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Ética

Una cuestión delicada

Las publicaciones científicas buscan alternativas ante la existencia de conflicto de intereses

negreirosEl problema del conflicto de intereses en la investigación científica, principalmente en el área biomédica, comienza a movilizar a las publicaciones científicas de prestigio. Se trata, sin duda, de una cuestión compleja, ya que actualmente, gran parte de esas investigaciones cuenta con el financiamiento de empresas y de agencias de fomento y es realizada por científicos por contratados o apoyados por éstas. La posibilidad de que los intereses financieros puedan sobreponerse a los intereses éticos llevó a algunas revistas de prestigio a adoptar criterios más rígidos en la elección de artículos para su publicación.

Nature adoptó, a partir el 1º de octubre, una serie de medidas con el objetivo de hacer públicas eventuales situaciones de conflicto. Anteriormente, los editores de 11 de las más importantes publicaciones en todo el mundo ya habían anunciado una decisión similar. La FAPESP está utilizando desde marzo el principio de la plena información para esquivar potenciales problemas éticos.

Las reglas de Nature
Los investigadores interesados en divulgar sus papers en Nature deberán declarar por escrito las fuentes de financiamiento y cualquier conflicto de interés que puedan tener con la divulgación de la investigación. Un resumen de esta declaración será publicado como parte del paper y su versión íntegra quedará a disposición de los interesados en el sitio de la revista. Si el investigador prefiere, podrá mantener esa información en secreto, pero los lectores serán informados sobre esa opción. ParaNature ,el financiamiento, el empleo y los intereses financieros personales con relación a los resultados de la investigación son intereses competitivos.

Nature subraya que la nueva política no se fundamenta en el supuesto de que los intereses comerciales de los investigadores probablemente llevarán a una falta de integridad en la investigación. “Más bien, se basa en el reconocimiento de problemas potenciales”, justificó el editor Philip Campbell, en un editorial publicado en la edición nº 412, del 23 de agosto de 2001. Los “problemas potenciales” a los que Campbell se refiere son las “sugestivas” evidencias halladas en la literatura, en el sentido de que las prácticas editoriales en investigación biomédica se han visto influidas por los intereses comerciales de sus autores, una preocupación general entre los investigadores ante un posible ocultamiento de la integridad de la investigación científica debido al aumento de los lazos comerciales y sus efectos colacionados, y el hecho de que muchas instituciones están adoptando esa exigencia en las publicaciones.
“Allí en donde creamos que la confianza se vio significativamente comprometida por los actos de un autor, trataremos de corregir el problema consanciones y comunicados a los lectores”, advierte el editor. Charles Jennings, editor ejecutivo de las ediciones mensuales especializadas de la revista, afirma que, en Estados Unidos, existe una fuerte preocupación con relación a la comercialización de las investigaciones y no son raros los casos en los cuales los científicos llegan a lucrar millones de dólares a cuenta de patentes o contratos con la empresas. Las medidas de precaución adoptadas por la revista presumen que los autores declararán la verdad y, en caso de omisión, serán juzgados por la comunidad.

Editorial común
El pasado día 10 de septiembre, los editores de 11 de las más importantes publicaciones divulgaron un editorial conjunto con una serie de decisiones adoptadas para afrontar esta cuestión. Establecieron, entre otras medidas, que los autores del artículo, así como los revisores, deben hacer pública cualquier relación que pueda ser considerada un conflicto de intereses. Los investigadores deben firmar una declaración en la cual afirman que tuvieron acceso a todos los datos del estudio y se responsabilizan por la integridad de esos datos y su análisis cuidadoso. Firman dicho editorial los responsables de New England Journal of Medicine, British Medical Journal, The Lancet, Annals of Internal Medicine y Journal of American Medical Association .

En la época, Jeffrey M. Drazen, editor jefe de New England Journal of Medicine , le dijo a Reuters Health que la idea de fondo del editorial había sido asegurar la participación de los investigadores en la definición y el análisis de los tests clínicos. Drazen contó que existen indicios de que algunas empresas intentaron eliminar de la publicación resultados desfavorables o intentaron interpretar esos datos de manera positiva, limitando la participación de los investigadores académicos. Considerando el hecho de que las empresas financian la mayoría de las investigaciones clínicas, la nueva política editorial, prevé Drazen, ayudará a la identificación de las verdaderas fuentes de datos, brindándole al público una mejor idea acerca de cómo deberían ser incorporadas las informaciones en su rutina.

Conflicto y ética
Pero algunos consideran que dichas medidas no surtirán efecto. Arnold Relman, profesor emérito de medicina de la Universidad Harvard, que ya fue editor del The New England Journal of Medicine , entre 1977 y 1991, publicó un artículo en New Scientist , el 22 de septiembre de 2001, criticando los términos del editorial conjunto. “Los editores sostienen que la mejor manera de lidiar con los conflicto de intereses es hacer que éstos se tornen claros. Supuestamente, eso indica que nosotros podemos convivir con ellos, siempre y cuando que todo el mundo sepa lo que está sucediendo”, escribió. El editorial común, comenta Relman, parte del principio de que la revelación lisa y llana puede solucionar el problema.

“Y no puede”, garantiza. Relman cree que “llegará el tiempo” en el que los editores se verán obligados a decir: “Nosotros no vamos a admitir estos conflictos de intereses y no vamos a publicar investigaciones en las cuales este tipo de conflictos exista”. El profesor tampoco coincide con la utilización del término potencial para calificar a dichos conflictos. “Si usted acepta un incentivo comercial que lo lleva a esconder cosas en favor de su bienhechor, eso configura un conflicto”, esclarece. El potencial conflicto existe en tanto y en cuanto el lector no puede probar queel investigador había sido influenciado. Reconoce que una declaración de ética es mejor que ninguna declaración de ética. Y concluye: “Pero ellos optaron por el camino más suave”.

Estrategias “complicadas”
La FAPESP adoptó, en marzo de este año, una serie de medidas para enfrentar potenciales situaciones de conflicto. Las mismas se basan en los principios de la plena información y la plena verificabilidad. “No solamente la comunidad de los investigadores, sino que toda la sociedad debe ser informada sobre todas las circunstancias de realización de un proyecto que puedan acarrear la existencia de potenciales conflictos de intereses”, argumentan José Fernando Perez, director científico de la FAPESP, y Luiz Henrique dos Santos, asesor científico, en un artículo publicado en Pesquisa FAPESP de marzo de 2001. Ellos reconocen que el modo más sencillo de apartar el riesgo de una situación de potencial conflicto de intereses consiste en impedir que el mismo surja. Pero ésa puede ser una solución “demasiado simple”, ponderan.

Y ejemplifican: el test clínico de un medicamento puede no ser viable sin el apoyo de una empresa, lo que podrá resultar en la privación de acceso por parte de la población a un instrumento terapéutico. Además, continúan, “parece razonable que una buena parte de los costos del proceso de elaboración de un producto comercial quede a cargo de la empresa que tendrá beneficios con su comercialización, y no, por ejemplo, por órganos o agencias alimentadas con recursos públicos”. Por esta razón, justifican, “no nos resta sino lidiar con los potenciales conflictos de intereses por medio de estrategias más complicadas, que muchas veces solamente pueden ser completamente definidas caso por caso”.

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