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Política C&T

Una campaña a favor del conocimiento

Los científicos se movilizan contra el proyecto de ley que restringe las investigaciones con células madre y el poder de la CTNBio

Científicos de todo Brasil están movilizándose en defensa del avance de los estudios con células madre embrionarias, que, tal como ellos apuestan, tienen potencial para salvar millones de vidas. Los estudiosos tampoco tienen dudas acerca de que las investigaciones con organismos genéticamente modificados (OGMs), desarrolladas en los institutos de investigación, brindan alternativas para reducir costos y aumentar la competitividad de la agricultura nacional. Pretenden que ese conocimiento se incorpore rápidamente a los sectores productivos y sea compartido con la sociedad. Para ello exigen que la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) sea la única y definitiva instancia para evaluar los riesgos de la investigación y la producción de transgénicos, de manera tal agilizar el licenciamiento de los productos y consolidar el interés privado.

El destino de las investigaciones con células madre y el futuro de las investigaciones con transgénicos dependen del voto de 81 senadores. Éstos deben ratificar o no el proyecto de ley de Bioseguridad aprobado por la Cámara de Diputados, que prohíbe el uso de células madre embrionarias para fines terapéuticos y abre espacio para que las decisiones de la CTNBio referentes a la comercialización de los transgénicos sean cuestionadas por otras instancias de gobierno y juzgadas por un consejo integrado por ministros, posponiendo de esta manera indefinidamente las licencias de productos.

Investigaciones estratégicas
La movilización de los científicos se justifica. Las células madre son células genitoras, que mantienen la capacidad de diferenciarse en numerosos tejidos humanos. Pueden ser obtenerse mediante transferencia de núcleo o por clonación terapéutica de cordones umbilicales o de embriones. La clonación terapéutica permitiría por ejemplo reconstituir la medula de un paraplégico. Pero las células de la propia persona no pueden utilizarse en portadores de enfermedades genéticas. De allí la importancia de las investigaciones. Existen células madres en tejidos de niños y adultos y en la sangre del cordón umbilical. Pero los científicos aún no saben el potencial de diferenciación de las células de los distintos tejidos. Si las investigaciones no dan resultado, la alternativa será el uso de las células madre embrionarias, sabidamente totipotentes, es decir, con capacidad de diferenciarse y formar cualquiera de los tejidos humanos.

La biotecnología de plantas y animales, de la misma manera, abre enormes posibilidades de desarrollo para el sector agropecuario -con ganancias estratégicas para un país en cuya pauta de exportación se destacan diez productos agrícolas-, pues permite mejorar la calidad y la resistencia de productos y reducir los costos de producción.Por tales razones, y también porque Brasil tiene una competencia internacionalmente reconocida en esas dos áreas de investigación, los científicos esperan que el proyecto sea modificado. “Lo que pretendemos es lograr la autorización para utilizar células madre embrionarias para finalidades terapéuticas.

Células obtenidas a partir de embriones congelados descartados, o porque fueron dejados por los padres hace más de tres años, o porque no tienen calidad para ser implantados, ni posibilidades de transformarse en vidas”, explica Mayana Zatz, de la Universidad de São Paulo (USP), coordinadora del Centro de Estudios del Genoma Humano -uno de los diez Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepids) solventados por la FAPESP. “Queremos que se prohíba la clonación reproductiva, la producción de embriones con fines exclusivos de investigación, la manipulación genética de embriones y su comercialización”, aclara Patrícia Pranke, experta en células madre umbilicales de las facultades de Farmacia y Medicina de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS).

