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Un accidente de recorrido

La retracción de la economía limitó el avance de la innovación en Brasil, según constata una investigación del IBGE

La innovación tecnológica poco avanzó en Brasil entre 2000 y 2003, si bien cabe acotar que creció el número de empresas que realizan investigación y desarrollo (I&D) en forma constante. En dicho período, aumentó el número de industrias que invirtieron en el desarrollo de nuevos productos y procesos del 31,5% al 33,3% respectivamente entre las empresas consultadas en la primera y segunda edición de Encuesta Industrial de Innovación Tecnológica (Pintec, según sus siglas en portugués), realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Además de registrar una tasa de innovación baja, la Pintec 2003 -dada a conocer a finales de junio- pone este incremento a cuenta exclusivamente de las pequeñas empresas, aquéllas con entre 10 y 49 personas ocupadas que, en el lapso de estos tres años, desarrollaron innovaciones -de carácter imitativo-, de menores costos y riesgos. En las restantes, se constató que hubo una reducción de los gastos con innovación.

“La retracción económica de 2003 perjudicó mucho a la capacidad innovadora de las empresas en Brasil”, analiza Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP. La primera edición de la Pintec, en 2000, mapeó la innovación en un escenario de ampliación del 4,4% del Producto Interno Bruto (PIB) y de expansión del 4,8% en el sector industrial. Los datos de la segunda edición de la Pintec, que se recabaron tres años después, cuando la economía reflejaba los resultados de las políticas fiscales y monetarias restrictivas, con un crecimiento del 0,5% del PIB y del 0,1% de la industria. Sólo las exportaciones tuvieron resultado favorable, impulsadas por el cambio depreciado y la merma de la demanda local.

“Fueron años difíciles”, observa André Tosi Furtado, docente del Departamento de Política Científica y Tecnológica del Instituto de Geociencias de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp). En casi la mitad de las 28 mil empresas innovadoras identificadas por la Pintec sostuvieron  haber tenido dificultades para viabilizar el desarrollo de proyectos. En 2000 este porcentaje era mayor, del 54,7%. Pero entre 2000 y 2003 los principales obstáculos a la innovación siguieron siendo los mismos: elevados costos, riesgos económicos excesivos, escasez de financiamiento, falta de personal calificado y de información sobre tecnología. La diferencia entre ambos sondeos radica en que, en 2000, la dificultad para adecuarse a las normas ocupaba la décima posición entre las justificaciones de las empresas, y en 2003, pasó al sexto lugar.

El escenario económico negativo neutralizó las medidas de incentivo a la innovación. “De nada sirve contar con políticas de estímulo cuando el comportamiento de la economía es de inestabilidad”, sostiene Furtado. Los datos de la Pintec 2003 revelan que las empresas asumieron una postura más cautelosa con relación a esta modalidad de inversión. Los gastos con innovación, que representaban el 3,8% de la facturación de las industrias en 2000, cayeron al 2,5% en 2003. La caída fue aún más acentuada en los gastos con adquisición de conocimientos externos, compra de maquinarias y equipos y en las inversiones en proyectos industriales.

La excepción permaneció por cuenta de una cantidad muy pequeña de empresas, con entre 10 y 49 personas ocupadas, entre las cuales la tasa de innovación creció del 27% al 31%. De acuerdo con la evaluación de Furtado, ellas habrían sido “obligadas a adoptar la innovación como manera de sobrevivir”. Por representar al 79,7% de las empresas sondeadas en la Pintec 2003, estas pequeñas empresas afectan fuertemente los indicadores nacionales. Furtado hace hincapié en  que la tasa de innovación medida por la Pintec es un indicador de difusión tecnológica. “Al por mayor, hubo una adhesión mayor entre las pequeñas. Pero las grandes empresas son en realidad responsables de la mayor inversión en innovación.”

Una buena noticia
La buena noticia de la Pintec 2003 es que la cantidad de empresas que realizan investigación y desarrollo de manera permanente creció del 42,9% en 2000, al 49,2%, en 2003. Este cambio repercutió en las estadísticas sobre personal ocupado. En 2000, el IBGE constató que 31,4 mil personas se ocupaban integralmente de las actividades de I&D, mientras que otras 32,9 mil lo hacían de manera ocasional. Esta proporción invirtió: 32,6 mil personas estaban exclusivamente involucradas en actividades de I&D, y tan sólo 19,4 mil se dedicaban parcialmente a esta actividad. Se observó el fenómeno en todas las categorías de empresas.

También crecieron el número de postgraduados y graduados que trabajan en las empresas. En 2000, entre las 41,5 mil personas ocupadas con I&D, 20 mil tenían nivel superior. En 2003, los postgraduados y graduados representaban 21,8 mil, en un contingente de 38,5 mil personas.

