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Cine

Un cotidiano olvidado

Una investigación revela aspectos poco conocidos de la vida y obra de David Perlov, el brasileño que revolucionó la cinematografía israelí

Perlov nació en Río de Janeiro y pasó la mayor parte de su vida en Israel

Instituto Moreira Salles

La investigadora y crítica de cine Ilana Feldman quedó fascinada con la producción cinematográfica de David Perlov (1930-2003) cuando, en 2006, supo acerca de la existencia de Diário 1973-1983, su trabajo más importante. En aquel momento, escribió un artículo sobre quien es considerado como uno de los pioneros del cine moderno israelí. En la película, el documentalista retrata fragmentos de su propia vida diaria, de la rutina familiar, del vecindario en Tel Aviv y de los viajes a Brasil. En 2014, Feldman decidió analizar su obra, de fuerte inflexión biográfica y política, en su investigación posdoctoral en teoría literaria en el Instituto de Estudios del Lenguaje de la Universidad de Campinas (IEL-Unicamp). Utilizando herramientas de teoría de la imagen y psicoanálisis, estudió el contenido testimonial de la producción de Perlov.

Descendiente de judíos palestinos, Perlov nació en Río de Janeiro. Su madre, Anna, llegó a Brasil proveniente de Besarabia, actual Moldavia. Abandonada por el padre de Perlov, enfrentó la pobreza y condiciones psíquicas adversas. En Belo Horizonte, donde vivieron hasta 1940, Perlov y a su hermano Aarão fueron criados por doña Guiomar, una nieta de esclavos protestante.

Los años de penurias quedaron atrás cuando, en 1940, rescatado por su abuelo paterno, él y su hermano tuvieron acceso a una educación de calidad en la capital paulista: Perlov estudió dibujo con Lasar Segall (1891-1957), por ejemplo, quien reconoció el talento del joven.

“Yo lo encontré en ese período. David formaba parte del movimiento socialista sionista. Fue un líder. Y por eso lo conocí”, comenta la brasileña Mira, su viuda. Integrante de una rica familia de sobrevivientes de la Shoah, la joven vivía en Higienópolis, un barrio que más tarde le serviría de escenario al cineasta. Ciudadano del mundo, Perlov creció en São Paulo, estudió en París y a los 28 años, ya casado con Mira, se mudó a Tel Aviv, Israel.

Fue en París donde realizó su primera película, Tia chinesa e os outros, un cortometraje elaborado partir de un cuaderno de dibujos y terminado en 1957. Hasta principios de la década de 1960, realizó una serie de cortometrajes, entre ellos, The old age home, que no forma parte de su filmografía, pero que aparece mencionado en el Diário. Durante este período también hizo Viela dos sapateiros em Jaffa (1959) y Pescadores em Jaffa (1960), aparte de Em teu sangue vive (1961), un documental sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

En 1963, el documental Em Jerusalem provocó, según Feldman, “el aislamiento de Perlov por parte de las autoridades locales”. “Estaba buscando libertad estética y política en un momento histórico signado por una legislación y autoridades poco flexibles en Israel”, explica Feldman. La obra fue premiada en el Festival de Venecia. Por primera vez, el cine israelí ganó prestigio artístico internacional. Perlov se convirtió en un referente.

Pero, para el gobierno de Israel, el gran patrocinador del séptimo arte en ese momento, el cineasta no se ajustaba al perfil deseado. Perlov aspiraba contarle historias a la gente. En Israel, y en la entonces Unión Soviética, el cine se utilizaba como vehículo de propaganda de los gobernantes, que continuaron produciendo las llamadas “películas monumentales”.

Em Jerusalén fue un mediometraje documental, influenciado por los vientos de la nouvelle vague”, explica Feldman. Después de este, Perlov dio muchas entrevistas a la prensa local, pero sus proyectos más personales continuaron siendo ignorados por el gobierno. “Perlov fue el precursor del cine en Israel, con un estilo que unía elementos del cinema verité francés y el cine directo estadounidense, entre otros”, dice Flávia Guerra, documentalista y crítica de cine. “Aunque era subjetivo, su cine siguió la realidad como si la cámara fuera un testigo y un observador de la vida que ocurre ante su lente”. Eso es exactamente lo que hizo años más tarde en Diário. A mediados de la década de 1960, tanto el estilo estadounidense como el francés ya habían conquistado al mundo, pero no habían conquistado a Israel. Y el cineasta siguió sin apoyo.

Instituto Moreira Salles Fragmentos de la vida cotidiana, la rutina familiar y el vecindario de Tel Aviv que aparecen en Diário Revisitado 1990-1999Instituto Moreira Salles

Enfocarse en el anonimato
“Sin recursos y tan solo con una cámara, él filmaba la vida cotidiana en una película de 16 mm, siempre con sensibilidad social, observando ocasionalmente una que otra vez el lugar subalterno que tenían los trabajadores árabes en Israel, al igual que las empleadas domésticas en Brasil. En Diário, la realidad se enmarcaba desde la ventana del departamento donde vivía”, dice Feldman. “Al contrario de lo que vemos hoy en día, en un momento de crecientes relatos en primera persona, desde los reality shows hasta los medios sociales, Perlov no produjo una película autorreferenciada sino cuestionadora”, dice. “Sin distorsionar los eventos, fue capaz de establecer cierta distancia de la realidad”.

