Pocas horas después de nacer, el día 18 de octubre de 2003, Letícia Laudino, de la ciudad de Curitiba, fue llevada a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI), neonatal, con un cuadro de anemia hemolítica sus hematíes estaban siendo destruidos por anticuerpos heredados de la madre. El diagnóstico inmediato fue la eritroblastosis fetal, una patología que afecta a niños con sangre de factor Rh positivo y cuyas madres son Rh negativo. A favor de esa tesis se ubicaba el hecho de que la madre de Letícia, Débora, tuviera un factor sanguíneo clasificado como Rh negativo. Los médicos aplicaron entonces el tratamiento modelo una transfusión de sangre Rh negativo capaz de bloquear los anticuerpos heredados e interrumpir el ataque. Pero la anemia, en lugar de decrecer, se agravó. La actuación de los médicos en las 72 horas siguientes no sólo salvó la vida de la niña sino que generó un registro en la literatura médica internacional. Luego de la segunda crisis, muestras de sangre de Letícia y de Débora fueron sometidas a test avanzados en el Hemocentro de Curitiba, que revelaron una característica rarísima. No eran Rh positivo ni Rh negativo, sino Rh nulo, condición que afecta a una de cada seis millones de personas y se torna una pesadilla cuando se hace necesaria una transfusión. Un Rh nulo sólo puede recibir sangre de otro Rh nulo.
El sistema de grupo sanguíneo Rh posee 49 antígenos, proteínas que pueden llevar a la formación de anticuerpos capaces de interactuar con los glóbulos rojos. El más importante de ellos es conocido con el nombre de RhD. Cuando se dice que un individuo es Rh positivo, quiere expresarse que la proteína RhD se halla presente en la membrana de sus hematíes ese es el caso del 85% de los seres humanos. Los individuos Rh negativos no presentan esa proteína específica ? pero los hematíes, pese a ello, son normales. Ahora bien, los individuos de Rh nulo, además de la ausencia del antígeno RhD, tampoco cuentan con otros antígenos del sistema Rh y, por eso, padecen una fragilidad en sus glóbulos rojos que provoca una anemia leve, pero crónica.
Una investigación realizada en la familia reveló que además de la madre de Letícia, una tía de la niña también poseía sangre de tipo Rh nulo pero existía una incompatibilidad en el sistema de antígenos ABO. Letícia tenía el tipo sanguíneo O, mientras su madre y su tía eran de tipo A. Buscando una solución, los médicos de Curitiba (Paraná), telefonearon a la bióloga Lilian Maria de Castilho, profesora de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), responsable por un estudio pionero en el campo de la biología molecular con el sistema Rh. Lilian acababa de participar de un congreso donde supo que había un registro de una portadora de sangre Rh nulo en Río de Janeiro con el mismo tipo ABO de Leticia. Acto seguido, se comunicó por teléfono con Ana Maria da Silva, moradora de Nueva Iguazú, en la Baixada Fluminense (Bajada Fluminense o Bajada de la Guanabara), que no se sustrajo al gesto humanitario. Su sangre fue rápidamente colectada y llevada a Curitiba. Letícia sobrevivió.
Dos años después, en noviembre de 2005, una investigación basada en el caso de Letícia fue publicada en la revista científica Transfusión, firmada por Lilian Castilho, su alumna de maestría Karina Rosa, además de los médicos de Curitiba y de Río de Janeiro como también por investigadores neoyorkinos que participaron de la investigación. Por medio del análisis de ADN, se descubrió el origen genético de la patología la madre y la tía de Letícia adquirieron el síndrome de Rh nulo porque son fruto de un casamiento consanguíneo. Los abuelos de la niña son primos. La característica, amplificada gracias a la unión entre parientes, se expresó en la sangre de las dos mujeres y sólo fue descubierta con el nacimiento de Letícia. La madre de la niña fue aconsejada de no quedar embarazada nuevamente. En una segunda gestación, son grandes las posibilidades de que el ataque de los anticuerpos resulte aún más intenso.
El síndrome de Rh nulo tiene dos causas. La más común resulta de la mutación de un gen que no tiene relación directa con los antígenos Rh pero es responsable por la síntesis de una proteína que interactúa con la proteína Rh en la membrana de los hematíes. Con la alteración, los antígenos no son expresados. La segunda causa, más rara, ocurre por defecto del gen responsable por el sistema Rh. Sólo existían tres casos de ese tipo detectados en el mundo. El de la madre de Letícia fue el cuarto. La secuencia genética de las muestras de sangre de la madre, abuelos y tíos de Letícia conllevó otro descubrimiento. La mutación que originó el problema en la familia curitibana jamás había sido descrita. Se encuentra instalada en una región cromosómica diferente a la de los otros tres casos identificados en el mundo; uno en Francia, uno en Estados Unidos y otro en Japón. Tales alteraciones fueron descritas a partir de 1998, gracias al perfeccionamiento de las técnicas de diagnóstico molecular.
La investigadora Lilian Castilho se especializó en inmunología en el Centre National des Reference pour les Groupes Sanguines, de Francia, e hizo el post-doctorado en el New York Blood Center, en Estados Unidos. Ella coordina en el Hemocentro de la Unicamp, el único laboratorio público que realiza biología molecular de grupos sanguíneos, adquirido gracias al apoyo de la FAPESP. Hemocentros de varias ciudades nos consultan porque saben que somos un polo de biología molecular de grupos sanguíneos, dice Lilian. La gran ambición del grupo es crear un banco nacional de donantes de sangre capaz de mejorar la seguridad en las transfusiones en el país. La idea es someter muestras de sangre de los dadores a las técnicas de determinación de tipo por ADN y realizar un catastro de portadores de hemotipos raros.
La composición genética de la sangre de 500 donantes de la región de Campinas ya se halla catastrada en el Hemocentro de la Unicamp. Ese proceso ganará mayor agilidad con la reciente adquisición de un equipamiento basado en la técnica de microarray, o tecnología chip. Por medio de esta técnica, muestras genéticas de sangre o secreciones son rastreadas por sondas microscópicas de ADN contenidas en sensores dispuestos en láminas especiales de vidrio con diferentes genes de grupos sanguíneos. Un equipamiento y un software específicos monitorean el proceso, y cuando los genes comparados con las muestras son localizados, los chips emiten una señal de fluorescencia.
Precisamos estudiar más a la población brasileña, dice Lilian Castilho. Existen variantes de grupos sanguíneos que predominan entre nosotros y no son frecuentes en otros países, afirma. El mapeo de donantes raros, dice Lilian, además de impulsar la investigación en el campo de la hematología, otorgará mayor seguridad en transfusiones y ayudará en la prevención de dramas como el de Ana Maria da silva, la fluminense que donó sangre para la niña Letícia. Después del gesto de solidaridad, Ana Maria precisó ella misma de una transfusión sanguínea. Sólo se salvó porque los médicos que la trataban consiguieron en Inglaterra una bolsa de la rarísima sangre Rh nulo.
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