Aun de esta forma, de acuerdo con la evaluación de Brito Cruz, la cifra de personas que operan en I&D empresarial es todavía muy pequeño. “Desafortunadamente, la Pintec no estudió el indicador efectivamente relevante, que es el número de investigadores, que es menor que la cantidad total de personas ocupadas en I&D. Es una lástima, porque sigue siendo imposible comparar adecuadamente la situación brasileña con la de otros países. Sabemos únicamente que es menor que 21,8 mil”, afirma Brito, recordando que en Corea el número de investigadores que trabajan en las empresas es de 128 mil, en Estados Unidos de 800 mil y en España 20 mil. “Resulta interesante notar que, con esta cifra de investigadores que actúan en empresas, España registra anualmente 440 patentes en el United States Patents and Trademark Office (USPTO), mientras que Brasil, con menos de 21,8 mil investigadores, cuenta con poco más de 100.”

Para Furtado, el crecimiento del cantidad de personas con dedicación total a I&D demuestra que las empresas entendieron que la recesión de la economía era coyuntural. “Los costos fueron cortados, los sueldos cayeron y las empresas mantuvieron sus equipos”, analiza Furtado. Las empresas que no tenían personal fijo -y que mantenían gente ocupada con la innovación solo una parte del tiempo- optaron por redistribuir estos empleados para otras actividades.

El aprendizaje y la difusión
otro indicador importante para evaluar el avance de la innovación empresarial son las fuentes de información y las relaciones de cooperación entre los agentes innovadores. En definitiva, el fortalecimiento de la interacción en el ámbito del sistema nacional de innovación desempeña un rol fundamental en el desarrollo tecnológico: facilita el flujo de información y promueve el aprendizaje y la difusión de nuevas tecnologías.

La estrategia de innovación adoptada por las empresas se refleja en la jerarquía de las fuentes de información. En los dos períodos evaluados, la situación de las empresas brasileñas poco cambió: las fuentes más citadas siguen siendo las áreas internas de las empresas (62,7%), los proveedores (59,1%), las ferias y exposiciones (58,4%) y los clientes o la competencia (53,4%). La adquisición de licencia, patentes y know-how se encuentran entre las menos utilizadas. Pero creció significativamente ?del 33,1% al 46%? la importancia de las redes informatizadas en la búsqueda de información.

Sobre la cifra de empresas que operan en cooperación también repercutieron los tiempos de recesión. La primera edición de la Pintec identificó 2,5 mil empresas con prácticas cooperativas. En 2003 este número cayó a menos de la mitad: alrededor de mil. En el conjunto de las industrias innovadoras, el porcentaje de empresas cooperativas cayó mucho, del 11% al 3,8%. Este porcentaje creció sólo entre las grandes, con 500 ó más personas ocupadas, que tienen mayor capacidad de operar en red.

Es interesante observar que, más allá de estos resultados negativos, las empresas consultadas ubicaron a las universidades e institutos de investigación en el tercer lugar en el ranking de sus aliados privilegiados, detrás únicamente de los proveedores y los clientes y consumidores. “La universidad brasileña tiene un rol importante en la investigación y en el desarrollo”, observa Furtado.

Apoyo gubernamental
Para evaluar el impacto de los programas oficiales de incentivo a la innovación y conocer el perfil de las empresas que utilizan recursos públicos para la I&D, la investigación del IBGE incluyó preguntas sobre la aplicación de financiamientos, becas y aporte de capital de riesgo, entre otras. Se constató que, en el período analizado, el porcentual de empresas que recibieron el apoyo del gobierno creció del 16,9% al 18,7%. En 2003 estos incentivos oficiales beneficiaban alrededor de 5 mil empresas, por lo menos un tercio de ellas con 500 o más empleados. Esta relación directamente proporcional entre el tamaño de la empresa y el uso de incentivos puede observarse en todos los tipos de programas o líneas de financiamiento.

Las líneas de crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Banco do Brasil y Caixa Econômica Federal, entre otros, se ubican en el primer lugar del ranking de los programas más demandados para la compra de maquinarias y equipamientos. Son utilizadas por el 13,4% de las pequeñas empresas innovadoras y por el 24,5% de las grandes. En segundo lugar se encuentran los recursos de programas implementados por las Fundaciones de Apoyo a la Investigación, el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), entre otros. En tercer lugar se encuentran los financiamientos a proyectos de investigación desarrollados en alianza entre empresas y universidades, realizados por medio de los fondos sectoriales. Esta modalidad de apoyo, a su vez, es utilizada tan sólo por el 1,4% de las empresas innovadoras. Este porcentaje, a su vez, es mayor que el 0,7% que se beneficia con los incentivos fiscales para I&D. “Ello muestra cómo son ineficaces los instrumentos de apoyo a la I&D en las empresas”, dice Brito.

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