En Diário, el cineasta no solo muestra −a través de la ventana del piso 14 del edificio de Tel Aviv donde vivía− lo que sucedía afuera, sino que ubica al espectador en el vecindario circundante, en una clara elección del estilo conocido como cine directo o cine-verdad. En escenas donde Perlov registra la vida diaria familiar, también revela el interior de su propia casa. Nunca mediante el uso de una cámara oculta. La esposa, Mira, y sus hijas gemelas Yael y Naomi, por ejemplo, no desconocen la presencia del aparato. De vez en cuando miran la lente, a veces la ignoran, realizan sus actividades cotidianas, que pueden ser tareas escolares o una comida rápida en la cocina.

Diário empezó cuando el autor decidió grabar su vida diaria: “Es el me de mayo de 1973. Compré una cámara. Quiero comenzar a filmar solo y para mí mismo. El cine profesional ya no me atrae. Busco algo distinto. Me acerco a la vida cotidiana, al anonimato. Toma tiempo aprender cómo hacerlo”, informa el cineasta en las escenas iniciales de la obra. Aunque al mismo tiempo fue admitido en el recién inaugurado Departamento de Cine y Televisión de la Universidad de Tel Aviv, en la narración de la película se queja de tener demasiado tiempo libre. No disimula el dolor de no contar con el apoyo del gobierno o el reconocimiento del Estado.

“Al igual que en las obras de Franz Kafka [1883-1924], Perlov recurre a lo olvidado y lo ‘reprimido’”, sostiene Márcio Seligmann-Silva, investigador del IEL-Unicamp y supervisor de la investigación desarrollada por Ilana Feldman. “En la película Em Jerusalén, de 1963, afirma que las ruinas son fotogénicas. No solo le da voz e imagen a lo olvidado, sino que busca las ruinas, que son una especie de cicatriz, una especie de marcas del tiempo, una concomitancia de vida y muerte”, dice Seligmann-Silva. “En Diário, muestra el cementerio de los pioneros de Israel, con su sección marginal dedicada a los suicidios.”

La historia del cineasta emerge lentamente, en pequeños detalles que surgen de su obra

Temas sociales
Diário comienza con una escritura en blanco sobre un fondo negro: “En la tierra de la pobreza y el analfabetismo, aquellos que no pueden firmar sus nombres ponen dos cruces sobre sus fotos: nombre y apellido”. Esta es una referencia a la madre analfabeta, explica Feldman. “Perlov mantuvo una foto de Anna, marcada con dos cruces. Durante una escena de Diário la muestra dentro de un cajón entreabierto”, reconstruye la investigadora. “La cruz, para él, evoca un trauma. Su historia gradualmente sale a la luz, en pequeños detalles que emergen en su trabajo”. También está presente en los temas sociales que elige grabar con su cámara. En 1999, por ejemplo, cuando regresa a Brasil, uno de los capítulos de Diário Revisitado 1990-1999 muestra a las empleadas domésticas negras colgadas en los apartamentos en la capital paulista, limpiando las ventanas.

“Cuando filmas un diario, la película reemplaza a la vida. Es una gran experiencia. Y mientras estás en la mesa de edición, también es muy placentero, porque tienes control sobre tu vida: tus crisis, tus dolores. Uno puede recrear la vida o fragmentarla. Sobre todo, se puede crear armonía”, escribió Feldman, citando a Perlov en As janelas de David Perlov, un ensayo que acompaña a la primera caja de Diário 1973-1983, un DVD lanzado en 2014 por el Instituto Moreira Salles. El año pasado, ese instituto lanzó el segundo Diário revisitado 1990-1999, con el último capítulo del trabajo intitulado Volta ao Brasil.

Diário despertó el interés del Canal 4 británico en 1983. Al mismo tiempo, Perlov también recibió el apoyo del Fondo Israelí y de Herzliya Studios de Israel, instituciones dedicadas a promover películas de calidad. Fue una retrospectiva sobre la filmografía de Perlov en 2005, realizada por el Centro Georges Pompidou de París, que hizo que Diário circulara internacionalmente en retrospectivas y festivales de cine de todo el mundo. Un año después, cuando llegó a Rio de Janeiro, Feldman vio la película por primera vez. “En Brasil, su trabajo fue poco difundido. David lamentaba mucho eso”, comenta su viuda, que aún vive en Tel Aviv. “Mi esposo amaba Brasil, pese a ser extranjero en todos los lugares donde vivió. Todavía espero tener la oportunidad de regresar a São Paulo y volver a visitar el pasado.”

Proyecto
Los diarios cinematográficos de David Perlov: De lo privado a lo político (nº 14/01099-3); Modalidad Beca en Brasil – Posdoctorado; Investigador responsable Márcio Orlando Seligmann-Silva (Unicamp); Becaria Ilana Feldman Marzochi; Inversión R$ 265.715,24.

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