Editora Unicamp acaba de publicar un amplio panorama sobre las inversiones en investigación, productividad académica y desarrollo tecnológico en Brasil. El libro Indicadores de ciência, tecnologia e inovação no Brasil [Indicadores de ciencia, tecnología e innovación en Brasil] es un grueso ejemplar, de 614 páginas, escrito por 23 autores. Tiene el mérito de compilar colecciones de estadísticas conocidas y también presenta informaciones inéditas, como el capítulo que dimensiona los recursos humanos en ciencia y tecnología en el país.
Puede comprobarse en ese capítulo la percepción de que el país ha avanzado en la formación de graduados, másteres y doctores, pero las oportunidades de trabajo para la elite académica han ido creciendo a una velocidad mucho más lenta que en otros países, generándose así un desperdicio de talentos.
“Con este trabajo pretendemos hacer un balance del esfuerzo en procura de la constitución de un sistema de indicadores en ciencia y tecnología. Al margen de reunir las informaciones disponibles, formulamos propuestas para perfeccionar el sistema”, declaró al Jornal da Unicamp el economista Eduardo Baumgratz Viotti, de la Universidad de Brasilia, que organizó el volumen en sociedad con el también economista Mariano de Matos Macedo, de la Universidad Federal de Paraná. Existen estadísticas auspiciosas y otras preocupantes para componer el panorama del libro.
Si bien es cierto que la producción científica ha crecido (el número de artículos científicos ha aumentado un 400% en las dos últimas décadas), el número de patentes brasileñas registradas en Estados Unidos sigue siendo tímido (98 registros en el año 2000, ante 3,3 mil del Corea del Sur). El crecimiento de las exportaciones está siendo fundamental para equilibrar las cuentas de Brasil, pero la participación en el comercio exterior de productos que incorporan conocimientos tecnológicos es aún escasa. La excepción son los aviones de Embraer. Y en ese campo las oportunidades se incrementan, con lo que el país queda en desventaja. Mientras la demanda de productos agrícolas crece a razón de un 0,5% anual, la de productos tecnológicos llega a avanzar un 20%.
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