Un comprimido grande de vitaminas resulta pequeño comparado con la cápsula que contiene el sensor de gases del tracto intestinal creado por científicos australianos. Ese envoltorio, de alrededor de 2,5 centímetros (cm) de largo y 1 cm de espesor, contiene dos sensores de gases, uno de temperatura y un microcontrolador, además de una batería y un transmisor de radio. El ingeniero electricista Kourosh Kalantar-Zadeh, de la Universidad RMIT de Australia, concibió el dispositivo junto a otros colaboradores para estudiar de un modo menos invasivo la salud del tracto digestivo. La cápsula detecta los gases liberados por los microorganismos intestinales a medida que recorre el tracto digestivo. Él y sus compañeros realizaron un test inicial en seis adultos sanos. Una parte de ellos había consumido durante dos días una dieta rica en fibras y otra parte, alimentos con poca fibra. Los niveles de oxígeno revelaron el punto del aparato digestivo en el que se encontraba el sensor. En tanto, el volumen de hidrógeno liberado durante la fermentación de los alimentos, reveló el grado de actividad de las bacterias en los intestinos (Nature Electronics, edición de enero). Por el momento, se pudo verificar que uno de los voluntarios sufrió una constipación intestinal por ingerir poca fibra. Kalantar-Zadeh espera que el dispositivo, menos invasivo que una colonoscopía, se transforme en una herramienta para identificar la colitis, la enfermedad de Crohn e incluso el cáncer.
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