Un viaje a través de un túnel que roza los principales temas de la ciencia: desde los orígenes del universo hasta las peculiaridades del cerebro, pasando por las fuentes de energía sostenibles. Tal es la propuesta de la muestra global Túnel de la ciencia Max Planck, abierta al público hasta el 21 de febrero en el Centro de Convenciones del shopping Frei Caneca, en São Paulo. La exposición fue ideada por la Sociedad Max Planck, de Alemania, en el año 2000, ya se presentó en 20 países, entre ellos China, Argentina, Estados Unidos y Chile, y convocó a más de 9 millones de visitantes en sus tres versiones. Esta es la primera vez que la muestra se instala en Brasil, como parte de las actividades que celebran la temporada de Alemania en Brasil 2013-2014.
Cuando lo presentaron por primera vez, en el año 2000, en Hannover, Alemania, el Túnel de la ciencia, tenía la misión de mostrar las últimas novedades, en aquel momento, de la ciencia básica, cuya finalidad es generar conocimiento. En la versión que llega a Brasil, la 3.0, la preocupación va más allá de la mera presentación. “Los resultados de la investigación básica implicarán nuevas aplicaciones y productos dentro de 20 años. Por eso, nuestra meta actual radica en ofrecerle al público un vislumbre del futuro”, dice el alemán Peter Steiner, coordinador de la muestra, que costó alrededor de 2,5 millones de reales, aportados por la Sociedad Max Planck, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) y patrocinadores del sector privado.
Para Helena Nader, presidenta de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), entidad que colabora en ese proyecto, el país necesita abrirse más para recibir, y también generar, exposiciones como la del Túnel de la ciencia. “La muestra cumple con la función de intensificar el diálogo entre la comunidad científica y la sociedad, que es la que financia efectivamente la investigación”, dice ella. “La mayoría de la gente posee un celular con GPS y otras tecnologías, pero no percibe cuál fue la importancia de la investigación básica para arribar tales productos. El Túnel de la ciencia le revela al público que la ciencia debe entenderse como un proceso”, dice Nader.
Para provocar interrogantes del tipo “¿cuál es el futuro que queremos?”, se apostó por un modelo de exposición que prioriza los recursos tecnológicos y mediáticos para provocar sensaciones y estimular emociones en el público, explica Steiner, quien cuenta con 22 años de experiencia en la organización de muestras científicas y un paso por el tradicional Museo Deutsches, en Múnich. Por eso, el ambiente futurista del Túnel, plagado de luces y colores, alberga atracciones de todo tipo: imágenes, ilustraciones, películas, muchas veces activadas mediante tablets o smartphones. “La exposición no está abocada al proceso de enseñanza y aprendizaje, como en una escuela. Aquí, la transmisión de información se desarrolla de una manera más lúdica”, dice Marcus Ferreira, director de Asas Produções Ltda., una empresa del Grupo Asas, que planificó la instalación de la muestra en Brasil.
Atracciones
Entre las novedades de la muestra se encuentra una réplica del vehículo de exploración espacial Curiosity, que la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) envió a Marte en 2012. Se trata del mayor y más complejo robot todoterreno que se haya enviado al planeta, equipado con un espectrómetro láser y otros ocho instrumentos de exploración. La réplica está acompañada de dos tablets, que ayudan a explicar el funcionamiento del robot.
Otro de los puntos destacados del Túnel es el Magic Mirror (Espejo Mágico), diseñado en forma conjunta con la Universidad Técnica de Múnich, en Alemania. Gracias a la tecnología de realidad aumentada, genera la ilusión de que es posible visualizar el interior del propio cuerpo, a semejanza de los rayos X, señalando la posición de los órganos humanos. En tanto, el Millenium Simulation revela cómo sería el Universo si fuera posible observar la materia oscura que compone el 23% del espacio. Todas las atracciones se encuentran distribuidas en ocho módulos temáticos, lo cual facilita el recorrido de la visita: Universo, materia, vida, complejidad, cerebro, salud, energía y, finalmente, sociedad.
Steiner subraya que la muestra no sólo se preocupa por democratizar el conocimiento, sino mucho más, busca promover en el público el debate sobre el significado del avance científico para los próximos años. “La exposición invita a la política, a la ciencia y al público a reunirse para meditar acerca de la aceptación y el rol de la ciencia y sus avances en nuestra sociedad”, dice. Por esa razón, la apertura de la muestra, el día 29 de enero, contó con la participación de Erwin Neher, premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1991 e investigador de la Sociedad Max Planck, que, en total, congrega a más de 5.300 científicos y contó con un presupuesto de 1.500 millones de euros en 2012.
En su discurso, Neher habló del importante rol de la cooperación internacional para el desarrollo de la ciencia y sobre la necesidad de valorar la investigación básica, que, según él, provee las bases para las principales transformaciones tecnológicas en la sociedad. “Desgraciadamente, las investigaciones pueden demorar mucho tiempo hasta que sus resultados encuentren alguna aplicación y se conviertan en productos. Por eso debemos saber anticipar hoy los desafíos del mañana. La ciencia hecha en el presente moldea el futuro”, dijo Neher.
Una de las preocupaciones de la organización de la muestra radica en que la experiencia del público no quede circunscrita tan sólo a las sensaciones que provocan las atracciones. Es necesario que el visitante reciba explicaciones. Por eso se invitó a alumnos de carreras de grado, maestría y doctorado de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) a trabajar como intermediarios con los visitantes en la exposición, fundamentalmente para recibir a estudiantes de enseñanza básica. Un grupo de alumnos de Esper Abrão Cavalheiro, docente de neurología experimental en la Unifesp, por ejemplo, estuvo involucrado en la recepción de Erwin Neher. “Él es uno de los grandes científicos que lograron avances en el conocimiento del sistema nervioso, y como vino a Brasil, mi grupo, que trabaja en esa misma temática, fue elegido para acompañar a Neher durante su visita a São Paulo y brindar tutoría al público”, dice Cavalheiro.
Otra entidad que colaboró para traer la muestra al país es el MCTI, que destinó alrededor de 318 mil reales para contratar a los intermediarios y otros gastos. En forma conjunta con la Universidad de São Paulo (USP), el ministerio dispuso una investigación para evaluar la percepción de los visitantes en relación con la ciencia. “Con base en esas informaciones, podremos capacitarnos para crear un Túnel de la ciencia brasileño, una versión nacional de la exposición alemana”, comenta Douglas Falcão Silva, director del Departamento de Popularización y Difusión de la Ciencia y Tecnología del MCTI.
La idea, dice Falcão Silva, consiste en que, a mediano plazo, Brasil sea capaz de realizar una exposición en los mismos términos que la del Túnel de la ciencia, pero con el objetivo de mostrar la investigación realizada en el país. “El público que visita el Túnel debe conocer que hay brasileños que también trabajan en grandes temas científicos. Hay brasileños en los grandes centros de investigación internacionales y otros que trabajan aquí en el país, realizando investigación básica, aunque desconocidos para la población en general”, informa Falcão.
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