesidad de nuevas tecnologías multimedia. Se necesita entender, empero, que la innovación son todas esas nuevas ideas, nuevas maneras de expresarse y también de divertir al otro. Las películas, e incluso las novelas pueden ser innovadoras. Miren a Hollywood. Se trata de una industria enorme, que moviliza miles de millones de dólares y depende de la innovación tecnológica. También está la industria de la música, que es gigante. En la India, la industria cinematográfica está concentrada en Bollywood, y también es enorme. Los filmes producidos en la India están participando en festivales de Estados Unidos, siguiendo una meta de globalización de ese producto. Eso es un ejemplo de la importancia de construir un mercado global para un producto.

¿De qué manera empresas tales como Amazon están cambiando la forma de concebir la innovación?
Lo que está ocurriendo es que los negocios se están tornando híbridos. Son reales y, al mismo tiempo, virtuales, como es el caso de Amazon. Ellos comenzaron como una empresa virtual y hoy tienen tiendas, oficinas. Este tipo de simbiosis es el futuro. Todos los negocios tendrán combinaciones físicas y virtuales. La empresa Airbnb ofrece un servicio online de reserva de alojamiento en todo el mundo sin haber sido nunca dueña de una habitación o un apartamento siquiera. Recién ahora la firma está comenzando a invertir en la adquisición de redes hoteleras. En ese sentido, creo que la digitalización de los negocios va a profundizarse y el punto es: ¿quién va a ganar? ¿Será Airbnb o la red de hoteles Hilton? ¿Amazon o la red de supermercados Walmart? El caso es que todos convergen hacia un mismo lugar, o sea, el hibridismo. En Estados Unidos, las ventas al menudeo movilizaron alrededor de 4 billones de dólares durante el año pasado. De ese total, el componente online representa tan sólo 350 mil millones de dólares. Es decir, aproximadamente el 10% de los productos fueron adquiridos en forma online. Lo que quiero decir, por ende, es que si Amazon siguiera siendo puramente virtual no dispondrá de tantas ventajas, ya que las compras online representan solamente el 10% del mercado. Por eso es importante la combinación.

Los estudios de innovación brindan soporte a gobiernos, empresas e inversores. En su opinión, ¿cuál es la utilidad de esas investigaciones en áreas tales como sociología de la ciencia? ¿Ellas aportan nuevas pistas sobre la relación entre ciencia, tecnología y sociedad?
Esa dimensión de los estudios de innovación está comenzando a explotarse más recién ahora. Los datos generados en informes como el Global Innovation Index pueden efectivamente ser aprovechados en estudios que analizan la relación entre innovación y creatividad o innovación y sociedad, y algunas personas ya están explotando eso. Hay investigadores que recurren a esas informaciones concretas para desarrollar tesis doctorales más teóricas. Espero que eso siga haciéndose con más empeño, aunque no sea yo quien lo haga.

¿Cómo ve los impactos iniciales de la gestión de Donald Trump sobre el sistema de innovación de Estados Unidos?
El país corre un serio riesgo si Trump permanece en el poder durante los próximos cuatro años. Yo soy inmigrante en Estados Unidos, vine desde la India pasando por Francia. Si la política antiinmigratoria propuesta por Trump queda firme, el sistema de ciencia, tecnología e innovación del país sufrirá consecuencias lastimosas a largo plazo. Pero aún es pronto para desarrollar un análisis más concreto.

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