Daniel BuenoLa Universidad de Sussex, de Inglaterra, inició el montaje de un programa piloto de combate contra las malas conductas científicas que, de tener éxito, será un referente para la Oficina de Integridad Científica del gobierno del Reino Unido. El principal pilar del programa, cuyos costos aún se encuentran en fase de evaluación, radica en la creación de un grupo auditor encargado de verificar regularmente procedimientos y resultados de las investigaciones científicas realizadas en la universidad. Se seleccionará aleatoriamente un porcentaje de los proyectos de investigación y se lo someterá a un chequeo riguroso, antes o después de su publicación. Se analizarán varios aspectos, tales como los datos brutos en los que se basan las conclusiones, evidencias de plagio y análisis de veracidad de imágenes. Michael Farthing, vicerrector de la Universidad de Sussex y vicepresidente de la Oficina de Integridad Científica británica, presentó el plan en el marco de la 3ª Conferencia Mundial sobre Integridad Científica, realizada en el mes de mayo en Montreal, Canadá. Farthing cree que el miedo a ser descubierto en cualquier momento, tal como ocurre con los atletas al realizárseles exámenes antidopaje, puede erigirse un poderoso estímulo para prevenir fraudes y plagios.
Según Farthing, las universidades ya están acostumbradas al monitoreo de sus gastos y de los resultados del aprendizaje, pero no existe un mecanismo similar para controlar si las investigaciones se están realizando de manera adecuada, con excepción de los estudios con esayos clínicos. “Es así, por más que algunas instituciones reciban más de la mitad de sus recursos para investigación de fuentes públicas”, le dijo al sitio web de la Times Higher Education. El programa también prevé otras medidas, tales como el registro de las investigaciones ni bien se inician, como ocurre en el caso de los ensayos clínicos, y un rastreo de los investigadores cuando se mudan de una institución a otra, dado que aún falla la comunicación entre universidades al respecto de las sospechas de mala conducta entre los profesionales que pertenecen a sus cuadros. Cita como ejemplo el caso de Jatinder Ahluwalia, de cuyo alejamiento del programa de doctorado de la Universidad de Cambridge en 1998 por sospecha de fraude recién tomaron conocimiento otras instituciones en 2010, luego que una investigación determinara que falsificó datos en un artículo científico publicado en 2004 en colaboración con su supervisor de posdoctorado en la University College of London. “La mala conducta perduró durante 15 años porque la información disponible no circuló”, declaró.
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