Nubes poco espesas y superficiales cubren las tierras de la Amazonia, despedidas por la vegetación, mientras que sobre la selva se forman nubes gordas, densas y profundas. Un equipo coordinado por Jingfeng Wang, del Instituto de tecnología de Massachusetts, Estados Unidos, descubrió una de las posibles razones para ese fenómeno, examinando imágenes satelitales y por observación directa de una región de pasturas en el estado de Rondônia. Los análisis, detallados en la revista PNAS, en su edición del 10 de marzo, indican que la humedad sobre la selva es más intensa por su propia influencia, favoreciendo la formación de nubosidad densa. En tanto, la tala y la quema de la vegetación interfieren en ese mecanismo natural formando nubes ralas, que a su vez, retardan la recuperación del bosque y empobrecen la circulación atmosférica. Situaciones climáticas extremas, tales como la intensa sequía de 2005, también ayudan a la comprensión del comportamiento de la naturaleza amazónica. En la edición del 6 de marzo de la revista Science, Oliver Phillips, de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, junto con otros investigadores, reveló que la selva perdió biomasa y capacidad para absorber el gas carbónico como respuesta a esa sequía, estudiada porque representa un episodio climático extremo, similar a las previsiones que los modelos computarizados prevén para las próximas décadas.
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