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Ciencia

Una visión mejorada

Un método que reduce los costos de mapeamiento y clasifica a la vegetación del Pantanal

¿Un monomotor Cessna 206 puede ser más útil para el Pantanal que el Landsat, el satélite de monitoreo remoto de la Nasa? Para un grupo de investigadores de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa, sigla en portugués) de Corumbá, en Mato Grosso do Sul, la respuesta puede ser sí. Inspirados en colegas australianos, que desde los años 60 realizan sobrevuelos periódicos para monitorear colonias de delfines y grandes vertebrados terrestres en Oceanía, ellos suben — año por medio — a un pequeño avión de esse tipo y recorren la inmensa llanura del centro-oeste brasileño con una misión: registrar a los ejemplares de las especies vegetales y animales que ven.

De regreso a tierra, organizan los datos reunidos, realizan cálculos y producen un detallado mapeamiento de los tipos de vegetación encontrados, y una radiografía de la evolución de las poblaciones de especies animales seleccionadas en sus principales hábitats. Todo ese trabajo es barato y eficiente, según los investigadores de Embrapa Pantanal. “Las imágenes del Landsat constituyen buenos instrumentos de observación general: son capaces de mostrar grandes tendencias, decir si existe una mayor o menor área verde en un local.

Pero no logran diferenciar tipos de vegetación. Muestran apenas si en una región existe vegetación arbórea, herbácea o agua”, afirma la zootecnista Marta Pereira da Silva, participante en el trabajo. “Para el sensor del satélite, una área de sabana y otra de bosque semideciduo, formas similares de vegetación, que difieren sobre todo por presentar especies distintas de árboles, pueden ser la misma cosa”. El monitoreo remoto tiene otra desventaja: no permite la observación y la caracterización de la fauna de un hábitat, una de las ventajas del mapeamiento aéreo.

Con las observaciones aéreas, Marta y sus colegas identificaron 16 tipos de cobertura verde, detalladas en un artículo publicado en la Revista Brasileña de Botánica. Semejantes y ocupando terrenos próximos, las áreas de cerradão o sabana forestada (formación densa con árboles de entre 8 y 20 metros de altura que pierden parcialmente las hojas en la época de sequía) y de cerrado o sabana arborizada (arbustos y árboles dispersos y menores, con como máximo 10 metros de altura, sobre un estrato herbáceo) son las formas predominantes. Encontrados en la parte este y central de la planicie, en regiones de suelo arenoso, cerradão y cerrado forman, respectivamente, un 22,1% y un 14,3% de la vegetación del Pantanal.

Otras dos formas de bosque tienen menor incidencia. Situadas especialmente en el norte de la región, las selvas semideciduas (árboles altos, de entre 8 y 20 metros, que pierden sus hojas en la estación seca) responden por el 3,9% de la cobertura vegetal. La presencia de bosques de galería, situados generalmente a orillas de los ríos, es más modesta (2,4%). Casi tan abundantes como las selvas y los bosques, las áreas de campos — sin árboles, pero con pastos y vegetación herbácea — fueron encontradas en abundancia. Los campos secos representan poco más del 20% del manto verde de la región. Los campos inundados, que levan ese nombre precisamente porque se inundan en la época de creciente de los ríos, responden por casi el 11% y se concentran en el oeste del Pantanal, cerca del río Paraguay. Llamaron también la atención las numerosas zonas pantanosas (7,4%).

Venado en peligro
Además de estas formaciones de mayor relevancia, fueron apuntadas otras con una presencia más discreta, como los chacos (vegetación de arbustos espinosos, con hojas pequeñas, que caen en la estación seca o en el invierno) y los baceiros o batumes (islas flotantes de plantas acuáticas densamente enraizadas, camalotales). Por último, el equipo de Marta detectó áreas cada una con una gran concentración de una especie de árbol: carandazal, buritizal, babaçual, pirizal/caetezal, cambarazal, paratudal y canjiqueiral. El relevamiento también reveló que casi el 6% del Pantanal está ocupado por espejos de agua.

