El Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, presentó un balance al cumplirse el primer año de la implementación de un plan concebido para corregir fallas que pusieron en riesgo la integridad de la investigación científica en esa institución, una de las más respetadas de Europa y a la cual se la conoce por seleccionar a los ganadores del Premio Nobel de Medicina o Fisiología. Uno de los pilares de la estrategia se relaciona con las rutinas administrativas tendientes al reclutamiento de investigadores, con la introducción de mecanismos exhaustivos para obtener referencias y verificar los datos registrados en los currículos de los postulantes. La responsabilidad para la detección de casos de mala conducta ahora es compartida entre la vicecancillería y el departamento jurídico de la institución, además de contar con la ayuda de un experto designado para coordinar la investigación.
El proyecto se basó en las recomendaciones que surgieron de una auditoría interna y un informe elaborado por un investigador independiente, el jurista Sten Heckscher, al respecto de un caso de mala conducta que involucró al cirujano italiano Paolo Macchiarini, pionero en trasplantes de tráquea. Las averiguaciones determinaron que el médico divulgó información falsa en su currículum y publicó datos sesgados acerca del desempeño de los trasplantes en siete artículos científicos. La institución recibió críticas por el hecho de mantener al investigador en su plantel incluso cuando ya había evidencias de mala conducta, por omitir la aplicación del reglamento y el monitoreo de datos de investigación, como así también por incurrir en fallas durante el proceso de reclutamiento. A causa del escándalo, el año pasado renunciaron tres directivos del Instituto Karolinska.
Macchiarini fue contratado en 2010 asumiendo una función doble: la de profesor visitante del Instituto Karolinska, con el encargo de conducir la investigación básica sobre células madre, y también como cirujano en el hospital educativo de la institución. El italiano proponía el testeo de una cirugía experimental con el uso de tráqueas artificiales recubiertas con células madre extraídas de los pacientes. En 2012, esa técnica se aplicó en tres pacientes con los cuales ya se habían agotado otros recursos terapéuticos y los resultados fueron desalentadores: tan sólo uno de ellos sobrevivió y aun así continúa hospitalizado en la actualidad.
En 2013, el hospital educativo interrumpió los trasplantes y despidió a Macchiarini, quien continuó desempeñándose solamente como investigador en el Instituto. Al cabo, él anunció que seguiría adelante con las cirugías con tráqueas artificiales en una escuela de medicina en Krasnodar, en Rusia, y fue autorizado por la institución sueca para realizar dicha actividad.
En 2014, Macchiarini afrontó la primera acusación por mala conducta a partir de una denuncia formulada por un científico belga, pero fue absuelto por el instituto. Luego, se lo acusó en dos oportunidades por la publicación de datos sesgados en siete artículos científicos, que describían en forma parcial el estado posoperatorio de pacientes y la funcionalidad de los trasplantes. Los acusadores habían trabajado junto a él en el hospital educativo y algunos de ellos eran coautores de los papers bajo sospecha. Una evaluación del caso efectuada por Bengt Gerdin, profesor emérito de la Universidad de Upsala, determinó que había indicios de mala conducta científica aunque pese a ello el italiano nuevamente resultó exculpado, si bien se dejó constancia de que sus investigaciones no habían cumplido con los estándares de calidad que exigía la institución. Al final de 2015, el contrato de Macchiarini en el Instituto Karolinska fue renovado.
El caso adquirió ribetes de escándalo al comienzo de 2016, cuando la revista estadounidense Vanity Fair publicó un perfil de Macchiarini revelando que él infló su currículum con cargos de prestigio en universidades que, en realidad, nunca ocupó. En simultáneo, un documental que se exhibió en la televisión sueca reveló el padecimiento y posterior fallecimiento de los pacientes trasplantados, lo que puso en tela de juicio tanto los cuidados como la ética de tales experimentos. Uno de los casos reportados fue el de una muchacha operada en el hospital ruso, que finalmente murió. En Suecia, ella no hubiera sido elegible para la cirugía experimental porque su vida no corría riesgo.
En febrero, el Instituto Karolinska resolvió iniciar una investigación exhaustiva e independiente sobre la conducta del investigador. El biólogo Urban Lendahl renunció a su cargo de secretario del Comité del Nobel en el Karolinska por hallarse implicado en la investigación. El vicecanciller Anders Hamsten también renunció, al anunciar que se había abierto una nueva investigación, con base en indicios de que el cirujano habría falsificado datos acerca de un trasplante pionero efectuado en Islandia en el cual se basaban varios de sus artículos científicos. El prorrector de investigación Hans-Gustaf Ljunggren también dejó su cargo. Sólo entonces Macchiarini fue destituido.
Comité de ética
Los responsables de la aplicación del plan de acción dicen que la tarea está demandando más tiempo que lo previsto. “Comenzamos a implementar algunas medidas, mejorando la comunicación dentro del instituto e investigando el ambiente de los laboratorios, pero aún queda mucho por hacer”, declaró al portal web Science Business la vicerrectora asistente del instituto, Karin Dahlman-Wright, quien es docente de endocrinología molecular en la institución. Una de las propuestas que todavía no se han implementado es la conformación de un comité de ética, que no se encargaría de investigar casos de mala conducta, sino de promover buenas prácticas en la institución, y sus miembros serán designados en breve. “Ese es un elemento vital para promover una plataforma ética sólida y se implementará inmediatamente”, dijo Dahlman-Wright.
Hay un sistema electrónico que desde 2010 se encuentra disponible para el registro de los datos de investigación, cuya utilización, empero, no era obligatoria, pero a partir del año próximo lo será. El reparto de responsabilidades entre el instituto y su hospital fue perfeccionado. Ahora, el administrador del hospital educativo, líder de proyecto del Instituto Karolinska y el jefe del departamento al cual al cual se encuentra vinculado se encargan en forma mancomunada de la integridad de las investigaciones clínicas.
La capacitación de líderes es otra de las claves del plan de acción. Los jefes de departamento y administradores deberán realizar, a partir de 2018, un curso obligatorio sobre ética y dirección, basado en directrices que todavía se están definiendo. Se implementarán también otros tipos de capacitación. Los nuevos investigadores y empleados dispondrán de cursos de corta duración con el foco puesto en ética y gestión de datos de investigación. Se creará un sitio web con lenguaje sencillo sobre reglamentos y buenas prácticas para encauzar el trabajo en el instituto.
En los últimos días de septiembre, al asumir el cargo como nuevo vicerrector, el neurocientífico Ole Petter Ottersen resumió los retos que encara el Instituto Karolinska. “Están ocurriendo cosas fantásticas en nuestra institución, como son la construcción de nuevas edificaciones y la consecuente apertura de nuevas oportunidades educativas y de investigación. Pero los requisitos previos para lograr excelencia educativa y en la investigación son una buena cultura de trabajo y discernimiento ético”, manifestó, según consta en el sitio web del instituto.
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