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Memoria

Una vocación exitosa

Hace 104 años, el médico Pirajá da Silva describía en Bahía al Schistosoma mansoni, el parásito de la esquistosomiasis

Naftale Katz / CPQRR / Fiocruz

Pirajá da Silva a los 35 años, en la época en que describió al parásito, en SalvadorNaftale Katz / CPQRR / Fiocruz

Al médico Manuel Augusto Pirajá da Silva de ninguna manera le agradaba el trabajo clínico. Su interés se volcaba por entero hacia los estudios académicos, cosa no muy común en 1896, año en que se recibió en la Facultad de Medicina de Salvador de Bahía. Oriundo de la ciudad de Camamu, ejerció la clínica en el interior y en Manaos, pero en la primera oportunidad que tuvo se mudó a la capital del estado con intención de trabajar exclusivamente en la investigación médica de enfermedades tropicales. Y le salió bien. En 1908, describió al parásito Schistosoma mansoni, causante de la esquistosomiasis, y publicó un artículo en Brasil y en Francia narrando dicho estudio ese mismo año, y en Inglaterra en 1909.

“Pirajá da Silva le acertó al seguir su vocación por la vida académica”, dice Roberto Santos, investigador médico que fue rector de la Universidad Federal de Bahía, ministro de Salud y gobernador de Bahía. “De los estudiosos que se dedicaron a la investigación de las enfermedades tropicales en Bahía, él realizó el trabajo más original”. La enfermedad que Pirajá da Silva investigó es conocida popularmente en Brasil como barriga-d’agua y afecta principalmente al intestino, el hígado y el bazo. Es una de las principales afecciones parasitarias en Brasil.

Pirajá da Silva (1873-1961) empezó a dedicarse a la investigación científica en 1902, cuando fue nombrado asistente de clínica médica de la Facultad de Medicina. El catedrático allí era Anísio Circundes, quien en un viaje a Inglaterra conoció la Escuela de Medicina Tropical de Londres, creada por el escocés Patrick Manson, fundador de la medicina tropical. Circundes alentó a Pirajá al relatar las investigaciones que se realizaban en el área.

En esa época se entablaba una polémica sobre el parásito Schistosoma haematobium, descubierto en 1851 por el helmintólogo alemán Theodor Bilharz. Los británicos, con Manson a la cabeza, decían que la esquistosomiasis podría ser provocada por otra especie del género Schistosoma. Los alemanes, a cuya delantera estaba Arthur Looss, de la Escuela de Medicina de El Cairo, creían que había tan sólo una especie. En 1907, uno de los asistentes de Manson llamado Louis Sambon, al analizar la morfología de un huevo diferente a los huevos del S. haematobium, y un solo gusano mal conservado, arribó a la conclusión de que se encontraba ante una nueva especie. En homenaje al maestro que había sostenido la posibilidad de que hubiese otras especies del helminto, Sambon lo bautizó Schistosoma mansoni.

Pirajá da Silva sabía de esa polémica. Desde 1904 buscaba infructuosamente huevos del S. haematobium en pacientes con esquistosomiasis de Bahía. En 1908 publicó en Brazil-Médico el artículo intitulado “Contribución al estudio de la esquistosomiasis en Bahía”. Allí, el investigador efectuaba una descripción de huevos y de un parásito distinto al S. haematobium.

“Pirajá da Silva encontró huevos con el espículo lateral en la mucosa rectal y en la vena cava de pacientes de autopsia portadores de esquistosomiasis clínica bahiana”, comenta Santos. La posición lateral del espículo (una pequeña espina) de los huevos difería de la posición polar verificada en los huevos del S. haematobium, hallados en la mucosa de la vejiga de los portadores africanos de la enfermedad. “En la vena cava de los portadores bahianos de esquistosomiasis también detectó gusanos adultos, machos y hembras, incluso en posición de cópula.”

En principio, Pirajá da Silva denominó a la nueva especie S. americanum; pero posteriormente arribó a la conclusión de que se trataba del mismo S. mansoni bautizado por Sambon. “La diferencia entre los trabajos de Pirajá da Silva y Sambon radica en que el brasileño describió al helminto de la manera más correcta posible, con análisis minuciosos, en tanto que el inglés lo hizo basándose en una intuición de Manson”, dice Naftale Katz, investigador emérito de la Fundación Oswaldo Cruz destacado en el Centro de Investigación René Rachou de Belo Horizonte.

El aporte de Pirajá da Silva como codescubridor del S. mansoni nunca fue reconocido públicamente por los ingleses. El brasileño se correspondió con Robert Leiper –también de la escuela inglesa y vinculado tanto a Manson como a Looss–, quien siempre fue reacio a admitir, aun en cartas personales, la importancia del trabajo realizado en Bahía.

Pero otros científicos europeos fueron más generosos. Prueba de ello es que, en 1913, Pirajá da Silva fue invitado por el Instituto Karolinska, que concede el Premio Nobel, para nominar a un candidato en la categoría de Medicina o Fisiología de aquel año. Pirajá da Silva nominó a Carlos Chagas, por sus trabajos sobre el Trypanosoma cruzi. En el sitio web oficial www.nobelprize.org  se informa que los nominadores invitados son considerados “competentes y calificados” por el instituto.

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