En su visita a Brasil para participar de un evento sobre biocombustibles, el director ejecuti¬vo de la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo (TWAS, sigla en inglés), Mohamed Hassan, defendió la instalación en São Paulo de un centro internacional de investigación en el área. En esta entrevista, el físico sudanés, de 61 años, que vive en Trieste, Italia, sede de la TWAS, brinda más detalles sobre la propuesta:
¿Cómo imagina usted que podría ser ese centro internacional para el estudio de biocombustibles en São Paulo?
La idea surgió al observar la investigación que se lleva a cabo en el mundo en biocombustibles. Brasil y Estados Unidos son responsables por alrededor del 70% de los artículos científicos publicados en revistas científicas internacionales del área. Tal vez Estados Unidos publique un poco más, pero Brasil también publica mucho. Vi además que el estado de São Paulo es muy fuerte en investigación (no solamente en biocombustibles, sino en ciencia en general) y responde por el 40% de toda la investigación brasileña. Eso también me dio muchas ganas de hacer la propuesta. Para promover una colaboración internacional en el área de investigación y planificación en biocombustibles, debemos buscar en los mejores centros existentes en el mundo en el área. Me parece que el estado de São Paulo tiene toda la capacidad para transformar un centro de investigación en biocombustibles en una institución internacional, de actuación global.
¿Cómo funcionaría ese centro internacional?
Existen muchos modelos de construcción de centros internacionales. Pero lo más importante es que el gobierno o el estado donde se instale el centro debería aportar el grueso de los gastos, más o menos como se hace acá en Italia. En Trieste, por ejemplo, donde estoy yo, existe un centro internacional de física teórica e Italia solventa alrededor del 90% de sus gastos. El resto del dinero proviene de organizaciones internacionales. El centro funciona bajo un paraguas internacional. Acá en la TWAS estamos debajo de la Unesco (que administra los fondos y al personal de la academia). Por eso, lo primero que necesitaríamos es el apoyo del gobierno local, cosa que estoy seguro que no será difícil en el caso de São Paulo. Después deberíamos tener una organización internacional para actuar como un paraguas del centro. Eso es algo que debería discutirse con varias organizaciones internacionales, incluso la Unesco. Lo más importante es la forma de funcionamiento del centro, que debería suministrar financiamientos y becas para investigadores sumamente talentosos de fuera de Brasil, sobre todo de países relativamente pobres. Esos investigadores irían a Brasil a desarrollar investigación y aptitud en el área de biocombustibles. Después volverían a sus países de origen para diseminar su conocimiento. De esa manera, Brasil también se beneficiaría, porque es una forma muy buena de atraer excelentes alumnos al país, y Brasil es líder mundial en biocombustibles.
¿Cuánto dinero debería invertirse en un centro así?
Con base en las experiencias que ya tenemos, estimo que serían necesarios alrededor de 20 millones de dólares anuales.
¿Pero al comienzo del proyecto sería necesario invertir un monto extra para crear el centro?
Claro. Pero Brasil debería invertir poco dinero si optase por transformar un centro existente en una institución internacional. En tal caso, no sería necesario invertir en instalaciones e infraestructura, pues todo eso ya existe. Otra alternativa sería crear un centro totalmente nuevo. Embrapa, por ejemplo, podría hacer un nuevo centro de biocombustibles. En ese caso, la inversión inicial sería mayor, sin duda.
¿Cómo evalúa la producción de etanol en Brasil?
Con seguridad la experiencia de Brasil en este campo es única. Es algo muy exitoso en términos económicos, y al mismo tiempo es bueno para el medio ambiente. Pero no sabemos si esta experiencia puede replicarse en otros países. Por eso precisamente necesitamos hacer más investigaciones. No es tan fácil para otros países reproducir lo que hizo Brasil. Tal vez la experiencia brasileña deba adaptarse a diferentes formatos, o podríamos pensar en una segunda generación de biocombustibles usando tipos distintos de plantas. En la conferencia de São Paulo recomendamos que en lugares como África, que tiene grandes áreas de tierra olvidadas o ubicadas en desiertos, se podría intentar usar esas regiones para producir biocombustibles. Pero habría que hacer mucha investigación para encontrar plantas capaces de crecer en ambientes difíciles, donde no hay mucha agua. En África necesitaremos plantas capaces de crecer en lugares así. Existe alguna investigación de esa índole que está haciéndose, pero no a una escala muy grande. Usar el maíz (para producir etanol), como hace Estados Unidos, es un problema, no es útil para los países en desarrollo. Usar las áreas actualmente olvidadas por la agricultura para producir biocombustibles es una cuestión que debería ser prioridad en África.
