Un estudio coordinado por un equipo del National Institute of Allergy and Infectious Diseases (Niaid) y de la Universidad Cornell, en Estados Unidos, en el que también participaron colegas de la Universidad Federal de Espírito Santo (Ufes), de Brasil, identificó un posible aliado en la búsqueda de la prevención y el tratamiento de la infección causada por el virus del Zika. En las pruebas que se llevaron a cabo con ratones infectados con el patógeno, un tipo específico de anticuerpo neutralizó la acción del virus a punto tal de volverlo indetectable en la sangre de los animales. Se trata de una versión de la inmunoglobulina M (IgM) aislada en una mujer embarazada del estado brasileño de Espírito Santo que había sido infectada por el virus en 2015 pero que no se lo transmitió a su bebé.
En otro experimento, los roedores recibieron una dosis letal del virus y todos los del grupo que fueron tratados con IgM sobrevivieron. Los que no recibieron el anticuerpo murieron. Los resultados de este trabajo se publicaron a principios de diciembre en la revista científica Cell. En los bebés recién nacidos, que heredan el virus de la madre infectada, el patógeno puede causar el síndrome del Zika congénito (SZC). Esta condición es el resultado de lesiones en el sistema nervioso central y puede afectar el desarrollo y la independencia del niño en diversos grados. Los bebés que nacen con SZC enfrentan un riesgo 14 veces más alto de muerte durante los primeros años de vida que los que no lo padecen (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 316). Uno de los problemas más graves que puede causar el SZC es la microcefalia, una condición en la que el tamaño de la cabeza del niño es menor al esperado para su edad.
La eficacia de la IgM contra el virus del Zika en las pruebas iniciales ha dejado sorprendidos a los científicos. “Normalmente, ni siquiera estudiamos este anticuerpo en este tipo de investigaciones. E incluso, a veces lo desechamos”, explica en una entrevista concedida a Pesquisa FAPESP la pediatra estadounidense Sallie Permar, del Centro Médico Weill Cornell, una de las coordinadoras del trabajo. “Ello se debe a que este anticuerpo tiene una vida muy corta”. La producción de IgM representa tan solo un 10 %, aproximadamente, de las células de defensa del sistema inmunológico. Es la primera forma de respuesta que produce el organismo tan pronto como entra en contacto con una infección. Acto seguido, otros tipos de anticuerpos pasan a ser los dominantes en la lucha contra el agente invasor.
“Producimos IgM en gran cantidad y con mucha facilidad, pero su eficacia no es necesariamente alta”, dice el virólogo Maurício Nogueira, de la Faculdade de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp), quien no participó en el estudio. “A medida que pasa el tiempo, el organismo comienza a producir inmunoglobulina G (IgG), que forma parte de la respuesta inmunológica a largo plazo. Estas moléculas son de un tamaño menor y más sofisticadas que las IgM; y normalmente producen una respuesta más específica a las infecciones”. Las IgG conforman casi el 80 % de las inmunoglobulinas del sistema inmunitario humano.
El anticuerpo fue aislado en una mujer embarazada del estado de Espírito Santo infectada con el virus que no le transmitió el patógeno a su bebé
La primera pista sobre la posible acción de la IgM contra el virus del Zika se remonta al brote de casos de la enfermedad en Brasil, a mediados de la década pasada. Entre 2015 y 2016, el infectólogo Reynaldo Dietze, de la Ufes, uno de los coautores del artículo, comenzó a reclutar mujeres embarazadas infectadas con el virus del Zika para realizar un estudio clínico. Él ya hacía tiempo que colaboraba con el equipo de Permar. La idea era realizar un seguimiento de las gestantes infectadas que tuvieran bebés con y sin SZC.
El equipo llevó a cabo un análisis del plasma de la sangre de 10 mujeres infectadas, a partir de muestras extraídas entre 8 y 406 días después de la aparición de los síntomas de la infección. Según los autores, al momento del parto todas presentaban altos niveles de anticuerpos contra el virus. Pero una de ellas todavía mantuvo los anticuerpos activos más de un año después de contagiarse, algo extremadamente raro. Esa producción extendida de células de defensa les llamó la atención a los investigadores. “Entonces pudimos comprobar que esos anticuerpos eran del tipo IgM”, relata Permar. “Se trataba de una situación diferente, que no se ajustaba a los que dicen los manuales”. La paciente tenía una infección prolongada, e incluso así, su bebé nació sano.
Lo inesperado del caso llevó a los científicos a iniciar un estudio en roedores sobre la posible eficacia de ese anticuerpo contra el virus. Pese a que los resultados preliminares han sido alentadores, un tratamiento o una vacuna contra el virus del Zika basada en la IgM aún es algo que forma parte de un horizonte lejano. “La potenciación de un anticuerpo en laboratorio demostrando que genera una respuesta importante es la primera etapa de un proceso más largo”, dice Nogueira. “Todavía hace falta tiempo para saber si realmente tendrá efecto en humanos o podrá abrir una ventana terapéutica que haga posible el desarrollo de un tratamiento”.
La pediatra del Centro Médico Weill Cornell coincide. “Pero el momento de desarrollar una vacuna contra el zika es ahora”, reflexiona Permar. “Cuando se produzca el próximo brote, tendremos que tener a mano los medios para poder contener el virus”. Según la investigadora, la IgM podría servir tanto para la producción de un inmunógeno como para el desarrollo de una terapia. Uno de los retos en estos trabajos consistiría en diseñar un protocolo seguro que permita incluir a las embarazadas, que forman el grupo más vulnerable a los efectos del virus, en la fase inicial de los test eventuales. En una próxima etapa de los estudios preclínicos, aún animales, el equipo de Cornell pretende evaluar los posibles efectos beneficiosos de la IgM en hembras de roedores preñadas.
Artículo científico
SINGH, T. et al. A zika virus-specific IgM elicited in pregnancy exhibits ultrapotent neutralization. Cell. v. 185, n. 25. 8 dic. 2022.