Mayana y Patrícia -junto a Marco Antonio Zago, de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto y coordinador del Centro de Terapia Celular, otro Cepid patrocinado por la FAPESP, y Drauzio Varella, médico oncólogo y director de investigación de la Universidad Paulista (Unip)- asumieron la línea de frente en defensa de las investigaciones en el área de genómica. Defendieron esa perspectiva de la investigación en el marco de una audiencia pública organizada por las comisiones de Asuntos Sociales y de Educación del Senado de la Nación el pasado día 2 de junio. Varella llegó a comparar a las células madre con una “fábrica de tejidos”, que puede representar en el siglo XXI una revolución similar a la del descubrimiento de los antibióticos en el siglo XX. Los argumentos, evalúan, parecen haber surtido efecto: la senadora Lúcia Vânia (PSDB-GO), presidente de la Comisión de Asuntos Sociales, comentó que el debate fue “provechoso y útil” para que los parlamentarios puedan decidir sobre la materia.

El día 23 de junio les llegó el turno a los expertos en biotecnología e investigadores de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), para argumentar a favor de los beneficios socioeconómicos de la producción de transgénicos. Francisco Aragão, de Embrapa, probó ante los senadores que Brasil se encuentra capacitado para utilizar con responsabilidad la biotecnología, y Aluízio Borém, presidente de la Sociedad Brasileña de Mejoramiento de Plantas, defendió la manipulación genética de plantas. “Las variedades transgénicas pueden birndar una significativa contribución socioeconómica y también ambiental para el país, tal como ocurre actualmente en otros países”, sostuvo Borém.

A los argumentos esgrimidos se les sumó un refuerzo de peso: una semana antes, la Food and Agricultural Organization (FAO), la Organización de las Naciones Unidas para a Alimentación y la Agricultura, divulgó un informe en el que reconoce que la biotecnología es una gran promesa para los países en vías de desarrollo. Dicho informe constata que en los países en desarrollo donde se introdujo el cultivo transgénico, los pequeños agricultores obtuvieron réditos económicos y redujeron el uso de agroquímicos tóxicos. “Los cultivos transgénicos redundaron en grandes beneficios económicos para los agricultores en algunas áreas del mundo durante los últimos siete años”, dice el informe. La FAO recomienda efectuar con los OGMs una evaluación caso a caso, que tenga en cuenta los potenciales beneficios y los riesgos de los cultivos transgénicos individualmente.

Para Elíbio Rech, investigador de Embrapa que también participó de esa audiencia pública, “los senadores cuentan ahora con una visión clara acerca de la importancia del uso de la biotecnología para la producción de alimentos, en un país que tiene en la agricultura a su principal ítem de exportación”.

El marco regulatorio
Una eventual aprobación en el Senado del texto enviado por la Cámara, es decir, sin alteraciones -al margen de vedar las investigaciones en el área de genómica y restringir a los laboratorios las investigaciones en el campo de la biotecnología-, podría ocasionarle serios perjuicios al país, según evaluó Leila Oda, presidente de la Asociación Nacional de Bioseguridad (Anbio) en una entrevista aAgência FAPESP . “El texto, principalmente con relación a la toma de decisiones, hace que la investigación científica se torne inviable”. El proyecto, afirma Oda, logró mezclar las dos formas posibles de modelos regulatorios existentes en el mundo.

“Algunos países optaron por una cámara multidisciplinaria, como es la propia CTNBio. En otros, los procesos pasan caso a caso por órganos decisorios diversos”. El texto que está siendo analizado en el Senado prevé que las acciones inherentes a los OGMs pasen por la CTNBio y después por los ministerios, lo que generaría una burocracia excesiva e innecesaria. En caso de que se lo apruebe, la ley dejará en suspenso más de 200 certificados de bioseguridad emitidos por la CTNBio que se encuentran actualmente en vigor. “Las decisiones tomadas por la comisión, cuando no presentan novedades científicas que comprometan a la seguridad, deben ser convalidadas”, explica Leila.

