La ambición de crear un proyecto estético sobre la cultura brasileña y el diálogo frecuente entre lo erudito y lo popular signaron la vida de Ariano Suassuna, de acuerdo con la definición de investigadores que estudian su obra. El abogado, dramaturgo, poeta, artista gráfico, docente universitario y en tres ocasiones secretario de Educación y Cultura, fallecido en julio, tuvo una trayectoria en sus 87 años de vida que podría componer muy bien una de sus creaciones literarias.
Tal como sucede con todo gran escritor, es posible identificar la influencia de otros creadores en la obra de Suassuna, como señala Carlos Newton Júnior, docente de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) y autor de O pai, o exílio e o reino: a poesia armorial de Ariano Suassuna (Editora UFPE, 1999) y Ariano Suassuna 80, memoria: catálogo e guia de fontes (Editora Sarau, 2008). “Suassuna se refirió en innumerables oportunidades a las influencias que recibió provenientes de autores brasileños como José de Alencar y Euclides da Cunha, y de extranjeros como Cervantes, Molière, Goldoni y Lorca, entre muchos otros”, dice. Según Newton Júnior, el dramaturgo reprocesó sus referencias con un abordaje poético al mismo tiempo particular y afecto a un proyecto estético más ambicioso, reelaborando a mediano y largo plazo su propia idea de la cultura brasileña. A tal fin, sostuvo una poética original, que procuraba condensar las propuestas de lo erudito y de lo popular.
Para Newton Júnior, es en ese marco donde pueden comprenderse la propuesta del Movimiento Armorial. Éste, que se inició con Ariano Suassuna a comienzos de la década de 1970, tenía como rasgo distintivo la conexión de la literatura de cordel con la música de viola, rebel y pífano, y con la xilografía que ilustraba los folletos del romancero popular del nordeste de Brasil. Los destacados de las páginas 82 y 84 de este reportaje están compuestos con el tipo de letra armorial, parte de un proyecto gráfico desarrollado por el propio Suassuna, cuya referencia fueron la seculares yerras de marcar a las vacas usadas en Brasil.
El Movimiento Armorial es consecuencia del “diálogo existente de la creación popular con la poética original de los cantadores, y con los folletos de cordel”, dice Idelette Muzart Fonseca dos Santos, investigadora francesa y docente de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense. “De ese diálogo nasce una obra poética, teatral y romanesca, que alimenta a su vez una reflexión teórica sobre estética”, afirma. Casada con un brasileño, Fonseca dos Santos leyó el Romance d’a pedra do reino en 1971, en Francia, y se propuso redactar una tesina de maestría al respecto. Le roman de chevalerie et son interprétation par un écrivain brésilien contemporain: Romance d’a pedra do reino, de Ariano Suassuna, fue defendida en 1974. Según la investigadora, el libro posee elementos estructurales y temáticos de la novela de caballería, e incluso referencias múltiples a Historia de Carlos Magno y los doce pares de Francia. “Le escribí a Ariano e intercambiamos largas cartas sobre la literatura medieval en general que él conocía muy bien. Sólo después de que empecé mi tesis doctoral conocí Brasil, y a Ariano personalmente”, cuenta.
Autora de Em demanda da poética popular: Ariano Suassuna e o Movimento Armorial (de la editorial de la Unicamp, 2009), Fonseca dos Santos recuerda que en la década de 1950, cuando Suassuna construyó su estética, “había una enorme esperanza en Brasil”. Y partir de ese diálogo inicial en los años 1970, la voz del dramaturgo redundaría en el movimiento, cuando la unión entre los universos erudito y popular determinó el tono de la poética armorial.