En términos de fauna, los investigadores concentraron su observación en tres especies en los 16 hábitats de la planicie enclavada en Mato Grosso y Mato Grosso do Sul: el yacaré negro (Caiman c. yacare), el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), y el venado de las pampas (Ozotocerus bezoarticus). La población estimada de yacarés es de 3,9 millones de ejemplares, pero los técnicos creen la misma que puede llegar a 10 millones. La cantidad de ciervos asciende a 44 mil y, en la década pasada, permaneció estable. “El único de esos animales realmente amenazado de extinción es el venado”, dice el biólogo Rodiney Mauro, que participa de grupo de mapeamiento aéreo.

En el comienzo de la década pasada, la cantidad de venados llegó a reducirse un 30% al año. “Con el crecimiento de las áreas de pastoreo y de los proyectos agropecuarios, el ambiente por excelencia de dicha especie — las áreas de campo seco o sabanas con pocos árboles — ha disminuido”, dice Mauro. Más allá de la intervención humana, los cielos también han disminuido el espacio vital del venado. Las lluvias abundantes de los años 90 inundaron áreas normalmente libres de agua, acorralando a los animales en porciones de tierra cada vez menores. Actualmente, el venado de las pampas habita principalmente la parte central del Pantanal, ya no existe en el sur y hay pocos ejemplares en el norte.

La tripulación
Para el relevamiento aéreo del Pantanal, que se extiende por 140 mil kilómetros cuadrados — alrededor de un 1,5% del territorio brasileño —, los investigadores alquilan un monomotor de cuatro o seis plazas. Además del piloto, y eventualmente, un navegante — el piloto puede acumular esa función —, va un técnico que anota la vegetación y dos o incluso tres para recabar los datos de la fauna. Para facilitar la observación de animales, cada uno de ellos anota solamente una o dos especies.

La metodología del Embrapa divide la llanura del Pantanal en 50 transectos en sentido este-oeste, con un espaciamiento de cerca de 10 kilómetros entre ellos. Un transecto es una franja en línea recta, que debe ser recorrida por el avión. El sobrevuelo es realizado en la época menos lluviosa, entre septiembre y octubre, cuando la tarea de identificación y contaje de especies es más fácil y productiva.

Juego rápido
Ni bien el avión despega y se estabiliza a la altura crucero — 60 metros —, los investigadores ni siquiera tienen tiempo de respirar. El ritmo de las anotaciones es vertiginoso. Cada 36 segundos geográficos recorridos, aproximadamente 1 kilómetro, el navegante suelta un grito. Es la señal para que los demás tripulantes marquen en un formulario lo que están viendo en el área que está debajo: los tipos de vegetación y su grado de incidencia — bajo, mediano o alto —, las especies animales y su cantidad. Como el avión se mueve a 200 kilómetros por hora, en la práctica, cada 18 segundos se efectúa un nuevo registro. Al final del mapeamiento, son 11.570 puntos de anotación.

Después de radiografar el Pantanal cinco veces, la última de ellas en 2000, los investigadores saben que son necesarias cerca de 100 horas de vuelo para recticular debidamente la región. Considerando que una hora de vuelo cuesta cerca de 200 reales, radiografar el Pantanal implica un gasto de 20 mil reales con el alquiler de una aeronave. No es caro, si se tiene en cuenta el precio de las imágenes obtenidas por monitoreo remoto. Apenas una foto de satélite cuesta entre 800 y 1.200 reales — y son necesarias por lo menos 15 para cubrir todo el Pantanal. “El método es relativamente barato. Sus resultados son compatibles con los datos del monitoreo remoto, con la ventaja de que genera informaciones adicionales y puede ser empleado para los más diversos fines”, comenta Marta.

Perfil verde del Pantanal
El peso de cada tipo de cobertura vegetal en la región (en porcentaje del área total)

Cerradão 22,1
Campo seco 20,3
Cerrado 14,3
Campo inundado 10,8
Pantano 7,4
Bosque semideciduo 3,9
Cambarazal 3,1
Bosque de galería 2,4
Baceiro o batume 2,4
Carandazal 2,3
Paratudal 1,7
Canjiqueiral 1,2
Pirizal/caetezal 1,2
Chaco 0,5
Babaçual 0,3
Buritizal 0,2
Áreas con espejo de agua 5,9

Fuente: Embrapa

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