Los senadores también oyeron de boca del propio Jorge Guimarães presidente de la CTNBio, que es esencial que la comisión tenga autonomía para tomar decisiones de carácter concluyente para autorizar investigaciones y decidir sobre la comercialización o no del producto. “Tengo la convicción de que, si la CTNBio no cuenta con la debidad y suficiente libertad institucional, continuaremos en la misma situación de hoy en día, es decir, con restricciones a la autorización de proyectos, pese a que éstos son analizados con cuidado y rigor”, afirmó Guimarães a la Agencia Senado.

El reparto del poder de decisión de la CTNBio, que es una comisión técnica, con dos instancias de gobierno, como lo son el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), provocará un fuerte impacto en las inversiones de las empresas de biotecnología en el país, prevé Eduardo Emrich, presidente de la Fundación Biominas. “Nadie invertirá en algo que no es seguro, y eso es pésimo, cuando sabemos que tenemos capacidad como para competir con otros países, y justo en un momento que intentamos poner de pie al sector.”

Biominas y la Federación Industrial del Estado de Minas Gerais (Fiemg) fueron signatarias de un Manifiesto en pro de la Ciencia, difundido en el marco del II Congreso Internacional de Biotecnología realizado en Minas Gerais, donde se exige el establecimiento de un marco regulatorio claro con relación a la bioseguridad, que defina “con precisión” las atribuciones y responsabilidades de los diversos órganos gubernamentales involucrados en el área de biotecnología.

“La industria y los sectores científicos y académicos prevén serias dificultades para desarrollar investigaciones con organismos genéticamente modificados en caso de que se mantenga la actual redacción para el proyecto de ley. Tal como está, la propuesta provocará un retroceso en las inversiones para nuevos estudios, pues puede inviabilizar la permisión comercial de productos transgénicos”, consta en el documento.

Más allá de la presión de parte de investigadores y empresarios, los senadores van a analizar también el artículo que limita el poder de la CTNBio bajo el peso de una decisión del Tribunal Regional Federal (TRF) de Brasilia que, tras dos años de silencio, decidió por dos votos a uno que la comisión tiene competencia constitucional para decidir sobre la introducción de OGMs en el medio ambiente. “Cuando se detecten riesgos, entonces sí el Ibama podrá solicitar estudios de impacto ambiental (EIA-Rima)”, explica Reginaldo Minaré, abogado experto en biotecnología. La competencia de la CTNBio fue puesta en tela de juicio por el Instituto de Defensa del Consumidor (Idec) en 1998, luego de que la comisión autorizara el cultivo comercial de la soja RR, de la empresa Monsanto. La decisión del TRF puede ser apelada todavía.

Un debate confuso
La extraña conjugación de debates sobre dos áreas de investigación diferentes, como la genómica y la biotecnología de OGMs -aunque ambas tienen ligazó con investigaciones estratégicas en la frontera del conocimiento- debe endilgarse a la Cámara de Diputados, que en vísperas de la votación del tema, incorporó la prohibición de las investigaciones con células madre en el proyecto de ley de Bioseguridad de OGMs. “Son dos temas completamente distintos”, reconoce Walter Colli, profesor titular de bioquímica del Instituto de Química da Universidad de São Paulo (USP).

Pero, a su vez, Colli pondera que, dadas las actuales circunstancias, es mejor hacer un debate conjunto. En el Senado se alzaron voces que exigían, en el marco de la Ley de Bioseguridad, el divorcio entre ambos temas. Pero la prudencia prevaleció: “Si desmembramos el debate, la cuestión de las células madre quedará relegada a segundo plano y corre el riesgo de que se la pierda de vista”, teme Mayana. La mejor salida, concluyeron los científicos, consistió en sostener la confusión impulsada por los diputados y reivindicar ante los senadores que no separasen ambas propuestas embutidas en el proyecto.

En el Senado el clima es de cautela. Pese a la polémica suscitada por el debate, hasta fines de junio -una semana antes de la fecha prevista para el receso parlamentario- ningún senador había formulado enmiendas al proyecto de ley aprobado en la Cámara. Se buscaba un acuerdo que permitiera que los líderes aunasen sus posturas en torno a un proyecto sustitutivo del que aprobara la Cámara de Diputados. Si el proyecto de ley de Bioseguridad es alterado, retorna a la Cámara para ser sometido a una nueva votación.

