Ana Paula Campos
Un total del 9,57% de lo recaudado en São Paulo mediante el Impuesto sobre Circulación de Mercaderías y Servicios (ICMS) se destina a la manutención de las tres universidades estaduales y se distribuye según el tamaño de cada una de las instituciones, siendo un 2,344% para la Universidad Estadual Paulista (Unesp), un 2,195% para la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y un 5,029% para la Universidad de São Paulo (USP). “Estos recursos, administrados de manera autónoma, garantizaron una base muy fuerte a las universidades estaduales para contar con laboratorios de calidad, docentes en régimen de dedicación exclusiva y técnicos de investigación”, afirma Zago, quien a su vez hace una salvedad: “Aunque esa distribución se realice según el tamaño de la institución y no en forma competitiva, los recursos que aporta la FAPESP, que se invierten en becas y proyectos de investigación, cumplen esa función. Los investigadores deben remitir sus proyectos y se los evalúa. Se contemplan los proyectos de calidad”, afirma el prorrector. En 2010, el desembolso de la FAPESP en becas y apoyo a la investigación fue de 780 millones de reales, algo más de 100 millones de reales más que lo asignado en 2009.
Ana Paula Campos
Continuidad
La prorrectora de Investigación de la Unesp, Maria José Giannini, sostiene que una de las ventajas del modelo de São Paulo reside en su garantía de continuidad. “Evidentemente hay muchos investigadores altamente competentes en las universidades federales, pero resulta común que su trabajo se vea afectado por los recortes del presupuesto destinado a la investigación. En las universidades estaduales paulistas contamos con amplias condiciones para incentivar a los investigadores a presentar proyectos y captar recursos, porque la FAPESP siempre premia el mérito”, dice. Según datos de la Unesp, el número de proyectos regulares y temáticos aprobados durante los últimos cuatro años en la FAPESP se duplicó con respecto al cuatrienio anterior. El total de recursos captados por la Unesp en 2011 fue de 151 millones de reales, frente a 70 millones de reales en 2007. En el caso de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), el aumento en la captación de recursos fue de un 230% en el cuatrienio.
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De todos modos, São Paulo es el único caso de un estado brasileño en que la inversión de las empresas en I&D supera a las inversiones públicas (un 62% del total, según Indicadores de ciência, tecnologia e inovação em São Paulo, publicado en 2001 por la FAPESP). Del mismo modo, el gasto público estadual de São Paulo, en I&D, que fue de 3.700 millones de reales en 2008, supera al del gobierno federal en el estado (2 mil millones de reales). Esta composición es bastante diferente a la que se observa en el resto de Brasil, donde las inversiones federales en I&D son mayoritarias.
En el caso de la Unicamp, Pilli destaca el rol de la FAPESP, responsable por un 40% de los recursos para investigación captados por la universidad. “Aumentamos la captación de recursos para investigación de 220 millones de reales en 2007 a 350 millones de reales en 2011. Los recursos de la Fundación treparon de 80 millones de reales en 2007 a 131 millones de reales el año pasado. Durante el mismo período, los recursos del CNPq se redujeron y los de la Capes crecieron de 52 millones a 61 millones de reales”, afirma.
El predominio de la inversión paulista no opaca el hecho de que varios estados han ampliado su inversión en ciencia y tecnología en un pasado reciente. En 2008, Río de Janeiro elevó a un 2% la cuota de la recaudación de impuestos asignada al presupuesto de la Fundación Estadual de Apoyo a la Investigación Científica, la Faperj. “Por esa razón, y también gracias al aumento de la recaudación estadual, el presupuesto de la Faperj saltó de 100 millones a 300 millones de reales”, menciona el secretario estadual de Ciencia y Tecnología, Luiz Edmundo Costa Leite. Según el estudio realizado por el MCTI, los gastos en I&D del gobierno de Río en sus dos universidades, la Universidad Estadual del Norte Fluminense (Uenf) y la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), fueron de 208 millones de reales en 2010, más del doble que los 100 millones de reales computados en 2005. La Uerj se destaca, con dos tercios de los gastos en 2010. La cantidad de docentes de la Uerj, alrededor de 1.800, casi iguala al contingente de profesores de la Unicamp, aunque el número de alumnos de posgrado (2.800) es una décima parte del que se registra en la universidad paulista. “Mediante el aumento de la recaudación del estado, se ha realizado un esfuerzo para recuperar la capacidad de las universidades estaduales”, dice Costa Leite.
Articulación
La mayoría de las universidades públicas de Río de Janeiro es federal, como la Federal de Río de Janeiro (UFRJ), la Federal Fluminense (UFF), la Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ) y la Federal del Estado de Río (Unirio). “Pero las federales y las estaduales se desenvuelven articuladamente. Y la Faperj invierte buena parte de sus recursos en proyectos de las universidades federales. Solamente realizamos una convocatoria a la presentación de proyectos para el equipamiento de laboratorios, que es abierta únicamente para las estaduales”, dice el secretario. Costa Leite afirma que hubo una circunstancia histórica que moldeó el sistema universitario fluminense de la manera en que se lo conoce. “Río de Janeiro fue la capital del país durante 200 años y varias universidades fueron creadas por el gobierno federal. También surgieron en Río otras instituciones de investigación con una gran historia, como por ejemplo, la Fundación Oswaldo Cruz. En tanto, en São Paulo, el crecimiento del sistema de investigación fue fruto de un esfuerzo del estado y, aliadas al crecimiento económico, se consolidaron las universidades estaduales”, compara.
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