Arte y diálogo
Para Newton Júnior, la poética armorial puede entenderse como “la búsqueda de un arte erudito brasileño a partir de la cultura popular, del arte rupestre y del diálogo con las artes de los países del Tercer Mundo”. Y hace la salvedad de que la poética del movimiento estuvo lejos de constituir un consenso. “En arte, la unanimidad es algo que no existe. Pero la mayor parte de la crítica que estudió efectivamente al Movimiento Armorial reconoce la calidad de muchas obras que realizaron los artistas armoriales”. La poética armorial que propuso Ariano Suassuna influyó no solamente sobre artistas plásticos, músicos, escritores y realizadores, sino también sobre académicos y pensadores de la cultura brasileña. Esto puede cobrar relieve en la propia actuación de Suassuna como docente de la UFPE. A partir de mediados de la década de 1950, inmediatamente después de dejar la abogacía, el escritor se dedicó durante 30 años a la labor académica, como profesor de estética. Una vez en la universidad, despuntó por dictar aulas espectáculos. Eran encuentros en los cuales la firma de Suassuna como intelectual público se ajustaba a la disposición de hablarle al hombre común.
Antônio Nóbrega, uno de los herederos de la poética armorial que el dramaturgo defendía, dice que el carisma de Suassuna como contador de historias parecía en ocasiones ocultar una comprensión más profunda de su proyecto estético. “El carisma de Ariano como contador de historias –un hombre de una prodigiosa memoria– me parece que a veces opaca al intelectual y al pensador sumamente preocupado con los grandes temas generales del mundo actual y con los temas brasileños en particular”, dice el artista de Pernambuco, que escribe, actúa, dirige, compone, canta y toca. Al rescatar las primeras memorias sobre el surgimiento del Armorial aún en la década de 1970, Nóbrega –creador de Espaço Brincante, en São Paulo, un espacio en donde pone en práctica los supuestos estéticos forjados por Suassuna– sostiene que las reacciones fueron sobre todo extremas. “Estaban los que abrazaban de manera irrestricta aquellas ideas y aquéllos que las negaban radicalmente”, comenta.
El asesinato del padre
Obviamente, la vida del escritor no está desvinculada de su obra. “Quienes tuvieron la oportunidad de presenciar algunas de sus clases espectáculos, es muy probable que hayan escuchado al dramaturgo hablar de su padre, João Suassuna, asesinado en 1930, cuando Ariano contaba con tres años de edad apenas”, dice Eduardo Dimitrov, autor de Brasil dos espertos – uma análise da construção social de Ariano Suassuna [Brasil de los astutos: un análisis de la construcción social de Ariano Suassuna] (Alameda/ FAPESP, 2009). Para Dimitrov, quien fue dirigido en su investigación en la Universidad de São Paulo (USP) por Lilia Moritz Schwarcz, es posible adjudicar nuevos sentidos a los textos del autor de Auto da Compadecida cuando se conoce su biografía.
Como consecuencia de las disputas políticas por el control del estado de Paraíba, la muerte de João Suassuna, en un marco de venganzas sistemáticas, dejó una impronta profunda en las opciones estéticas de Suassuna. “En un determinado momento, hubo una escisión en el interior de la oligarquía Pessoa, durante el gobierno de João Suassuna, que arreció durante la gobernación de su sucesor, João Pessoa”, comenta Dimitrov. “En el momento más tenso de la disputa, João Dantas, un pariente de Ariano, asesinó a João Pessoa, lo que fue el disparador de la Revolución de 1930. Como represalia, los aliados de João Pessoa mataron al asesino y también a João Suassuna”. Rita de Cássia, la mujer de João, vivía con sus ocho hijos en Paulista, una ciudad cercana a Recife. Tres años después de la muerte de João Suassuna, la familia se mudó a Taperoá, en el sertón de Paraíba. En 1942, pasó a vivir en Recife. Allí Ariano siguió derecho, en la UFPE, y fundó, junto a Hermilo Barbosa Filho, el Teatro del Estudiante de Pernambuco, en 1946.
El episodio del asesinato del padre tuvo un gran impacto en la obra de Suassuna, dice Dimitrov. “La forma que Ariano encontró para mantener a su padre vivo, cuando no de vengarlo, consistió en escribir su teatro y otras obras literarias en las cuales hay innumerables referencias a un universo sertanejo, al cual, discursivamente, él lo asocia como un elemento de identidad de su parentela”, destaca el investigador. El universo ficcional del autor, en ese marco, obedece a una dinámica creativa de naturaleza biográfica. “Su forma de narrar la disputa política se rige por el mismo principio estructurador de sus obras de teatro. En ese sentido, la narrativa biográfica y la narrativa ficcional se confunden”, sostiene el investigador.
