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Agronomía

Valiosos enemigos

Una empresa de Piracicaba (interior de São Paulo) produce y exporta insectos, que son utilizados en el combate contra plagas agrícolas

La empresa Bug Agentes Biológicos, instalada en un barrio residencial de la ciudad de Piracicaba y creada hace apenas dos años, vive una rutina de intensa producción para atender el creciente aumento de la demanda de insectos enemigos naturales de plagas agrícolas. Treinta empleados, en su mayoría mujeres, que trabajan en pequeños grupos, en salas climatizadas, se encargan de la dieta de los insectos, seleccionan a los más vigorosos y preparan, en varias etapas manuales, enemigos naturales de huevos y orugas, utilizados para controlar plagas que atacan a la caña de azúcar, el tomate, el maíz y otros cultivos.

Al final del proceso, buena parte de la producción es enviada a Suiza, Francia, Dinamarca y Estados Unidos.”Existen laboratorios similares en varias partes del mundo, que se valen de los huevos para crear, producir y multiplicar la avispa Trichogramma , encargada de combatir a diversas especies de mariposas o polillas”, relata José Roberto Postali Parra, director de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq), de la Universidad de São Paulo. Parra es consultor del proyecto de creación y comercialización de insectos para el control de plagas agrícolas de Bug, financiado por la FAPESP en el marco del Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE), y es profesor del Departamento de Entomología, Fitopatología y Zoología Agrícola de la Escuela.

En la actualidad, alrededor del 30% de la producción mensual de 10 kilos de huevos de la polilla Anagasta kuehniella , usados por la avispa Trichogramma para su reproducción, es enviado al exterior. Este volumen es suficiente como para formar de 360 millones de predadores de insectos dañinos para la agricultura.

Ventaja económica
El interés de estos clientes por los productos de Bug, que tiene como socios a los ingenieros agrónomos Danilo Scacalossi Pedrazzoli y Diogo Rodrigues Carvalho, alumnos de maestría de la Esalq, puede medirse también por el creciente número de consultas al sitio de laempresa en Internet. “Los accesos realizados desde países tales como Estados Unidos, Francia, Dinamarca, Suiza, Italia, Holanda, España y Portugal por parte laboratorios que ya son clientes o solicitan nuestros productos representan actualmente el 70% de las visitas”, de acuerdo con los cálculos de Danilo. En la evaluación de Parra, el control biológico es hoy en día una forma aceptada para detener la acción de las plagas, y una respuesta al uso inadecuado de insecticidas perjudiciales para la salud humana y animal, y también para el ambiente.

El factor económico también se tiene en cuenta en la adopción de este sistema. En el caso del barrenador de la caña (Diatraea saccharalis ), por ejemplo, una plaga que ocasiona perjuicios al cultivo de la caña de azúcar y al proceso de producción industrial de ésta, el control biológico, que incluye parásitos, flete y aplicación, cuesta alrededor de 15 reales por hectárea, mientras que el tratamiento químico cuesta en promedio 45 reales. Esta plaga provoca una pérdida de peso de la planta en el campo, en razón de la apertura de galerías en el tallo de la caña y anomalías en la germinación, entre otros daños.

En el proceso industrial, debido a la pudrición roja, causada por el barrenador en asociación con hongos, se producen cambios químicos, tales como transformaciones de la sacarosa, disminución de la pureza del caldo y contaminación del proceso de fermentación alcohólica, factores que redundan en un menor rendimiento del azúcar y del alcohol. Estudios han demostrado que cada 1% de intensidad de infestación de esta plaga en una plantación corresponde a un 0,25% de pérdida de azúcar, valor que oscila de acuerdo con la variedad de planta utilizada.

“Esto implica una pérdida de 212 kilos de azúcar en una propiedad que produzca 85 toneladas de caña”, contabiliza Alexandre de Sene Pinto, profesor del Centro Universitario Moura Lacerda de Ribeirão Preto, que coordina el proyecto. “Si el barrenador llega a un 10% de intensidad de infestación, cosa que no es difícil, serán 2.125 kilos perdidos”. En la producción de alcohol, por cada 1% de intensidad de infestación se registra una pérdida de un 0,20%.

