
Para el estudio de casos se seleccionó a cinco grupos de investigación de las áreas de biología, física, tecnología de la información (dos grupos) y biotecnología. Fueron entrevistados los 5 coordinadores de los grupos y 12 doctorandos y posdoctorandos que trabajaban en proyectos colaborativos. Se los seleccionó debido a su historial de colaboración con la industria o de formación de empresas de base tecnológica.
El proyecto se basó en un estudio anterior elaborado por su director de tesis, el profesor André Luiz Sica de Campos, quien trabaja en la relación entre la universidad y el sector industrial desde hace más de 15 años, desde su doctorado en la Universidad de Sussex, en Inglaterra. “Allá arribaron a la conclusión que los investigadores participantes en proyectos colaborativos ampliaban sus perspectivas de carrera”, sostiene Dayrell Andrade. “Muchos de ellos lograron hacer una trayectoria híbrida al desarrollar proyectos de las empresas dentro de la universidad o con la creación de sus propias empresas.”
Ella subraya que tanto en Europa como en Estados Unidos existe una saturación del mercado de trabajo académico, por eso los jóvenes investigadores buscan en el emprendedorismo una vía alternativa. “En Brasil, como la educación superior se encuentra en un momento de expansión, los doctores recién graduados muestran más interés en seguir carrera en la investigación científica”. La investigadora hace hincapié también en que la escasa demanda de investigaciones por parte de las empresas acentúa esa elección. Y cita como ejemplo la entrevista realizada con una start-up que desarrolló una tecnología que le interesó a una multinacional del sector aeroespacial de Estados Unidos, pero que en Brasil no suscitó atención.
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