Su manera de pensar Brasil está presente también en sus narrativas, en su modo de demostrar la representación del embate entre el Brasil real y el Brasil oficial. “El Brasil oficial sería aquél de las elites, en tanto que el real es el del pueblo. Suassuna reconocía su condición de oriundo del Brasil oficial, perteneciente a una elite; sin embargo, argumentaba que tenía una extrema sensibilidad hacia el Brasil real, y que procuraba entender el punto de vista del pueblo”. Esa comprensión se bosqueja en las tramas del escritor, cuyas comedias se organizaban alrededor del pueblo del Brasil real.
“En Auto da Compadecida, una obra escrita en 1955, por ejemplo, todos los personajes giran alrededor de las acciones de João Grilo y Chicó. Son los dos protagonistas pobres quienes dictan las reglas del juego. El cura, el obispo, el panadero y su mujer, el hacendado, el cangaceiro y hasta el demonio, Cristo y la Compadecida están enredados en las artimañas del personaje sertanejo pobre y astuto”, explica. De acuerdo con esa dinámica, dice el investigador, ese Brasil de los astutos –es decir, el de los pobres que sobreviven pese a las dificultades– suplanta al Brasil oficial, el de los poderosos.
Más allá de la literatura y de la dramaturgia, cabe notar la presencia de Suassuna como un pensador sensible a los mecanismos internos que constituyen los rasgos no siempre visibles de la identidad nacional. De esta forma, si bien por una parte, existe un autor que, como secretario municipal de Educación y Cultura de Recife (1975-1978) y secretario estadual de Cultura de Pernambuco (1994-1998 y 2007-2010), se esforzó por mostrar que la cultura del país es mucho más fuerte, rica y original que lo que comúnmente se imagina, tal como sostiene Carlos Newton Júnior, por otra parte, se detecta al formulador de manifestaciones genuinamente brasileñas con miras a proteger la cultura nacional contra la industria cultural y urbana.
Consciente de la importancia de Ariano Suassuna en su trabajo como artista, Antônio Nóbrega también afirma que la percepción del escritor pernambucano como un férreo defensor de la cultura brasileña puede perjudicar, en cierta medida, la comprensión de aquello que él tenía por decir acerca de esa propia cultura. “La visión que se tiene de Suassuna como un radical de la cultura brasileña, creo que obstaculiza una comprensión más equilibrada de su legado”. Sobre esto, Newton Júnior dice que existen aspectos aún poco citados de la obra del autor de Romance d’a pedra do reino, obra publicada originalmente en 1971. “La poesía es uno de ellos; otro, aún menos conocido, es el trabajo de Suassuna en el terreno de las artes plásticas. La obra de Suassuna en los campos del teatro y de la novela opacó un tanto su poesía”, dice el profesor, quien también es poeta y organizador de la reunión de los poemas de Suassuna en libro (Poemas, Editora UFPE, 1999, agotado).
Al observar los trabajos de Ariano Suassuna, con obras de teatro (Uma mulher vestida de sol, de 1947; A pena e a lei, de 1959, y A farsa da boa preguiça, de 1960), novelas (A história do amor de Fernando e Isaura, de 1956, e História do rei degolado nas caatingas do sertão, de 1977), poemas (Ode, de 1955, y Sonetos com mote alheio, de 1980), ensayos y acciones públicas en defensa de la cultura brasileña, según sus estudiosos, se observa que, más allá de ser un creador, procuraba forjar en el imaginario del público un Brasil ideal, donde las vicisitudes de las diferencias sociales se dirimían gracias a la fabulación y a los artilugios del pueblo del Brasil real. En cierta medida, se puede afirmar que esa estrategia representa una metáfora de un pensador de la cultura brasileña preocupado con el vaciamiento de la cultura nacional. Para evitar ese colapso, forjó una ficción de matriz popular, pero con una alta densidad estética y representativa del pueblo brasileño.
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