Dieta especial
El control biológico del barrenador se lleva a cabo con una pequeña avispa importada: la Cotesia flavipes , que parasita a la plaga en su estadio de oruga. Tanto el insecto plaga como el parasitoide (el animal que se alimenta del parasitado, y frecuentemente lo mata) son producidos en los laboratorios de Bug. “Los ingenios productores de azúcar en Brasil llevan adelante la cría de enemigos naturales desde hace algún tiempo, pero la novedad de nuestro proyecto radica en el perfeccionamiento de la técnica de cría, mediante una tecnología innovadora”, dice Parra.

En su forma adulta, el barrenador es una mariposa de hábitos nocturnos, de color amarillo paja. Las hembras ponen los huevos en las hojas. Pasado algún tiempo, las orugas penetran en la caña, en donde se alojan y se alimentan. La producción de esta oruga en Bug se inicia con una dieta especial a base de proteínas, vitaminas, sales minerales, carbohidratos y lípidos, depositada en un medio gelatinoso (agar). Dicha dieta es dispuesta en tubos o frascos, desarrollados por los investigadores de la empresa, para servir de alimento para las orugas. Los mejores ejemplares de esta forma larval son separados y puestos a merced de su enemigo natural, la pequeña Cotesia , que mide alrededor de 2 milímetros.

Luego de esta fase, las orugas, repletas de huevos de la avispa, son llevadas a una sala a temperatura controlada. “El mecanismo evolutivo preparó al parasitoide para no matar a la oruga rápidamente. Esto solamente sucede cuando la avispita completar su ciclo de desarrollo”, explica Parra.Los capullos de Cotesia , que parecen una pasta blanca, son entonces separados para su venta. La producción mensual de Bug, de 40 millones de enemigos naturales del barrenador, es suficiente para el control biológico de 6,6 mil de hectáreas de caña de azúcar. Si se considera que en Brasil se plantan alrededor de 5 millones de hectáreas de caña, el potencial de utilización de este enemigo natural es muy grande.

“En las áreas en las que la Cotesia no se adapta al clima, principalmente en Mato Grosso y Goiás, recomendamos el Trichogramma , un parasitoide de huevos de diversas plagas agrícolas, tales como el algodón, la caña, la soja, el tomate y el repollo”, dice el consultor. Éste presenta como gran ventaja el hecho de que puede criarse en huevos de hospedadores alternativos, como la Anagasta kuehniella , una polilla encontrada en los cereales almacenados. La dieta de ésta muy sencilla: harina de trigo integral y levadura, lo que implica un ahorro en el proceso de producción. El alimento y los huevos de la polilla se ponen encima de un cartón.

En poco tiempo, dicho cartón se transforma en un nido en el cual la polilla completa su desarrollo y pone nuevos huevos, en donde la Trichogramma va a reproducirse.El ambiente del laboratorio de cría de la polilla se asemeja a un armario sin mucha ventilación y con un leve olor a moho. Esto porque las polillas sueltan escamas, lo que obliga a las personas que allí trabajan a andar siempre con mascarillas en las salas, en las que también hay instalados extractores para filtrar el aire. En otra sala se concentran las pilas de bandejas con millones de insectos productores de huevos, que serán dispuestos en embalajes de cartulina parafinados y perforados, para permitir la salida de los parasitoides en el campo.

Estos embalajes, desarrollados por el equipo del proyecto, brindan mayor seguridad con relación a posibles cambios de temperatura o en caso de lluvias y de aparición de predadores, especialmente hormigas, de acuerdo con Alexandre Pinto. Y puede patentarse, según Parra, porque no existe nada similar en el mercado nacional para comercializar huevos con parasitoides.Cada cápsula, que es puesta en la propia planta o en soportes, alberga alrededor de 2 mil huevos con Trichogramma .

La fecha de nacimiento de los insectos es prevista con base en una técnica denominada exigencia térmica, que es la temperatura ideal para que el insecto crezca. “Así puedo definir exactamente cuándo nacerá, controlando esta temperatura”, dice Parra. Esto facilita la vida del cliente, que sabe cuándo los adultos estarán listos para salir de las cápsulas. Los investigadores de Bug crearon también un sistema para chequear la fecha de la salida del Trichogramma de la cápsula. Una pequeña parte de los huevos pedidos, denominada cebo, se deja a una temperatura un poco mayor que el resto. “Este cebo es un indicador de la hora en la que el material debe ponerse en el campo al día siguiente”, comenta Danilo.

