Un “nanolaboratorio” en un chip. Así puede definírselo al sensor desarrollado por Oxford Nanolabs, una empresa que nació en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Lanzada al final de 2005 por Isis Innovation, brazo de transferencia tecnológica de la institución, la empresa es la quincuagésima unidad creada como fruto del esfuerzo tecnológico de la universidad.
Desarrollado inicialmente como un marcador de enfermedades cardíacas, este sensor posee varias aplicaciones. Puede usárselo para la detección de moléculas de contaminantes de agua potable y de agentes químicos empleados en la fabricación de armas biológicas, al margen empleárselo en investigaciones de secuenciamiento genético. El “nanolaboratorio” se basa en cavidades proteicas porosas y nanométricas establecidas en delgadas membranas. El análisis transcurre cuando la molécula se conecta al nanoporo y recibe una señal eléctrica.
Este aparato es tan sensible que es capaz de identificar la presencia de una única molécula en un determinado compuesto. El objetivo de Oxford Nanolabs es desarrollar una serie de productos de última generación a partir de esta plataforma tecnológica de biosensores.
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