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Una respuesta rápida a una crisis extrema

El informe de actividades de la FAPESP del año 2020 muestra que la comunidad científica de São Paulo se movilizó para hacerle frente a la emergencia sanitaria con el apoyo de la Fundación

En 2020, la FAPESP invirtió 978,3 millones de reales para financiar 21.233 proyectos de investigación. Ese monto fue inferior al valor de 1.257.288.187 reales desembolsado en 2019 debido al impacto de la pandemia, a raíz de la cual se suspendieron o se vieron dificultadas las actividades en las universidades y en los laboratorios de investigación, y se paralizó el trabajo de los becarios en el exterior. Hubo además un factor adicional, un alza sostenida del dólar, lo que generó una disminución temporal de las importaciones financiadas por la Fundación.

Pero la emergencia sanitaria también acentuó la movilización de los científicos del estado de São Paulo para hacerle frente al covid-19, lo que supuso una reorganización de la agenda de la FAPESP durante el año pasado. Desde el comienzo de la pandemia, la Fundación convocó a los investigadores con proyectos respaldados en curso y emitió convocatorias a la presentación de propuestas en un esfuerzo por conocer a fondo la enfermedad y combatir sus efectos. También patrocinó, en colaboración con la USP, la creación de la primera base de datos del país con información sobre los individuos sometidos a pruebas de covid-19. Hacia el final del año, había registros de más de 485.000 personas a disposición de los interesados en estudiar los efectos y la evolución de la enfermedad.

En la carrera por la obtención y la producción de inmunizantes, la FAPESP aportó recursos para ocho proyectos de desarrollo de vacunas y apoyó los ensayos clínicos de fase III del inmunógeno CoronaVac, producido por el Instituto Butantan, y los estudios sobre la eficacia del inmunizante Covishield, creado por la Universidad de Oxford junto a la compañía farmacéutica AstraZeneca. En colaboración con la Unión Europea, lanzó un llamado a la presentación de propuestas para la selección de proyectos destinados a identificar nuevos agentes terapéuticos y sistemas de diagnóstico relacionados con el nuevo coronavirus. Y formó parte del grupo de líderes de los organismos de financiación de 25 países que ayudó a elaborar la Agenda de Investigación de las Naciones Unidas para la Recuperación Pos-covid-19, con metas alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Fue una verdadera prueba de fuego asumir la dirección científica de la FAPESP en medio de la mayor crisis sanitaria del siglo y de tanta incertidumbre”, dice el neurocientífico Luiz Eugênio Mello, cuyo mandato como director científico de la Fundación comenzó el 27 de abril de 2020.

La Fapesp desempeñará un papel central en el gran esfuerzo de nuestra sociedad para retomar el desarrollo y la normalidad una vez logrado el control de la epidemia, dice Marco Antonio Zago, presidente de la Fundación

El balance del año moldeado por la pandemia se describe en el Relatório de Atividades FAPESP 2020, el informe anual de actividades de la Fundación, publicado el día 3 de septiembre. El texto completo se encuentra disponible en fapesp.br/publicacoes, y en dicho enlace también pueden consultarse los resúmenes anuales de la FAPESP desde 1962, el año de inicio de sus actividades. “Los resultados demuestran la capacidad de la Fundación para responder rápidamente a una coyuntura de crisis extrema, sin comprometer el fomento de las demás áreas de la investigación científica”, escribió el presidente de la Fundación, Marco Antonio Zago, al presentar el informe. “Esta robustez de la institución será un factor central para apoyar a la comunidad científica de São Paulo en el gran esfuerzo de nuestra sociedad para reanudar el desarrollo y la normalidad una vez que pueda controlarse la epidemia”.

El covid-19 dificultó el trabajo presencial de los investigadores científicos, pero no comprometió la capacidad del estado de São Paulo para invertir en ciencia, tecnología e innovación. En 2020, los ingresos de la FAPESP fueron 1.441.294.746 reales, un nivel cercano al de 2019, cuando sumaron 1.453.195.782 reales. Estos recursos tienen dos orígenes. El principal es la transferencia del 1 % de los ingresos tributarios del estado de São Paulo para financiar el desarrollo científico y tecnológico, tal como lo determina la Constitución de São Paulo de 1989. En 2020, el volumen de giros del Tesoro estadual fue de 1.405.370.233 reales, una cantidad superior a los 1.350.534.401 reales de 2019. Otras fuentes de ingresos son los convenios con otras instituciones científicas de fomento y con empresas para la financiación conjunta de investigaciones y los ingresos por inversiones, que en 2020 sumaron 35.924.513 reales, muy por debajo de los 102.661.381 reales obtenidos en 2019.