El senador Tasso Jereissati, por ejemplo, ya tenía lista -y reservada- una enmienda al proyecto que preveía la inclusión de un inciso en el artículo 5º de la ley -sobre la prohibición de la investigaciones- que deja fuera de la “veda” a la obtención de células madre “con fines de investigación o para el tratamiento de enfermedades y lesiones, extraídas de embriones producidos para la reproducción mediante fertilización in vitro“, siempre y cuando éstos no se utilicen para la reproducción, no estén implantados y “estén congelados por más de tres años”, por supuesto que con el consentimiento de los padres biológicos.

También prevé el consentimiento de los padres biológicos para la utilización de embriones fertilizados in vitro, no implantados y congelados. El texto de Jereissati prohíbe la clonación reproductiva, la producción de embriones para su exclusivo uso en investigación y su comercio. La enmienda se elaboró contando con la asesoría de investigadores del Centro de Estudios del Genoma Humano y de Patrícia Pranke.

Oscurantismo y brujería
Mientras los científicos llevaban adelante su periplo por el Senado, se asistió en las últimas semanas a una intensa movilización de los medios de comunicación en torno a la votación del proyecto de ley de Bioseguridad, sobre todo en lo que se refiere a la prohibición de las investigaciones con células madre. El programa Fantástico, de la red Globo, exhibió durante tres domingos consecutivos, desde el 30 de mayo, una programación de la serie How to build a human, que le compró a la BBC de Londres, y que aborda los beneficios de la utilización de células madre en el tratamiento de enfermedades. La serie de la BBC tiene en total 16 capítulos, pero la dirección de Fantástico optó pasarla debido a su tema, que en ese momento estaba en discusión en el seno de la sociedad y de la comunidad científica, de acuerdo con la Central Globo de Comunicación.

El programa del día 13 de junio, por ejemplo, contó con la participación de Mayana y Varella. Mostró las perspectivas de las investigaciones, desde aquéllas que emplean células adultas, pasando por las de células madres extraídas del cordón umbilical, hasta las que emplean células madre embrionarias. “Pero en Brasil el Congreso aún no ha autorizado la utilización terapéutica de células madre de embriones”, aclara la gente de Fantástico.

Los medios impresos fueron más incisivos, principalmente en sus editoriales. El de O Globo del día 27 de mayo afirmó que el proyecto de ley de Bioseguridad es “un verdadero modelo oscurantista”. El editorial de O Estado de S.Paulo del 1º de junio advirtió: “La brujería no puede vencer a la ciencia también en el Senado”; y Folha de S.Paulo, también en su editorial publicado el día 7 de junio, apostaba a que los senadores modificarán el proyecto. “Pero, una eventual modificación de los senadores llevaría al texto de regreso a la Cámara, donde es especialmente fuerte la influencia del lobby evangelista, responsable de la victoria del oscurantismo”, alertó.

Material importado
Mientras se aguarda el despliegue de los debates, las investigaciones continúan. El Centro de Estudios del Genoma Humano de la USP, importó a finales de junio una linaje de células madre embrionarias de Estados Unidos. Este material fue donado por un grupo de científicos de la Universidad Harvard, que desarrolla investigaciones con células madre patrocinadas por la iniciativa privada. En Estados Unidos es prohibido el uso de recursos oficiales en esta línea de investigación.

No obstante, los senadores están intentando alterar esta situación. “La parte polémica, que es la inherente a la destrucción de embriones, se hizo allá”, dice la investigadora Lygia da Veiga Pereira. El material será utilizado para la comparación de diferentes tipos de células embrionarias. “Trabajamos en esa línea de investigación desde 1999, cuando fijamos un linaje de células embrionarias de ratones”, comente Lygia.

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