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Ciencia

Una sustancia con acción de amplio espectro

El guaco, una planta autóctona del Bosque Atlántico, tiene propiedades terapéuticas que hasta ahora eran desconocidas

Desde hace mucho tiempo, la medicina popular receta el guaco (Mikania glomerata y Mikania laevigata) para problemas respiratorios. En 1942, la primera farmacopea (guía de plantas medicinales) brasileña, escrita por Pio Correa, recomendaba esa hierva para tés y jarabes expectorantes, debido a su riqueza en cumarina. Pero solamente ahora se ha descubierto que las propiedades fitoterapéuticas de esa hierba nativa del Bosque Atlántico van mucho más allá de su uso popular: en investigaciones coordinadas por Vera Lúcia Garcia Rehder en el Centro Pluridisciplinario de Investigaciones Químicas, Biológicas y Agrícolas (CPQBA) de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), fueron comprobados los efectos del guaco contra el cáncer, la úlcera y la afección por microorganismos, además de la prevención contra las caries y la placa bacteriana de los dientes.

Por ejemplo, se verificó que los simples buches con guaco pueden evitar las caries y la placa dental bacteriana. Estos resultados fueron obtenidos mediante la experimentación in vitro, realizada durante un año y medio por el grupo de Jaime Cury y Pedro Rosalen, de la Facultad de Odontología de Piracicaba de la Unicamp, con la ayuda del investigador Hyun Koo, de la Universidad de Rochester, Nueva York.

La acción terapéutica fue eficiente contra los estreptococos del grupo mutans, responsables por el desarrollo del proceso de las caries y también de la placa dentaria. Las pruebas mostraron que, más allá de la capacidad de inhibir o incluso matar a las bacterias, el efecto se obtuvo en concentraciones bajas – lo que motivó al grupo para intentar una patente de medicamento.

“Nuestro interés en trabajar con las dos especies de guaco, que es una planta de amplio uso popular, obedece a que ambas son muy parecidas, pero tienen propiedades diversas: el M. laevigata presenta una mayor actividad antiulcerogénica, debido a la mayor concentración de su principio activo: la cumarina, que fue testeada aisladamente. Entretanto, la M. glomerata presenta mejores resultados para actividades antimicrobianas sobre los diversos microorganismos testeados”. Vera añade que, en el caso de la actividad anticancerígena, no se verificaron diferencias importantes, pues los principios activos – ácidos diterpérnicos – se encuentran presentes en ambas especies.

Contra la úlcera
La sociedad de Vera con João Ernesto de Carvalho, coordinador de farmacología y toxicología del CPQBA, se originó en 1998, en el estudio de la acción del guaco sobre las úlceras gástricas. “Nuestra sorpresa surgió al detectar, en pruebas de laboratorio con ratones, que el guaco es más activo que la ya conocida congorosa (espinheira-santa)”, cuenta Carvalho. Eso significa que, probado en el mismo modelo experimental de inducción de úlcera en los animales y en la misma dosis o concentración de extracto, el guaco provocó un efecto más acentuado contra la enfermedad.

El laboratorio para la realización de esos estudios no exigió aparatos sofisticadas y, desde 1994, allí se investigan los extractos de varias plantas medicinales. El equipo de Vera efectuó las purificaciones necesarias para que la División de Farmacología condujese los estudios y determinase cuál es el mecanismo de acción antiulcerogénica ejercido por los extractos y por la cumarina que de éstos era aislada. Los estudios demostraron que los extractos y la cumarina ejercen un efecto antiulcerogénico por medio de la disminución de la secreción de ácido por el estómago. Esa disminución es consecuencia del bloqueo de los receptores del neurotransmisor acetilcolina.

Los mismos receptores también están presentes en el sistema respiratorio y su estimulación por la acetilcolina produce broncoconstricción y aumento de secreción. De esta manera, el bloqueo de dichos receptores por los principios activos del guaco provoca la broncodilatación y la disminución de la secreción bronquial. Por lo tanto, el mismo mecanismo involucrado en la actividad antiulcerogénica del guaco es considerado responsable por la actividad broncodilatadora y antisecretora que éste ejerce sobre el sistema respiratorio.El estudio de la actividad antiulcerogénica del guaco es objeto de la tesis doctoral de la farmacéutica Aparecida Érica Bighetti, de la Facultad de Ciencias Médicas de Unicamp, dirigida por Carvalho.

Contra el melanoma
La fase actual envuelve el estudio de otras sustancias, como los ácidos diterpénicos, en los principios activos del guaco que actúan contra el cáncer. Carvalho testeó el extracto de guaco in vitro en cinco linajes tumorales: mama, mama resistente a medicamentos conocidos, melanoma, leucemia y pulmón. Los resultados indicaron una forte acción inhibidora sobre el crecimiento y la muerte de las células tumorales humanas. Su acción fue más eficiente en el melanoma, con un 78% de muerte de células. En los demás tumores, el índice osciló entre un 40% y un 50%. “Cada tipo de cáncer”, recuerda Carvalho, “es una enfermedad, con etiología, evolución y tratamiento propios y, por lo tanto, es prácticamente imposible descubrir una sola droga eficaz para cualquier tipo de cáncer. Por tal motivo, la investigación en ese área busca agentes selectivos para cada tipo de neoplasia”.