Calidad controlada
Siguiendo los principios de los programas de manejo integrado, la plaga puede permanecer en la plantación mientras no cause daños económicos. Cuando la población de la plaga comienza a crecer, es hora de intervenir en el cultivo. Entonces se requiere de un estudio para verificar la cantidad de enemigos naturales que debe liberarse. Los cálculos se hacen siempre por muestreo del área infestada. Para el barrenador de la caña, por ejemplo, la liberación de C. flavipes se efectúa cuando la intensidad de infestación se ubica arriba del 2,5%. Por cada huevo de la plaga hallado en el campo, se asigna 1,6 Trichogramma . Para el tomate, un cultivo de ciclo corto, las cápsulas pueden colocarse en la plantación ni bien aparezcan los primeros huevos de la polilla del tomatero (Tuta absoluta ).

Parra subraya que la demanda del control biológico ha crecido en los últimos años también en Brasil, aunque la calidad de los productos no siempre se corresponde con la expectativa del cliente. Esto porque los insectos producidos en condición artificial, es decir, controlada, no siempre son competitivos como los de la naturaleza.

Para asegurar la calidad de estos enemigos naturales, Parra sostiene que es necesario que haya una vinculación estrecha con las universidades e institutos de investigación en el proceso de cría, almacenamiento y liberación de los insectos. “Ésa es la garantía de credibilidad del producto”. El consultor del proyecto hace esta defensa con base en una experiencia de más de 20 años en el área. Este conocimiento fue fundamental para que Bug pudiera en tan poco tiempo conquistar clientes no solamente en Brasil, sino también en el exterior, en países que ya tienen una historia de producción de insectos para combatir plagas agrícolas.

Las juanitas fueron las primeras

El manejo integrado de plagas es un concepto que surgió en Estados Unidos y Europa en los años 60, para ocupar el lugar de la tendencia vigente a la época de aplicar insecticidas para controlar plagas, aun cuando éstas no estuviesen presentes en grandes cantidades en el cultivo. “El control biológico tiene en cuenta no solamente el aspecto económico, sino también el ecológico y el social, que son importantes”, dice José Roberto Postali Parra, profesor de la Esalq/ USP.

El manejo integrado consiste en un conjunto de medidas que tienen como objetivo mantener a las plagas en un nivel inferior al que implique perjuicios económicos. El uso de compuestos químicos es permitido, siempre y cuando sean poco agresivos para el medio ambiente, y relacionados con otras medidas de control, como el control biológico y mediante ferhormonas (sustancias producidas por los insectos para comunicarse o servir de atractivo sexual). “Lo ideal sería usar únicamente una opción no química, pero eso no siempre es posible. Depende de cada cultivo”, evalúa Parra.

Los primeros insectos vendidos en Estados Unidos para el control biológico de plagas de jardines y viveros fueron las juanitas, en la década de 1960. El gran avance en el área se registró a partir de los años 80, pero ya en 1977, un estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses listaba 95 empresas en Estados Unidos y Canadá que vendían productos destinados al control biológico de plagas. En Brasil, las primeras experiencias con este tipo de técnica aplicada al barrenador de la caña datan de la década de 1950, y fueron realizadas por el Departamento de Entomología de la Esalq.

A la época, los investigadores empezaron a liberar moscas nativas, similares a las moscas domésticas, para combatir la plaga. Al principio la estrategia surtió efecto, pero luego de algunos años la respuesta biológica se ubicó por debajo de las expectativas. Por eso en la década de 1970 se importaron los primeros linajes de la avispa Cotesia flavipes , posteriormente reemplazadas por otras especies más agresivas. Pero recién en los últimos años la comercialización de enemigos naturales ha empezado a suscitar interés por parte de los agricultores.

El proyecto
Cría en Masa y Comercialización de Trichogramma spp y Cotesia flavipes para el Control de Plagas Agrícolas (nº 01/08394-0); Modalidad Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE); Coordinador Alexandre de Sene Pinto – Bug Agentes Biológicos; Inversión R$ 320.774,00

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