En 2020, el 46 % de las erogaciones de la FAPESP se destinó a la investigación para el avance del conocimiento, una categoría que abarca proyectos de investigación básica y aplicada a largo plazo, desarrollados en el marco de los Proyectos Temáticos, los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid), los programas Joven Investigador, São Paulo Excellence Chair (Spec) y los Proyectos Especiales, y también a corto plazo, a través de las ayudas regulares de investigación. El 23 % del total se destinó a la formación de recursos humanos, seguido del apoyo a las infraestructuras de investigación (el 13 %), la investigación para la innovación (el 10 %), la investigación sobre temas estratégicos (el 7 %) y la difusión, el mapeo y la evaluación de investigaciones (el 1%). Cuando se analiza el apoyo a la investigación por áreas del conocimiento, los proyectos de ciencias de la vida lideran la lista, con un 45 % de los recursos invertidos por la Fundación, seguidos por los de ciencias exactas y de la Tierra y las ingenierías (un 37,3 %), las ciencias humanas y sociales (un 10,2 %) y los proyectos interdisciplinarios (un 7,5 %).

En 2020, los procesos internos de la Fundación fueron perfeccionados para elevar la calidad de los proyectos. A partir del mes de septiembre, todas las solicitudes de ayudas y becas pasaron a incluir obligatoriamente un Plan de Gestión de Datos. El objetivo es aumentar la transparencia de la información obtenida en las investigaciones y permitir que puedan confirmarlas o reutilizarlas otros científicos, lo que mejora la confiabilidad del trabajo científico y evita el desperdicio de recursos. Este tipo de planes de gestión, que desde 2017 ya se exigía en algunas líneas de financiación, pasó a ser uno de los requisitos que se analizan al momento de evaluar las propuestas e informes científicos.

El Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe), que desde 1997 ha financiado proyectos de 1.633 empresas de São Paulo, ha reforzado su diálogo con el ecosistema de innovación adoptando un proceso de flujo continuo en el análisis de los proyectos, en reemplazo del modelo de cuatro llamados a la presentación de proyectos anuales. Ahora es posible presentar propuestas en cualquier momento. En 2020, el programa invirtió 76,7 millones de reales en 1.305 proyectos. También se ha creado una nueva modalidad de apoyo a las empresas, el Pipe Invest, que prevé un aporte de inversores privados en proyectos listos para salir al mercado, con el propósito de acelerar su comercialización. La empresa apoyada deberá demostrar la adhesión de un socio privado al proyecto, mediante una inyección de recursos superior a los 100.000 reales. “En el análisis de los proyectos respaldados en la etapa II del Pipe, la FAPESP ya sugería que los empresarios buscaran inversores para las innovaciones que están desarrollando a través del programa. El Pipe Invest es un estímulo adicional”, declaró Patricia Tedeschi, gerente de Investigación para la Innovación de la FAPESP a Agência FAPESP.

La Fundación también ha perfeccionado una de sus misiones, que consiste en elaborar indicadores sobre el sistema de ciencia, tecnología e innovación para orientar sus estrategias e inversiones. La Gerencia de Estudios e Indicadores de la FAPESP, en colaboración con la Fundación Seade, ha desarrollado una nueva metodología para el cálculo de las inversiones en investigación y desarrollo (I&D) que ha permitido obtener un retrato más robusto de este tipo de esfuerzo, asociado a la generación de conocimiento, innovación y riqueza. El nuevo modelo utiliza datos de fuentes primarias, contempla una cantidad más amplia de instituciones y se basa en datos más refinados obtenidos en las universidades. “Los criterios que estamos adoptando se basan en el Manual de Frascati, creado por la OCDE [la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico], que es una referencia para quienes trabajan con estadísticas sobre I&D en todo el mundo”, explicó el economista Sinésio Pires Ferreira, gerente de Estudios e Indicadores de la FAPESP (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 297).