Sin embargo, el investigador subraya que la poderosa acción del guaco en la muerte de células cancerosas trae aparejada una preocupación con relación a una posible toxicidad para las células normales, cosa que aún no ha sido evaluada. Otra etapa ya en marcha expande la investigación hacia otros cuatro tipos de tumor: próstata, ovario, riñones y colon – y también envuelve la utilización de modelos de test in vivo con animales de laboratorio.

Antimicrobiano
Marta Cristina Teixeira Duarte, coordinadora de la División de Microbiología del Centro, entró en la investigación hace tres años para estudiar la actividad antimicrobiana del guaco en ocho linajes de bacterias patogénicas, así como en la levadura Candida albicans, causante de la candidiasis en la región genital femenina (afección conocida como flores blancas) o en la boca de bebés (sapito). Una evaluación preliminar comprobó una acción eficaz de los extractos – especialmente de M. glomerata – contra varias bactérias. En este caso, la fracción química del extracto, enriquecida en los ácidos que actúan sobre el cáncer, también fue eficiente contra las bacterias. “En este momento, los tests procuran determinar la concentración mínima inhibidora para fracciones y sustancias aisladas de las plantas”, dice Marta.

La evaluación incluyó el té de hojas secas de M. laevigata, que es la forma más popular de consumo del guaco, y se observó la presencia de cumarina activa no solamente para la función expectorante, sino también para el combate a las úlceras gástricas. En la evaluación efectuada con 20 extractos vegetales distintos, ambas especies de guaco presentaron el mejor desempeño como agente potencial anticaries y antiplaca bacteriana. “Otros estudios están siendo desarrollados, con varios modelos (in vitroin vivoin situ), de manera tal de esclarecer el mecanismo de acción de la Mikania sobre los patógenos bucales, y los resultados iniciales son promisorios”, dice Rosalen.

Extracción predatoria
El guaco es una planta de la familia de las compuestas, del tipo de las enredaderas. Es una enredadera sin garras, pero con un tallo muy flexible. Sus flores son pequeñas, unidas en inflorescencias, atraen a las abejas y tienen un aroma agradable, que se acentúa después de la lluvia. Las hojas son anchas, y las de Mikania laevigata, cuando son apretadas, exhalan un leve aroma a vainilla. Las hojas de esta especie también son más gruesas y tienen bordes más redondeados que las de la Mikania glomerata. Las hojas de guaco han sido muy extraídas en el Bosque Atlántico, para su uso en medicamentos fitoterapéuticos. Actualmente se las produce en cultivos comerciales, principalmente en el estado de Paraná.

La investigación llevada adelante por el centro de la Unicamp empezó por la parte agrícola. Se pretendía desarrollar un sistema de cultivo que evitara la extracción y permitiera efectuar un control de calidad. La preocupación con el cultivo tiene una fuerte motivación conservacionista: otras especies nativas de valor fitoterapéutico, como la congorosa (Maytenus ilicifolia), el jaborandí (Pilocarpus jaborandi) y la ipecacuana (Cephaelis ipecacuana) ya han sido casi extinguidas debido a la extracción predatoria, como recuerda Pedro Melillo de Magalhães, coordinador de la división de agrotecnología del Centro. Magalhães logró resolver ese problema, al menos para el guaco, y estandarizar la producción a gran escala: “Desde el punto de vista de la producción de la materia prima, ya existe un paquete tecnológico listo”, afirma Magalhães, tras diez años de trabajo.

Sin secado
La domesticación de las especies se efectuó con ejemplares de M. laevigataM. glomerata procedentes de varias regiones de Brasil. Su cultivo, desarrollado en un área de 630 metros cuadrados y con 310 plantas, fue apoyado (orientado por varas de madera), conducido a pleno sol y con uso de irrigación. Las experiencias con secado revelaron que con el calor, aun a la temperatura moderada de 40° Celsius, la planta pierde hasta un 50% de su tenor del principio activo cumarina. Se concluyó que lo ideal es usar plantas frescas. “La molécula de la cumarina tiene una estructura sencilla, y el calor provoca una reducción de su tenor en la planta”, explica Vera, que coordina la división de química orgánica del centro.

Sucede que el punto de fusión de la sustancia es bajo – entre 68°C y 70°C: de esa manera, ésta se volatiliza fácilmente con el calentamiento y, por lo tanto, se pierde. El equipo de Vera también ha trabajado con los extractos hidroalcohólicos, por la facilidad de manipulación y reproducción de los ensayos. Partiendo de los extractos, obtuvo fracciones para la evaluación de las actividades microbiológicas y farmacológicas. “Llegamos a aislar diez sustancias, que están siendo evaluadas por separado, para las funciones anticancerígena, antiulcerogénica y antimicrobiana.”

La medición del tenor de cumarina se efectuó en las plantas frescas, en las secas y en los extractos, por medio de la técnica de la cromatografía líquida de alta eficiencia. Para las plantas frescas, se constató un tenor medio de cumarina de un 1,30% para M. laevigata y de 0,0082% para M. glomerata. En las plantas secas, hubo una reducción de un 50% en el tenor. Los tenores presentes en los extractos fueron del 2,88% para M. laevigata y del 0,033% para M. glomerata.

EL PROYECTO
Estudios Farmacológicos, Microbiológicos y Químicos de Mikania laevigatay Mikania glomerata
Modalidad
Línea regular de auxilio a la investigación
Coordinadora
Vera Lúcia Garcia Rehder – Centro Pluridisciplinario de Investigaciones Químicas, Biológicas y Agrícolas de la Unicamp
Inversión
R$ 51.349,26 y US$ 16.566,91

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