Ha empezado a circular una lista con 142 sitios geológicos ubicados en 84 municipios del estado de São Paulo, compilada por un grupo de 30 expertos de universidades, institutos de investigación y empresas, tendiente a incentivar su preservación. Y con idéntico propósito, la Comisión Brasileña de Sitios Geológicos y Paleobiológicos (Sigep) presentó en 2012 un mapeo nacional, con 116 sitios de relevancia geológica, de los cuales 16 se encuentran en São Paulo.
El nuevo inventario contempla un área con vestigios de la explotación de oro en los siglos XVI y XVII en un bosque situado en la periferia del municipio de Guarulhos, en el Gran São Paulo. “En ese lugar había un filón de cuarzo, al cual el oro estaba asociado”, describe el geólogo Edson Barros, de la alcaldía de Guarulhos, apuntando hacia el fondo de una cavidad. Paredones de piedras en medio del monte y túneles de escurrimiento de agua constituyen otros vestigios de las primeras minas de oro abiertas por los portugueses en Brasil a finales del siglo XVI, cien años antes del comienzo de la explotación minera en Minas Gerais.
Descritos en un artículo publicado en enero de este año en la revista Geoheritage, los sitios –o geositios– constituyen lugares relevantes científicamente. “Los deben conservar los órganos responsables, a los efectos de preservar la historia geológica del estado”, afirma la geóloga Maria da Gloria Motta Garcia, docente del Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo (IGc-USP) y coordinadora del trabajo. “En Europa, inventarios de este tipo fundamentaron la creación o la adecuación de leyes destinadas a la protección del patrimonio geológico”. Uno de los autores del mapeo, el geólogo José Brilha, docente de la Universidad de Minho, coordinó un inventario similar concluido en 2010, que presentó 320 geositios en Portugal.
Con base en el valor científico y en las políticas de conservación, la gobernación del estado de São Paulo ha reconocido a siete geositios como monumentos geológicos del estado, y los mismos se encuentran abiertos para su visita. Los monumentos geológicos son geositios que impresionan por la belleza o por su importancia cultural, como el Corcovado, en Río de Janeiro, o las Cataratas del Iguazú, en el estado de Paraná. Rocas con señales de glaciares de hace 260 millones de años se encuentran conservadas en dos parques situados en los municipios de Itu y Salto. Morro do Diabo, un geositio con depósitos de areniscas formados hace unos 80 millones de años, forma parte de un parque estadual ubicado en el municipio de Teodoro Sampaio, a 660 kilómetros (km) de la capital paulista.
Con todo, otros lugares se encuentran bastante vulnerables: tal es el caso de las rocas con icnofósiles –huellas fósiles– situadas en el municipio de Rosana, que corren el riesgo de descomponerse en razón de la variación del nivel del agua, como consecuencia de la operación de la central hidroeléctrica de Porto Primavera. “Los icnofósiles de Porto Primavera se encuentran en antiguos depósitos de arena, en el interior de un gran desierto que existió allí hace entre 90 y 65 millones de años”, dice el geólogo Luiz Fernandes, docente de la Universidad Federal de Paraná que participó en el estudio.
El geógrafo Rogerio Rodrigues, director técnico del Núcleo de Monumentos Geológicos del Instituto Geológico de São Paulo, recomienda: “Los equipos de las alcaldías y los propietarios de las áreas en cuyo interior existen sitios geológicos deben adoptar primeramente medidas de seguridad y de conservación, instalando cercas, tranqueras e infraestructura destinada a los visitantes, antes de explotar el potencial turístico de esos sitios”.
“En Brasil hace falta una legislación específica que se enfoque en la preservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad”, afirma el geólogo Gustavo Beuttenmuller, de la Secretaría Municipal Verde y de Medio Ambiente de São Paulo. De todos modos, ya hubo avances. Según el geólogo Oswaldo Landgraf Júnior, también de la Secretaria Verde, la municipalidad prevé la expansión del parque municipal Cratera de Colônia, situado en el barrio de Parelheiros, en la capital paulista, creado en 2007, para proteger las cuestas y el interior de una concavidad creada por el impacto de un cuerpo celeste hace alrededor de 35 millones de años. Barros ‒junto a su equipo y a otros grupos‒ trabaja para preservar y dotar de visibilidad a las estructuras geológicas y a las construcciones ligadas a la minería en Guarulhos.
El pasado que está grabado en las rocas
Los geositios constituyen la historia geológica del estado de São Paulo