A finales de año, la FAPESP divulgó los resultados del llamado a la presentación de proyectos en el marco del programa Ciencia para el Desarrollo. Se trata de una propuesta de apoyo para la creación de 12 centros que realizarán investigaciones orientadas a la solución de problemas de importancia social o económica para el estado de São Paulo en las áreas de salud, seguridad pública, alimentación, agricultura y desarrollo económico, entre otras. Dichos centros funcionarán con un modelo de cofinanciación en el que participarán organismos gubernamentales, colaboradores del sector empresarial u organizaciones no gubernamentales y la FAPESP. El Instituto Agronómico (IAC) fue una de las instituciones que tuvo un proyecto contemplado en esta convocatoria. Y está formando una red de investigadores con la ambición de utilizar las técnicas de edición del genoma para elevar la calidad y la productividad de tres cultivos agrícolas de gran importancia económica: el café, la caña de azúcar y los cítricos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 305).

Otro centro, con sede en la Fundación Hemocentro de Ribeirão Preto, reúne a investigadores del Instituto Butantan y de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (USP) en un proyecto destinado a ampliar el acceso a las terapias celulares e inmunoterapias innovadoras para pacientes con cáncer, entre otros objetivos. “La investigación orientada a esta misión es un camino hacia un desarrollo económico inclusivo y sostenible”, dijo Luiz Eugênio Mello, director científico de la FAPESP, en el acto de presentación de los primeros 12 centros.

En 2020, la Fundación invirtió 16,7 millones de reales en la financiación de proyectos del Centros de Investigaciones en Ingeniería e Investigación Aplicada (CPE/CPA, por sus siglas en portugués), creados en colaboración con empresas. En estos centros, los equipos de I&D de las compañías desarrollan una colaboración durante entre cinco y diez años con científicos de universidades o de institutos de investigación, cuyo objetivo consiste en compartir el conocimiento y generar una aplicación de los resultados. El el año pasado se pusieron en marcha dos nuevos CPE: el Centro de Inteligencia Artificial, con sede en el Centro de Innovación de la USP, constituido en 2019 mediante un convenio con IBM, y el Centro Brasileño de Investigación sobre el Agua, en colaboración con la Sociedade de Abastecimento de Água e Saneamento de Campinas (Sanasa), con sede en el Instituto de Química de la Universidad de Campinas (Unicamp). En el mismo período, se constituyó el Centro Brasileño para el Desarrollo en la Primera Infancia, en asociación con la fundación Maria Cecília Souto Vidigal, cuya sede funciona en el Insper (Instituto de Ensino e Pesquisa) de São Paulo.

La FAPESP y la compañía farmacéutica GSK anunciaron en noviembre de 2020 el lanzamiento de una convocatoria para la creación del Centro de Nuevos Blancos Terapéuticos en Oncología, con la misión de explorar tratamientos innovadores contra el cáncer. Este es el tercer acuerdo plasmado entre la empresa y la Fundación en el marco de los CPE/CPA; los anteriores fueron el Centro de Excelencia para la Investigación en Química Sostenible y el Centro de Excelencia para el Descubrimiento de Blancos Moleculares. También en 2020, arrancó el proceso de selección de propuestas presentadas tras la convocatoria emitida en 2019 para la constitución de seis Centros de Investigación Aplicada en Inteligencia Artificial en colaboración con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) y el Comité Gestor de Internet en Brasil (CGI.br).

El distanciamiento social impuso el traslado a un entorno virtual del diálogo y el intercambio de información entre los investigadores que tradicionalmente estimula la FAPESP: entre los meses de marzo y diciembre de 2020 se celebraron 62 seminarios online, que congregaron a unos 11.000 científicos de Brasil y del exterior. Uno de destacados fue la serie FAPESP Covid-19 Research Webinars, que a partir de mayo de 2020 organizó 15 encuentros con expertos de Brasil y del exterior para la discusión de diversos temas vinculados a la pandemia. Otro de ellos fue la serie de nueve seminarios virtuales que celebraron los 20 años del Programa Biota, merced al cual pudo ampliarse la comprensión de la biodiversidad y sentar las bases científicas para la elaboración de directrices y políticas públicas destinadas a la conservación ambiental. Al cabo de dos décadas de existencia, el Biota ha otorgado 293 ayudas y becas a más de 1.200 investigadores, que han dado lugar a la publicación de más de 3.000 artículos científicos.

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