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Política C&T

Una sucesión tranquila

El gobernador Geraldo Alckmin designó rápidamente a los nuevos directivos de la Fundación

La FAPESP está viviendo entre este final de año y el comienzo de 2005 un proceso inédito, pero indiscutiblemente tranquilo y maduro de reemplazo simultáneo de algunos de sus ejecutivos y consejeros, con efectos sobre otras importantes instituciones del sistema paulista de ciencia y tecnología. En tal sentido, el 17 de noviembre pasado, el gobernador Geraldo Alckmin designó a Marcos Macari, prorrector de Posgrado e Investigación de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) y candidato a rector de la institución, como vicepresidente de la Fundación; a Ricardo Renzo Brentani, actualmente director presidente del Hospital de Cáncer y del Instituto Ludwig de São Paulo, en el cargo de director presidente del Consejo Técnico Administrativo (CTA); y a Carlos Henrique de Brito Cruz, actual rector de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), director científico de la Fundación – cabe acotar que los tres son miembros del Consejo Superior (CS) de la FAPESP.

La elección del gobernador, hecha a partir de ternas de postulantes seleccionadas por el CS el 10 de noviembre, involucra a la Unicamp que, en estos momentos, ha dado inicio al proceso de elección del nuevo rector, que sustituirá a Brito. En un grado mucho más suave, sin lugar a dudas, alcanza también a la Universidad de São Paulo (USP), cuyo Consejo Universitario en poco tiempo más enviará una terna para que el gobernador designe a un nuevo consejero de la FAPESP en reemplazo de Brentani, ya que éste era uno de los tres del cupo tradicional de dicha universidad en el CS de la Fundación. Y, por supuesto, altera también al propio consejo de la FAPESP, con la sustitución de dos de sus 12 miembros – Macari permanece como consejero. Cabe acotar que la segunda vacante abierta en el consejo se encuadra en el cupo de las seis que son ocupadas con nombres de libre elección del gobernador.

El consejo tiene marcada también para diciembre una nueva votación; en este caso, para la confección de la terna de aspirantes al cargo de director administrativo, en razón de que el actual mandato de Joaquim J. de Camargo Engler culmina en febrero.

Causas y azares
Todos estos cambios son el resultado de una combinación de casualidades y decisiones personales. Unas y otras convergieron para plasmar una alteración en la cúpula de la Fundación que era impensable a comienzos de este año. Primero el repentino fallecimiento de Francisco Romeu Landi a los 72 años, el pasado 22 de abril, abrió una vacante para el cargo de director presidente. En duelo, la Fundación, mediante decisión de su presidente Carlos Vogt, con base en una consulta al Consejo Superior, aplazó por algún tiempo la votación de la terna de postulantes al cargo. En julio terminaba el mandato del vicepresidente de la Fundación, Paulo Eduardo de Abreu Machado. El consejo decidió entonces que elegiría las ternas en agosto. Pero, precisamente en esa reunión, el director científico, José Fernando Perez, cuyo mandato terminaría en diciembre de 2005, anunció que ponía el cargo a disposición, después de haber madurado la decisión de iniciar una experiencia en el sector privado, para entonces continuar de otra forma contribuyendo para con el desarrollo científico y tecnológico del país.

Se expandía así la dimensión de los cambios por los que pasaría la cúpula de la Fundación y el consejo decidió comandar el proceso sucesorio a la altura del reto planteado, con una amplia consulta a la comunidad científica. Instauró un Comité de Búsqueda y Selección, que recibiría las postulaciones de la comunidad y organizaría el envío de las ternas de candidatos al consejo. Con diez candidatos a director presidente y 11 a director científico, el proceso concluyó el 11 de noviembre.

“Las ternas presentadas al gobernador reflejaron una voluntad institucional consistente de la FAPESP, a través de su Consejo Superior, y por es gobernador designó nombres que nos parecen de gran relevancia académica, científico e intelectual”, dice el presidente Carlos Vogt. “Son nombres sumamente representativos en la construcción de las condiciones necesarias para un desarrollo cada vez mejor de la producción científica, tecnológica y cultural en São Paulo y en Brasil.”

Nuevos retos
De hecho, bastan unos pocos párrafos de las biografías intelectuales de los designados para sostener la afirmación de Carlos Vogt. El físico Brito Cruz, por ejemplo, de 48 años, presidente de la FAPESP entre 1996 y 2002, año en que asumió la rectoría de la Unicamp, es uno de los más reputados especialistas en políticas de desarrollo científico y tecnológico, sin por ello haber abandonado las actividades de investigador en su área. Ingeniero electrónico egresado Instituto Tecnológico de Aeronáutica, máster y doctor del Instituto de Física Gleb Wataghin de la Unicamp, donde inició su carrera en 1982, a los 26 años, y que dirigió en dos oportunidades.

Brito entiende que el sistema de ciencia y tecnología en el estado debe apoyarse sobre tres pilares: la formación de recursos humanos, la investigación académica y la investigación en la empresa. “El primero es esencial, porque sin personas preparadas no hay producción de conocimiento. El segundo es fundamental porque hace avanzar el conocimiento humano de manera desinteresada y, al mismo tiempo, forma personas. Y el tercero es vital porque transforma conocimiento en riqueza”, resume Brito Cruz.

Brentani, de 67 años, es médico egresado de la Facultad de Medicina de la USP, de la cual es profesor titular desde 1981, doctor en bioquímica también de la USP. Es autor de una respetable lista de 119 artículos científicos publicados en periódicos internacionales. Al margen de dirigir el Hospital del Cáncer A. C. Camargo y el Instituto Ludwig, entre otras actividades, coordina el Centro Antonio Prudente para Investigación y Tratamiento del Cáncer.

La situación financiera tranquila de la FAPESP, después de las turbulencias vividas en 2002, y la informatización del procesamiento de becas y auxilios, que a su vez lo agilizará, “al margen de aumentar la seguridad de la comunidad con relación a la rápida evaluación de sus pedidos”, son dos puntos positivos, según Brentani, para quien asume un cargo ejecutivo en la Fundación hoy. Brentani acota que aún debe “hacer pie” en las cosas, pero destaca: “el hermoso trabajo de Landi en la organización del foro de fundaciones estaduales de apoyo a la investigación de todo el país”, que él desearía continuar.

Finalmente, Marcos Macari, 54 años, graduado en ciencias biológicas de la USP, doctorado en fisiología de la Facultad de Medicina de la USP de Ribeirão Preto y con posdoctorados en el Agricultural Research Council de Cambridge, Inglaterra, en la Universidad de Yamagushi, Japón, y en la Universidad de Laval, Canadá, es actualmente, al margen de ser prorrector de la Unesp, profesor titular del Departamento de Morfología y Fisiología Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de dicha universidad, en la localidad paulista de Jaboticabal.

Macari cree que la FAPESP tendrá, cada vez más, la función de apoyo a la producción de conocimiento básico orientado hacia la interacción con el sector productivo, “lo que es vital, porque nadie nos transferirá gratuitamente las tecnologías de las que carecemos para el desarrollo de nuestro país”. En tanto, esto ha de darse sin que la Fundación descuide “su lado humanístico de apoyo a las ciencias humanas”.

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