¿Usted cree que la caña de azúcar podría usarse para producir biocombustibles en alguna parte de África o esa hipótesis es inviable?
En este momento no veo cómo podría hacerse eso. La caña necesita un ambiente especial, con grandes cantidades de agua. No tendría factibilidad comercial. Creo que lo mejor sería apostar en otras plantas, tales como arbustos, que tiene la ventaja de fijar el suelo y detener la erosión, y pueden ser útiles para la producción de biocombustibles. Ésta debe ser la mejor forma de invertir en este campo en países que no tienen abundancia de agua como Brasil. Si vamos por otro camino, temo que podría haber problemas en la producción de alimentos. No estoy diciendo que toda África debe seguir este camino. En algunas partes, como en el sur de África, a lo mejor es factible plantar caña de azúcar, pero es algo puntual.
¿Se hace investigación en biocombustibles en África?
Yo diría que debe haber dos o tres investigadores africanos especializados en biocombustibles. La ayuda de Brasil es para los africanos sumamente importante en el área. Por eso realmente necesitamos ese centro internacional con sede en Brasil. El centro también beneficiaría a los países avanzados, incluso a los europeos, que no tienen mucha investigación en el área. Es una oportunidad para que Brasil sea líder en capacitación de gente en ese sector. Brasil debería aferrarse a esta oportunidad para que la investigación en biocombustibles se vuelva más global de lo que es hoy. A largo plazo, también sería bueno para Brasil desde el punto de vista económico. Si Brasil forma gente especializada en este campo y establece asociaciones en el exterior, estos especialistas volverán un día a sus países y mostrarán a sus gobiernos la importancia de los biocombustibles. A largo plazo, no solamente la investigación en biocombustibles florecería, sino también empresas del sector. Eso ayudaría a la economía de Brasil y del mundo en general. Como quedó claro en la conferencia de São Paulo, los gobiernos están interesados en el área. Pero necesitan contar con un líder.
Con la crisis económica mundial, el precio del petróleo cayó y algunas personas dicen que una recesión global puede postergar la discusión sobre biocombustibles y cambios climáticos. ¿Cuál es su opinión sobre este tema?
Quienes piensan así tienen una visión estrecha sobre los biocombustibles y los cambos climáticos. A largo plazo, cuando se calcula el precio del petróleo, se debe tener también en cuenta el precio que el medio ambiente paga por esa elección. Los daños al medio ambiente también deberían incluirse en el precio del petróleo. El mundo está viviendo una crisis económica, pero lo peor será la cantidad de personas que se quedarán sin empleo a causa de ella, en Europa, en EE.UU., en todas partes. Una de las ventajas de los biocombustibles será la creación de muchos empleos. Imagine cuántas áreas en las cuales hoy en día no hay cultivos, sobre todo en África, a causa de la aridez, podrán usarse para plantar especies destinadas a la producción de biocombustibles. Esas áreas requerirán miles y miles de trabajadores y eso será bueno para la economía de esos países. Asimismo, el petróleo no durará para siempre. Debemos buscar alternativas renovables, como la energía del sol.
¿Brasil podría ser sede de centros internacionales de investigación en otras áreas?
El país podría tener un centro en otra área de energía renovable, incluso de energía solar. Actualmente no existe ningún centro internacional en ese campo, que podría investigar la conversión directa de la energía solar en electricidad. Las ciencias espaciales también constituyen un sector de punta en Brasil, como lo es en China y la India, donde la colaboración internacional es sumamente necesaria.
¿La cooperación científica entre los países en desarrollo está aumentando?
Hace alrededor de 25 años, cuando la TWAS comenzó a trabajar esa cuestión de las cooperaciones Sur-Sur, las colaboraciones entre los países en desarrollo eran muy pequeñas e invisibles. Pero había una explicación para esa situación: en aquel tiempo, la ciencia de los países en desarrollo, incluso la de los grandes, como China, la India y Brasil, no era muy fuerte. Hoy en día la situación ha cambiado. Si observamos el globo actualmente veremos que hay universidades de Brasil, China y la India con el mismo nivel de calidad que instituciones de Europa y Estados Unidos. Encontramos universidades de nivel mundial en esos países. Tal vez la investigación que se hace en ellas aún sea un poco inferior que la que se encuentra en los países desarrollados, pero la educación es del mismo nivel. También existe de parte de los gobiernos de esos grandes países en desarrollo y yo también incluiría a México en ese grupo el compromiso de promover la cooperación Sur-Sur en el área científica y tecnológica.