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Tecnociencia

Un planeador hecho con concepción brasileña

Un planeador de dos lugares para la instrucción básica y avanzada de pilotos, proyectado por el ingeniero aeronáutico brasileño Ekkehard Schubert, ya ha sido testeado y aprobado como una aeronave segura. La iniciativa de construir el P-1 surgió hace seis años, cuando este proyectista de aviones logró reunir a 66 personas que se dispusieron a solventar los gastos con la construcción del prototipo y también a participar en el desarrollo del proyecto. Desde entonces, ya se han invertido más de 80 mil dólares en el P-1 y se han dedicado muchos fines de semana a su construcción. Schubert, que hace casi 30 años vuela en planeadores y fue diez veces campeón brasileño en la categoría libre de vuelo, dice que el P-1 es sumamente dócil y tiene una excelente performance para su categoría.

“La idea de construirlo surgió porque en Brasil existe un déficit de planeadores biplaza”, cuenta Schubert, que trabaja en Eleb, subsidiaria de Embraer. El proyectista describe al P-1 como un planeador moderno, con formas aerodinámicas más convenientes, porque está hecho íntegramente de fibra de vidrio, un material fácil de ser moldeado. El vuelo en un planeador se hace aprovechando solamente los movimientos del aire. Por eso, para que levante vuelo, debe ser remolcado por un avión por alrededor de 1.000 metros de la pista, cuando es liberado para permanecer durante horas en el aire. Schubert comenta que, cuando resolvió llevar adelante el proyecto de construir el planeador, también asumió el compromiso de obtener la certificación aeronáutica, que ya ha sido solicitada ante el Instituto de Fomento Industrial (IFI).

“El hecho de que el planeador ya esté volando es tan solo el primer paso de todos los que hemos de dar para homologar el P-1. Ahora vamos a construir un segundo prototipo para conseguir esa certificación, lo que se concretará dentro de dos o tres años”, dice. Cuando todo el proceso haya sido finalizado, Schubert irá en busca de financiamiento para colocar al P-1 en el mercado, para competir con los planeadores importados, que cuestan alrededor de 45 mil dólares. “Si logro abaratar el planeador será una ventaja para los practicantes brasileños”, dice el proyectista. Por ello, entre sus planos se encuentra el vender el P-1 en forma de kits, con asistencia técnica para su montaje.

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